La tradición cervecera y el alma vinícola de La Mancha se han dado la mano en Cerveza Salvaje, un proyecto artesanal que ha roto con todos los moldes desde su fábrica en Alcázar de San Juan. Allí nacen cervezas que no solo apuestan por materias primas de calidad, como el agua o los cereales seleccionados, sino que maduran durante meses en barricas que antes habían albergado vinos tintos, oportos o incluso whisky.
Entre sus creaciones más singulares destaca una grape ale de fermentación mixta, elaborada con uva brujidera, una variedad autóctona de La Mancha y casi extinta. Esta cerveza ha sido madurada durante 24 meses en barricas de vino tinto de La Mancha, fusionando en cada trago la frescura de la cerveza con los taninos del vino, en una combinación única y llena de matices.

Cerveza grape ale con uva brujidera
Cerveza Salvaje no se conforma con repetir fórmulas y apuestan por combinaciones sorprendentes. Algunas de sus referencias incluyen ingredientes inesperados como el azafrán, aportando aromas y notas especiadas que remiten directamente a la esencia de la tierra manchega. Su filosofía es clara: producir cervezas diferentes, con carácter, que no buscan imitar lo que ya existe.
La producción se realiza íntegramente en Alcázar de San Juan, pero la experiencia se completa en Madrid, donde Cerveza Salvaje ha abierto su propia tap room bajo el nombre de Bodega Salvaje, ubicada en la calle Jaime el Conquistador, en el barrio de Delicias. Allí, los aficionados a la cerveza pueden descubrir estas creaciones en un ambiente pensado para disfrutar, compartir y dejarse sorprender.

Barricas de vino donde se elabora la cerveza