El Archivo de la Diputación de Ciudad Real ha recuperado recientemente un conjunto de seis láminas inéditas que representan un monumento dedicado a Cervantes, diseñado en 1947 por el arquitecto albaceteño Rafael Fernández-Huidobro. Las pinturas, de un metro por sesenta, fueron halladas por sorpresa hace solo unos días en los talleres de Vías y Obras de la propia Diputación, donde se encontraban ocultas como parte de un falso techo.
«Las planchas estaban colocadas de forma contigua y las pinturas no se veían«, ha explicado Manuel Ángel Gómez, jefe del servicio de mantenimiento, quien estima que las láminas podrían llevar allí desde al menos 1986. Al descubrir que se trataba de dibujos técnicos, se dio aviso inmediato al Archivo Provincial.
Las láminas, cubiertas de polvo, muestran con caligrafía exquisita el título «Proyecto de monumento a Cervantes en Ciudad Real». Gracias a un artículo del Diario Lanza, se ha podido reconstruir su contexto: en abril de 1947, la Comisión de Cultura del Centenario, bajo el patrocinio de la Diputación, convocó un certamen para erigir un monumento al escritor en la actual plaza del Pilar. El presupuesto no podía superar las 750.000 pesetas.
Solo concurrieron dos propuestas: la de Fernández-Huidobro, ahora redescubierta, y la del arquitecto Emilio Pereda, cuyos planos ya estaban conservados en el archivo. El proyecto de Fernández-Huidobro quedó en segundo lugar, y en sus láminas se aprecia una fuente con monolito central, coronado por una esfera terráquea, relieves del Quijote en los laterales y una imponente figura de Cervantes a los pies.
El monumento habría alcanzado los 10 metros de altura y presenta una arquitectura influida por la Ilustración y el expresionismo europeo, según el arquitecto Diego Peris. «Es un intento de renovación desde un profundo conocimiento arquitectónico», ha afirmado. En cambio, el diseño de Pereda proponía un templo clásico con columnata y esculturas integradas, obra del escultor Enrique Pérez Comendador.
Ninguno de los dos proyectos llegó a materializarse. Como ya recogía el propio Diario Lanza en su momento, los «graves obstáculos» económicos y sociales de la posguerra impidieron su ejecución. Ciudad Real, en 1947, afrontaba serias dificultades incluso para asegurar el abastecimiento básico de alimentos.
El descubrimiento de estas láminas devuelve a la actualidad un episodio olvidado del patrimonio cultural provincial, y plantea una nueva mirada sobre la arquitectura conmemorativa de mediados del siglo XX