La tradición más ruidosa y colorida de La Mancha vuelve a ser protagonista a nivel nacional. La fiesta de La Endiablada, que cada mes de febrero llena de cencerros y trajes multicolores las calles de Almonacid del Marquesado (Cuenca), ha sido seleccionada por National Geographic como candidata al premio Mejor Patrimonio Cultural en los galardones “+Historia 2025”.
El reconocimiento sitúa a este pequeño municipio conquense, con poco más de 400 habitantes, en el mapa cultural de España. La Endiablada ya fue declarada Fiesta de Interés Turístico Regional en 2010 y, una década después, en 2020, obtuvo la distinción de Bien de Interés Cultural en la categoría de Patrimonio Inmaterial. Ahora, da un paso más al aspirar a convertirse en referente nacional.
Una fiesta única en el mundo
La celebración hunde sus raíces en rituales ancestrales que combinan devoción religiosa, folclore y leyenda. Durante los primeros días de febrero, decenas de “diablos” recorren el pueblo con enormes cencerros a la espalda, creando un estruendo que simboliza protección y purificación. A ellos se suman las elegantes “danzantas”, que completan un espectáculo lleno de tradición y fuerza comunitaria.
Celebrada entre el 1 y el 3 de febrero en honor a la Virgen de la Candelaria (2 de febrero) y San Blas (3 de febrero), esta fiesta reúne cada año a más de un centenar de “diablos” que recorren las calles con mitras rojas de obispo, trajes llamativos y enormes cencerros a la espalda, cuyo estruendo se escucha en todo el pueblo.
Frente a ellos, las danzantas se presentan con vestimentas elegantes, ejecutan danzas de paloteo y castañuelas y recitan poesías dedicadas a la Virgen y a San Blas.

Imagen: Algota Fotografía.
Esta contraposición —el ruido desordenado y los saltos frenéticos de los diablos frente a la armonía, ritmo y delicadeza de las danzantas— es lo que otorga a la fiesta un carácter único, donde conviven lo solemne y lo estrambótico, lo religioso y lo popular.
El origen de La Endiablada se asocia a dos leyendas: una cuenta que los diablos protegían a la Virgen de la Candelaria distrayendo con ruido las miradas, y otra recuerda el hallazgo de la imagen de San Blas por unos pastores, quienes celebraron tocando cencerros y compartiendo aguardiente. Sea cual sea la raíz, lo cierto es que la tradición ha pervivido durante siglos como símbolo de identidad comunitaria.
Las fotografías de la celebración de «La Endiablada» en Almonacid del Marquesado
Una votación abierta al público
La candidatura de La Endiablada compite con otras festividades emblemáticas como el Día de la Faldeta en Fraga (Huesca), la Arribada de Baiona (Pontevedra), Raiers en La Pobla de Segur (Lleida) o De la Luna al Fuego en Zafra (Badajoz).
La votación está disponible en la web de National Geographic hasta el 12 de octubre, y los resultados se darán a conocer en el número de diciembre de la revista Historia National Geographic.
El Gobierno regional respaldará que «La Endiablada» sea declarara fiesta de Interés Nacional