Los 500 vecinos de este pequeño pueblo toledano, La Nava de Ricomalillo, han logrado culminar un proyecto que llevaba más de década y media en espera: elevar a lo alto del cerro del Mogorro una monumental escultura de un cristo de 35 toneladas, obra del artista pacense Rodrigo Espada.
La pieza, de unos ocho metros de altura, se convierte así en nuevo referente visual de la comarca de La Jara y ya puede verse desde la carretera N-502, que conecta Ávila con Córdoba.
Un símbolo visible en la comarca de La Jara
El proyecto fue impulsado en 2008 por el entonces párroco Enrique Rodríguez Torrejón, que propuso encargar la obra con la idea de que presidiera el pueblo desde lo más alto del cerro. Sin embargo, durante años la escultura permaneció a pie de calle, en la parcela de una vecina, a la espera de que se resolvieran los numerosos obstáculos burocráticos y económicos.
La pieza, valorada en 45.000 euros, se financió gracias al esfuerzo conjunto de los habitantes del municipio, que no dudaron en arrimar el hombro para que el proyecto siguiera vivo.
A pesar del tiempo transcurrido, la escultura logró mantenerse en buen estado y sin sufrir daños graves, aunque antes de su traslado definitivo se sometió a una limpieza completa encargada por el actual párroco, Héctor Jesús.
Fue precisamente en 2024 cuando el sacerdote decidió dar el paso definitivo y retomar el propósito original. En marzo comenzó el complejo proceso administrativo y en septiembre arrancaron las obras para preparar su ubicación definitiva.
Ahora, con la escultura finalmente alzada sobre el cerro, La Nava de Ricomalillo cumple un viejo anhelo colectivo. Lo que empezó como un sueño de un párroco hace 16 años se ha convertido en un símbolo visible no solo para el municipio, sino para toda la comarca de La Jara.
