Hiendelaencina (Guadalajara), una localidad de poco más de cien habitantes, fue hace más de un siglo un auténtico motor industrial en plena Sierra Norte de Guadalajara, ganándose el apodo de “el pequeño Bilbao”
Ubicada entre encinas, jaras y barrancos del Alto Rey, esta localidad serrana se transformó en la segunda mitad del siglo XIX en uno de los epicentros mineros de España gracias a sus filones de plata —entre ellos las minas de Santa Catalina y Santa Teresa— que atrajeron inversores europeos y hasta 5.000 trabajadores en su máxima bonanza

Mina de Santa Catalina en Hiendelaencina
Auge y declive, pero con un legado tangible
El fulgurante desarrollo tuvo una vida breve: a principios del siglo XX, la principal riqueza mineral se agotó, y el bullicio se desvaneció. La población cayó en picado hasta los poco más de cien residentes actuales, transformando la localidad en un evocador testigo del pasado industrial
Hoy en día, Hiendelaencina conserva chimeneas, castilletes y restos de antiguas sociedades extractivas que ilustran su poderío histórico. Este patrimonio, disperso entre el monte, forma parte ahora de rutas como el mirador de Santa Teresa y del Centro de Interpretación El País de la Plata, abierto en 2016, que rescata su memoria minera para visitantes, fotógrafos y senderistas
Renacimiento rural sostenible
Pese a su reducido tamaño, el pueblo intenta reinventarse con iniciativas turísticas que combinan lo tradicional con la sostenibilidad.
Además, Hiendelaencina se ha sumado a la ruta cultural del Camino del Cid y sirve como puerta de acceso al Parque Natural Sierra Norte de Guadalajara, integrando turismo patrimonial e itinerario natural
Hiendelaencina pasó de aldea casi desconocida a símbolo de la revolución industrial en Castilla‑La Mancha, para volver a sumirse en el silencio tras la desaparición de su riqueza mineral. Hoy su atractivo reside en esa dualidad: un paisaje impregnado de arqueología industrial y un entorno natural privilegiado, donde la historia, el senderismo y el turismo rural se entrelazan.