La llegada del otoño trae consigo un significativo cambio en el paisaje natural. Un momento del año en el que las rutas senderistas y las escapadas están a la orden día para dejarse uno perder, bien solo, o en compañía por los parajes llenos de hojas doradas y ocres, el profundo silencio que embarga lugares alejados del asfalto y las prisas y las siluetas de las formaciones rocosas.
Muy cerca de Madrid encontramos uno de esos lugares en los que parece que el tiempo se detiene y en los que los pulmones vuelven cargados de salud y el alma de bienestar. Envuelto por el Parque Natural de la Tejera Negra encontramos a Cantalojas. Un municipio de apenas 120 habitantes que nos empuja por sus caminos de contrastes naturales.
Pueblo con historia
Asentado a 1314 metros de altura, sobre una llanura formada principalmente por piedra caliza Cantalojas forma parte de los cuatro pueblos que quedan del “Común de Ayllón”, junto con Campillo de Ranas, Majalrayo y Villacadima. El territorio estuvo ocupado por celtíberos. De hecho, el lugar es ideal para pastoreos de altura y la crianza ganadera.

Ganado Cantalojas Foto: Ayuntamiento Cantalojas
Municipio típicamente serrano, se estructura en anchas calles y plazas y casonas de sillar, con decoraciones de blasones. Destacando el yacimiento de El Portalón y el paraje de El Castellar sobre río Sorbe dejando un relato histórico de la localidad con los restos de un Castillo que podría ser del siglo XII.
Además hay que detenerse en su visita en la ermita de Nuestra Señora de Valdeiglesias y San Pedro para disfrutar del románico de estos dos edificios religiosos, sin duda los más emblemáticos
Puerta al Parque Natural
El Hayedo de Tejera Negra está actualmente integrado en el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara, estando clasificado como Zona de Especial Protección. Configurado por los ríos Lillas y Zarzas, constituye un microclima especial y un reclamo turístico especialmente en otoño. La estación tiñe el hayedo de rojizos y ocres, la luz se filtra sobre las hojas que amenazan su desplome paulatino, tras ir tornando poco a poco su tinte y perder peciolo en la rama que se desaloja, convirtiendo el suelo en una alfombra mullida de octubres y noviembres.

Hayedo Tejera Negra Foto: Ernesto Morán
Múltiples son las opciones que tenemos a pie podemos dar un sencillo paseo por los muros de pizarra aprovechando todo su entorno en rutas sin ninguna complicación, podemos pasear por los prados antiguos o por roble centenario, Collado del Hornillo y Mirador de Mataredonda desde Centro Interpretación por poner algunos ejemplos.
Si lo que queremos es hacer senderismo existen 2 rutas circulares para realizar a pie: la “Senda de Carretas”,de dificultad media-baja, que parte del aparcamiento del Casarejo, y la “Senda del Robledal”,de dificultad alta por su largo recorrido, que parte del aparcamiento del Centro de Visitantes. Existe también una ruta circular señalizada para bicicletas que llega al río Zarzas.
Conviene no obstante visitar el centro de interpretación que está a tan sólo dos kilómetros del pueblo porque los accesos se limitan y es el mejor lugar donde nos podrían informar de cómo aprovechar nuestro ocio y nuestra curiosidad siempre acorde a nuestras necesidades. Otoño es la fecha idónea para visitar este entorno, olvídense del invierno porque lo idílico del entorno se puede complicar y mucho
