A una hora y media de Guadalajara capital tenemos uno de los tesoros de Guadalajara y de Castilla-La Mancha, el Hayedo de la Tejera Negra, un lugar cuenta cada año con 25.000 visitantes y que en 2017 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
La importancia de este hayedo no reside en su extensión, sino en su localización, en el centro peninsular, pues los hayedos son más característicos de las montañas húmedas situadas más al norte de estas latitudes, que en España coinciden con el eje cántabro-pirenaico. Su presencia en la zona centro de España se debe a que es un bosque relíctico.
El paisaje que encontramos al llegar al Hayedo de Tejera Negra es un valle fluvial con vegetación de robledal y de pinar de pino silvestre procedente de repoblación, matorral de diversas especies y praderas junto al río.
Las hayas están localizadas en la parte más distante, al fondo del valle y abarcan 400 hectáreas. Este paraje comprende el tramo alto de los valles de los ríos Lillas y Zarzas, que se disponen más o menos paralelos, con orientación noroeste-sureste y abiertos a poniente.

Detalle Hayedo Tejera Negra Foto: Ernesto Morán
Rutas para la visita al Hayedo de Tejera Negra
El Hayedo tiene varias rutas para visitar, dos de ellas circulares: la «Senda de Carretas» de dificultad media-baja, que parte del aparcamiento del Casarejo de 7 kilómetros; la “Senda del Robledal”, de dificultad alta por su largo recorrido, 17 kilómetros, que parte del aparcamiento del Centro de Visitantes; y una tercera opción que es la ruta circular para bicicletas de 22 kilómetros.
La ruta más conocida es la Senda de Carretas, que arranca desde el aparcamiento y discurre junto al río Lillas en dirección aguas arriba por un pastizal húmedo, alimento del ganado y mamíferos herbívoros, y junto a repoblaciones de pinar de pino silvestre.
Cuando la senda cruza un pequeño arroyo que desemboca en el río Lillas, giraremos hacia la izquierda iniciando una suave ascensión por un camino que va entre robles, a través del fondo de un barranco, y donde ya podremos apreciar los primeros ejemplares de hayas dispersos. Es entonces cuando nos situamos en la denominada “Senda de Carretas”, denominada así porque se utilizaba para transportar en carros el carbón producido en el hayedo.
Precisamente en este tramo nos encontraremos con “La Carbonera”, estructura tradicional formada por pilas de leña cubiertas de hojarasca y tierra, reproducción de las antiguas carboneras utilizadas para obtener carbón, tras una combustión de unos diez días.
Últimos días de otoño para visitar el Hayedo de Tejera Negra en Guadalajara
La senda continúa ascendiendo, ahora bajo las copas de las hayas, y la pendiente se acentúa, siendo la parte más dura del recorrido. En este tramo podemos observar algún tejo aislado junto al barranco. Termina la ascensión al llegar a la Pradera de Matarredonda, punto señalizado desde el cual se puede acceder al mirador del mismo nombre que nos ofrece una bella panorámica y donde podemos aprovechar para tomar el almuerzo.
Retomamos la ruta que hemos dejado continuando por el mismo sendero, esta vez llaneando entre hayas, robles y pinos, destacando en este tramo un hermoso ejemplar de tejo. Cuando llegamos a una bifurcación de sendas, tomaremos el de la izquierda que baja al aparcamiento, situado a unos 1500 metros de distancia.
Es necesario reservar el aparcamiento
Con la entrada del invierno, el Hayedo cierra al público los días de meteorológica adversa de nieve o hielo. El turista que quiera visitar el hayedo tiene que reservar aparcamiento en esta dirección.
Una vez confirmado el aparcamiento solo falta planificar la jornada con ropa cómoda y de abrigo, calzado apropiado, mapa, agua y comida y a disfrutar del Hayedo. Recuerden que estamos en un entorno único, por lo que es primordial visitarlo causando el menor impacto posible para su correcta preservación
Cómo llegar
Desde Guadalajara cogemos la carretera CM-101 y continuamos hasta en enlace con la CM-1006 a la altura de Semillas, seguimos toda la vía hasta llegar a Cantalojas y de ahí continuamos hasta el Hayedo.
Cualquier momento del año se puede visitar el Hayedo, pero es recomendable en la época del otoño para poder disfrutar del color rojizo de las hayas. Una vez llegado el invierno, el Hayedo cierra sus puertas con la llegada de nevadas.