Un equipo científico de distintas instituciones españolas, entre ellas la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) (suroeste), ha identificado una nueva especie de araña del género Cebrennus, conocidas como arañas cazadoras, en diversas regiones del este de la Península Ibérica, entre ellas, Albacete.
Este hallazgo representa el primer registro de este género, previamente conocido únicamente en África, Oriente Medio y algunas islas del sur europeo, en la Europa continental, ha informado la EBD-CSIC en una nota.
Se encontró un ejemplar en un matorral en Nerpio (Albacete)
La especie, de más de un centímetro de longitud corporal, ha sido bautizada como ‘Cebrennus herculis‘ en honor al héroe mitológico Hércules, evocando la separación de los continentes africano y europeo y simbolizando la división del linaje ibérico de Cebrennus de sus parientes africanos.
El descubrimiento comenzó con la captura de algunos de los individuos del género Cebrennus en el marco de un proyecto para listar arácnidos de las dunas costeras de Valencia.
Tras identificarlas, se constató que se trataba de seis hembras adultas y once juveniles. Posteriormente, se recolectó un ejemplar en una trampa en la Hoya de Baza, en Granada y otro en un matorral mediterráneo de Nerpio, en Albacete a través de la captura directa.
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Las muestras se conservaron en etanol absoluto, y se trasladaron para su conservación en el Museu de Ciències Naturals de Barcelona.
Tras distintos análisis morfológicos y genéticos, se confirmó que se trataba de una especie desconocida hasta ahora para la ciencia.
Dado que las hembras y juveniles de Valencia fueron recolectados en distintos momentos del año, en primavera y otoño, el equipo científico sugiere que podría tener una temporada de cría prolongada o un período de reproducción más largo, con múltiples generaciones por año, aunque se requieren estudios adicionales para confirmarlo.
Además, durante el tiempo que los ejemplares juveniles permanecieron vivos en terrarios, pudieron observar algunas pautas de su comportamiento.
El hallazgo de Cebrennus herculis demuestra que ecosistemas como el mediterráneo esconden todavía una biodiversidad sorprendente y desconocida, y abre la puerta a futuras investigaciones que podrían revelar aún más especies desconocidas en la Península Ibérica.