lunes, 29 de abril de 2024
05/05/2015junio 8th, 2017

«Vivimos en un mundo en el que se amplían, como en ningún otro siglo, las posibilidades de disfrute de vida y de goce. Paradójicamente, este hecho sólo se produce para una parcela de la población, cerrándose definitivamente y sin escrúpulos para la otra. Esta contradicción no es casual, a pesar de que en los últimos años haya existido en el discurso oficial cierta idea de que el fin, en términos de ciertas políticas a defender, justifica los medios, aún en detrimento de ciertos principios constitucionales. Un discurso que se expresa en un cambio de modelo social y en ese dar por sentado o naturalizar el drama, la pobreza, la desigualdad, el desempleo, la precariedad y la exclusión social de miles de rostros «sin rostro» que diariamente habitan una dramática y dolorosa existencia. Palabras que parecen agotarse por pura repetición enfrentándonos a su falta e incompletud. Nos abandona el lenguaje cuando la sociedad renuncia a la política como principio de igualdad.

Pero las cifras en Castilla-La Mancha, como en otras regiones de nuestro país, nos devuelven a una realidad, en la que las políticas que el Gobierno de Cospedal ha venido desarrollando en los últimos cuatro años, se muestran devastadoras, atentando contra la sostenibilidad de la vida. Políticas que nos han arrastrado al subdesarrollo y a situar nuestra región a la cabeza en todos los indicadores de pobreza y exclusión social de España y entre las peores en desempleo, paro juvenil, pobreza infantil, pobreza energética, etc. Sin embargo, el argumento utilizado por nuestro gobierno para justificar las políticas austericidas ya no se sostiene. Sabemos que tienen un propósito diferente del que nos han contado. Este objetivo es tan simple como detraer recursos de ciertos sectores, de los ya insuficientes sistemas de protección social y de la ciudadanía intensificando las desigualdades en nuestra región para ponerlos a disposición de las mismas élites económicas y políticas responsables de la crisis. Una política de recortes que además de injusta e innecesaria, ha sido completamente fallida como demuestran los datos. El impacto (de ahorro) económico y de cumplimiento de déficit ha sido mínimo/limitado y no se ha cumplido (El déficit de Castilla-La Mancha se situó en el 1,40% del PIB hasta noviembre de 2014, por encima del objetivo del 1% fijado para el conjunto del año). Ante esta situación, solo nos queda pensar, que a lo que estamos asistiendo es al desarrollo de políticas privadas de todo sentido humanizante y humanizador.


Se nos plantean, entonces, varios interrogantes: ¿cómo creer a un gobierno que se ufana de una gestión a favor de la educación y la sanidad públicas, de vivienda social, de políticas sociales cuyos presupuestos no han dejado de mermar en los últimos años junto al más descuidado de todos, el de los servicios sociales?, ¿Cómo confiar en un gobierno que no asume su responsabilidad en cuanto a los derechos fundamentales y básicos de sus ciudadanos provocando, con su gestión y sus políticas, una región cada día más desigual y empobrecida?.

Frente a las políticas despegadas de las necesidades de la gente -convertidas en emblemas de un futuro que ya no trae promesas de bienestar sino un catálogo de incertidumbres- en Podemos Castilla-La Mancha queremos rescatar a la ciudadanía. Porque no nos resignamos a vivir en una región hundida absurdamente en la inestabilidad y la pobreza, proponemos un Plan de Rescate Ciudadano, basado en propuestas de atención a los casos de emergencia social generados por la gestión política de la crisis. Un Plan de Rescate con aspiración de transversalidad en el que se pretende no sólo atender a situaciones de pobreza o emergencia, sino también actuar de manera preventiva para evitar que nuestra gente siga cayendo sistemáticamente en la espiral de la pobreza y la exclusión. Se trata, por tanto, de darle la vuelta a la orientación de las políticas para redistribuir la riqueza y generar desarrollo social, porque es iluso pensar que se puede generar desarrollo y crecimiento económico no sólo al margen, sino a costa del bienestar y el crecimiento económico de la ciudadanía.

Necesitamos que la política recupere su sentido humanizante y humanizador y para ello no debiéramos olvidar lo que ya afirmaba Aristóteles: política y ética van juntas».

María Díaz, de Podemos Castilla-La Mancha.

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