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viernes, 4 de octubre de 2024
Imagen de la manifestación el 11 del 11 a las 11 de 2017 Foto - Rebeca Arango
Una concentración pacífica y sin un grito de más - 11 noviembre 2017 - Talavera

Un éxito sin precedentes. Da igual si uno hace caso a las cifras que ha ofrecido la Policía Local, que ha estimado que había 20.000 personas; o a la organización, que las dobla y no se han cansado de repetir que eran 40.000. El hecho, cierto, es que Talavera se ha quedado «pequeña» para acoger el grito unánime de ayuda que una marabunta de ciudadanos de todas las edades y condición ha expresado durante esta soleada mañana de sábado 11 del mes 11 y a las 11 horas.


La organización llevaba meses preparando un evento que querían que sirviera de punto de partida para la recuperación económica y, sobre todo, anímica, de una ciudad con más de 10.000 personas en paro, de la que se marchan cada día más personas y que ya no es ni la sombra de lo que fue: el centro neurálgico de una comarca que tenía a Talavera como referencia para comprar, comer o divertirse.

Una concentración absolutamente pacífica, Talavera no ha dado un grito de más

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Una concentración absolutamente pacífica, sin ningún grito de más, tampoco de menos, y que ha unido a personas de todo tipo y condición, con ideologías y personalidades muy diferentes. Los destinatarios de las quejas, todas las administraciones locales, provinciales y regionales.

Exclamaciones como «luego diréis que somos seis», «menos impuestos, más empleos» o «el futuro, para nuestros hijos» se han escuchado a lo largo de un recorrido que, ojo, mientras la cabecera llegaba a la «meta», en los históricos Jardines del Prado, en el origen de la manifestación, la emblemática Plaza del Reloj, todavía quedaban miles de personas por salir.

Un éxito sin precedentes.

Un sentimiento de bastante desafección política y una convicción que no paraban de repetir todos los talaveranos que se han dado cita y que estaban atónitos ante la respuesta que habían ofrecido ellos mismos: «Si esto lo hubiera organizado un partido político o un sindicato no hubiera venido nadie».

Muchos comercios locales han cerrado sus puertas

El ambiente, a pesar de la depresión que recubre el ánimo ciudadano en el día a día, era cordial. Incluso muchos de los comercios locales han cerrado sus puertas para que sus trabajadores pudieran estar en la manifestación, tanto las que estaban en el cogollo del recorrido como las de calles anexas. Salvo las grandes cadenas, puesto que la decisión de cerrar o no se tomaba fuera de Talavera.

La calle del Sol, San Francisco, Carnicerías, la Corredera, Mesones… Todas las calles que daban a la Plaza del Reloj eran, literalmente, un hervidero de gente. Y una sola bandera, la de Talavera, tal y como querían los organizadores, quienes habían advertido que solo admitirían sus pancartas y banderas de la ciudad. Que fuera una mani apolítica y sin más protagonistas que los propios ciudadanos.

Ambiente festivo a pesar de todo, con música en diferentes tramos del recorrido y un fin de fiesta en los Jardines del Prado que ha finalizado con la lectura del siguiente manifiesto, que les ofrecemos íntegro:

«El evidente y objetivo agravio que estas tierras han tenido durante décadas»

«Buenos días a todos, queridos paisanos y paisanas de las Tierras de Talavera.

Como todos sabemos, Talavera y su comarca lleva ya casi una década sumida en una de las peores crisis económicas y sociales que hemos conocido los que estamos aquí. Y en estos últimos años vemos cómo el resto del país se recupera en mayor o menor medida y nosotros apenas logramos despegar.

También sabemos todos que una parte importante de estas dificultades se debe al evidente y objetivo agravio que estas tierras han tenido durante décadas por parte de quienes las han gobernado en relación a otras zonas, ya no del país, ya no de la región, sino hasta de la provincia. Y en este sentido, todas las Administraciones, de todos los niveles e ideología, han menospreciado esta comarca. Y no es una cuestión de victimismo. Son hechos objetivos, a los ojos de cualquiera.

Los que estamos aquí hoy hemos venido para gritar bien fuerte y con una sola voz que no nos resignamos, que exigimos un trato justo, dejar de ser ciudadanos de segunda, y que queremos un futuro para nuestra comarca, para nosotros y para nuestros hijos.

Un futuro.

«Que las comunicaciones sean del siglo XXI y no del XIX»

En el que las comunicaciones sean del siglo XXI y no del siglo XIX, con un ferrocarril digno, moderno, de altas prestaciones. Un tren que nos permita desplazarnos, pero suficientemente rápido para quedarnos a vivir aquí, un tren que vertebre nuestra comarca, con un desdoble y electrificación de la línea convencional. Un tren que permita el desarrollo de un tejido empresarial innovador y avanzado conectado con los principales centros de negocios del país. Estamos en el centro de la Península, y no podemos estar aislados, arrinconados, fuera de todo.

Un futuro.

En el que se apueste por actividades con proyección de crecimiento, que constituyan oportunidades de desarrollo, empleo de calidad y progreso para la comarca, como un nodo logístico de dimensiones importantes, que aproveche la localización de nuestra ciudad y la convierta en un referente internacional de la distribución comercial, que es al fin y al cabo una de nuestras señas de identidad.

Un futuro.

«Lo que se hace con nuestros ríos es, simplemente, un crimen»

En el que no se nos expolien nuestros recursos más preciados: nuestros ríos, en beneficio de otras regiones que se lucran a nuestra costa, no porque no tengan agua, como está demostrado, sino porque es mucho más barato robarnos la nuestra y mucho más rentable políticamente. Lo que se hace con nuestros ríos es simplemente un crimen. Un crimen ecológico, económico y personal, es un ataque a cada uno de nosotros y nuestro entorno. Somos pueblos y ciudades ribereños, a quienes se les ha usurpado esa condición.

Un futuro.

En el que podamos estudiar, ser atendidos medicamente, realizar nuestras gestiones administrativas sin tener que marcharnos a otras poblaciones que son de igual o menor tamaño que la nuestra. Queremos disponer de unas posibilidades de formación equiparables a las de las demás ciudades, que además de ser iguales o más pequeñas tienen unas comarcas mucho menores que la nuestra. Queremos tener un número mayor de Grados universitarios y de Formación Profesional que nos iguale a las demás ciudades de nuestra región, unos hospitales e institutos de investigación bien dotados, unas instalaciones deportivas y culturales dignas. La educación y la sanidad son la base del capital humano y las herramientas que aseguran la igualdad de oportunidades. Solo queremos tener lo que todos ya tienen. Ni más, ni menos.

Un futuro.

Que no nos aboque a la emigración, a la despoblación, a la pobreza y a quedar excluidos de un mundo complejo, interconectado lleno de oportunidades y posibilidades de progreso.

«Hemos permanecido mucho tiempo callados, resignados… Han dejado la ciudad en la ruina»

Durante mucho tiempo hemos permanecido callados, resignados, nos hemos acostumbrado como si fuera una condena divina a que durante años y años por nuestras calles y plazas se paseen gobernantes haciendo estudios, lanzando promesas y más promesas que no acaban nunca en nada. Han dejado la ciudad en la ruina, nos han obligado a irnos y además para no volver. Nosotros somos de aquí, y queremos elegir, como todos, si nos vamos, si nos quedamos, o si volvemos. La tierra que no da de comer a sus hijos, no es tierra, es desierto.

Estamos cansados, hartos de que se nos menosprecie, se nos agravie, que se nos ignore, que se nos considere menos que a otros. Y esta generación nueva de jóvenes no lo va a consentir más. Y si eso ocurre, aquí nos encontrarán, más unidos que nunca, en pie de guerra en la defensa de nuestras tierras, de nuestro futuro, de nuestra vida.

Somos muchos, aquí hemos venido unos pocos, pero somos 140.000 personas, dispuestas a luchar por lo que en justicia nos pertenece. Y por eso hemos salido a la calle, para que se nos oiga alto y claro. Y si no se nos oye, volveremos a salir, una y otra vez hasta que se nos preste la atención que merecemos.»

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