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viernes, 29 de marzo de 2024
Lorena Aguilar, psicóloga de la Asociación María de Padilla
Se ha creado un mail además del teléfono - 19 mayo 2020 - Toledo

Las bestias no descansan ni les detiene el estado de alarma. Al contrario, las víctimas de violencia de género ven incrementado su calvario bajo confinamiento, especialmente si aún conviven con el agresor.

Y si ya no están con él, las cosas también se complican más porque la restricción de la movilidad dificulta o impide las terapias, las llamadas de socorro, las vías de escape en el trabajo o en el ocio y la situación de las mujeres víctimas de violencia de genero da una vuelta de tuerca más y les puede hacer tirar la toalla definitivamente.


Desde asociaciones como la de María de Padilla en Toledo, que llevan más de 30 años trabajando con mujeres que han sufrido o sufren la violencia machista se trata de hacer todo lo posible para llegar a ellas y que tengan claro lo más importante: «No están solas y, aunque no nos podamos ver, estamos pendientes de ellas y al otro lado del teléfono».

Es un mensaje que tienen que tener claro, que incluso en estos momentos no están solas, explica a encastillalamancha.es Lorena Aguilera, psicóloga de la asociación.

Mail y teléfono 24 horas en María de Padilla

Junto a los teléfonos institucionales de Violencia de Género 900100114 y 016, que no dejan rastro en factura, se mantiene operativo el teléfono Asociación María de Padilla: 655 56 28 80 y se ha habilitado el correo electrónico juntaspodemosmujeres@gmail.com.

Lorena Aguilera realiza las terapias individuales con ellas todas la semana. No es fácil para las que conviven con sus agresores, pero encuentra la manera.

«Intento realizar la terapia telefónicamente o por videoconferencia pero debido al confinamiento muchas no pueden, porque conviven con sus agresores. Así que les digo que saben que esto en WhatsApp y en cualquier momento».

A veces tienen que cortar rápidamente…

Las víctimas «aprovechan los ratos de salir a comprar para que hablemos y si son ellos los que salen a trabajar o a la compra, pues son esos los ratos… A veces tienen que cortar precipitadamente porque llegan antes de tiempo, que es una forma de control, que ellas saben cuando salen de casas pero no saben cuando van a volver».

En confinamiento cualquier vía de escape que tenían las víctimas se corta. «Ellos se sienten con más poder y control sobre ellas, por lo que la situación se hace aún más peligrosa», explica.

En confinamiento siguen recibiendo amenazas

Otras no están conviviendo con el agresor, pero siguen recibiendo amenazas. «Desde la asociación les damos pautas para que se desahoguen y estén lo más tranquilas posible;  generamos planes de acción para el caso de que la situación se ponga muy complicada y tengan que salir corriendo de casa».

E insiste: «Que sepan que no están solas, que pidan ayuda o lo que necesiten».

«En el mail sí que recibo más mensajes que antes, porque es un medio más discreto, pero con muchas no puedo hablar… Es una situación muy difícil de gestionar, porque tampoco tenemos una idea exacta de cómo están las cosas en los casos que hemos perdido el contacto», que es en torno a un 10 por 100 de las mujeres con las que interactuaban antes del estado de alarma.

Ampliar servicios para quitar lista de espera

La Asociación María de Padilla tiene claro que «habría que ampliar servicios, porque a nuestra asociación vienen muchas mujeres que están en listas de espera y las situaciones pueden verse agravadas o incrementadas», por no hablar de que si una vez que te decides a llamar te dicen que tienes que esperar quizás no vuelvas a reunir fuerzas para intentarlo de nuevo o sea demasiado tarde…

Se puede contactar con la página web de la Asociación María de Padilla en este enlace.

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