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martes, 23 de abril de 2024
Felipe Ruiz, horas después de salvar la vida a un hombre que sufrió un infarto en el restaurante del campo de golf de Layos. Es enfermero y dice que actuó como sabía, "es mi profesión y encantado de la vida, para eso estamos".
Felipe Ruiz, horas después de salvar la vida a un hombre que sufrió un infarto en el restaurante del campo de golf de Layos. Es enfermero y dice que actuó como sabía, "es mi profesión y encantado de la vida, para eso estamos".
"Es mi profesión y para eso estamos" - 05 septiembre 2020 - Toledo

A Felipe Ruiz no se le olvidará lo que sucedió el jueves 3, cuando sobre las tres de la tarde se encontraba en el restaurante del campo de golf de Layos, muy cerca de Toledo, y de repente supo que había un hombre en el comedor que se estaba mareando…

Este enfermero toledano de 28 años, que trabaja en el Hospital del Valle, en la capital regional, no se lo pensó ni un segundo y rápidamente acudió a la mesa donde se encontraba, junto a su esposa, el enfermo, un hombre de 64 años cuyo aspecto iba empeorando a cada instante.


«Tuve claro que era un infarto»… y el hombre entró en parada cardiorespiratoria

«Sí, me acerqué y por el aspecto que tenía tuve claro que era un infarto. Acabo de realizar un máster de UVI móvil y pusimos al hombre en el suelo y comenzamos a realizarle maniobras de reanimación. Pedimos un desfibrilador y de inmediato se lo aplicamos porque el hombre entró en parada cardiorespiratoria», tal y como cuenta el propio Felipe a encastillalamancha.es.

Momentos de angustia, como bien se pueden imaginar…

«Estuvimos durante 15 minutos con maniobras de recuperación. Me ayudó una doctora (una pediatra que también se encontraba en el restaurante) y otro señor que nos echó una mano. Le tuvimos que dar cinco desfibrilaciones».

Vamos, que entre los tres le salvaron la vida.

«Conseguimos sacarle de la parada cardiorespiratoria y cuando llegó la UVI ya estaba con pulso, pero sí, había sufrido un infarto muy fuerte», relata.

Un poco «de acojone», pero Felipe no perdió la calma

Ya relajado después del momento vivido, reconoce que sí, que le entró un poco «de acojone, pero por fortuna acabo de terminar un máster de Urgencias y Emergencias extrahospitalarias en la Universidad de Castilla-La Mancha para trabajar en una UVI móvil y lo cierto es que nos preparan muy bien. Es verdad que es la primera vez que me sucede un episodio de este tipo estando de paisano, pero no perdí la calma».

Desde el primer momento que vio la cara del hombre «supe que no era ni un mareo ni un atragantamiento. Con las maniobras que hicimos le salvamos la vida, sí, y estoy muy orgulloso tanto de la doctora como del señor que nos ayudó».

«Es mi profesión y encantado de la vida, para eso estamos»

De hecho, la alegría fue mayor cuando horas después se enteró de que el hombre se encontraba mucho mejor y que incluso esa misma noche ya le habían dado de cenar. «Cuando se lo llevaron no sabía si iba a sobrevivir, pero pensé que habíamos hecho todo lo que habíamos podido. Es mi profesión y encantado de la vida, para eso estamos».

Cuando la vida depende de un instante…

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