Un castillo que fue testigo de hechos históricos. Protagonista de leyendas. Más de un milenio de memorias en un lugar más antiguo que alguno de los monumentos más famosos de España, como la Alhambra, que está escondido en un pequeño pueblo de Cuenca.
La conquense es una provincia con muchas fortalezas y castillos que se extienden por su vasto territorio y en esta información os venimos a hablar de uno que lleva el mismo nombre de la localidad que preside desde las alturas: el Castillo de Huerta de la Obispalía.
Orígenes en el siglo X
Aunque no es una localidad muy conocida de Cuenca, llegar a la misma es muy sencillo, dado que la autovía por la que se va a la capital conquense, la A-40, pasa por esta localidad.
Pero no venimos a hablar de infraestructuras recientes, porque el protagonista de este artículo es el castillo que se erigió sobre los restos de un asentamiento íbero allá por el siglo X.
Posiblemente su origen sea árabe, pero lo que sí se sabe con seguridad es que su actual torre del homenaje es del siglo XV, cuando fue profundamente reformado, y tiene los escudos de Jacobo de Véneris y Gabriel Condulmario, el obispo y el arcediano de Cuenca que mandaron construir la torre.
Un castillo que apostó por la Beltraneja
El feudo de la Obispalía donde se asienta el castillo tuvo también su importancia durante la guerra civil castellana que enfrentó a la legítima heredera, Juana la Beltraneja, con Isabel la Católica, tomando partido con la que a la postre perdería la guerra.
Después el castillo estuvo bajo la propiedad de Juan del Pozo, un canónigo al que arrebatarían sus posesiones por sus acercamientos a los movimientos comuneros.
A finales del siglo XVI, los vecinos del pueblo compraron el castillo, aunque durante los siguientes siglos se dejaría que se deteriorara, hasta que fue comprado en 1845 y volvió a ser privado.