Suena una tos. Tendida sobre una gran cama matrimonial está Evita Perón. Ella, ataviada con un camisón blanco, se levanta a duras penas. Intenta acercarse a la ventana. Semblante blanco, enfermizo, casi colérico. Y recita, con voz ronca, con voz rota: «La Flaca se va». Es 26 de julio de 1952.
Es la primera escena de la serie Santa Evita y esta Eva Perón, interpretada por Natalia Oreiro, lo dice todo en una mirada. El relato, que revive los últimos días y el periplo del cuerpo momificado de la primera dama de Argentina, se estrena el 26 de julio en Disney+. El miércoles 22 de junio, unos cientos de afortunados hemos podido ver el primer capítulo en el Palacio de Congresos El Greco de Toledo.
En la presentación «oficial» de la producción latinoamericana han participado cuatro de las «estrellas» que dan vida a unos personajes que fueron reales, pese a que la ficción está presente en el relato: Ernesto Alterio, Darío Grandinetti, Francesc Orella y la citada Natalia Oreiro.
La serie cuenta en forma de thriller el periplo del cuerpo de Evita, el nombre con el que la llamaban acentuando sus orígenes humildes, una historia que no ha sido contada. «Es muy especial que se descubran los hechos… No se conoce la historia», relata Francesc Orella, que interpreta al minucioso anatomista español que fue el encargado de momificar el cuerpo Perón, Pedro Ara.
«El cadáver de una mujer muy poderosa»
«Hablamos del cadáver de una mujer muy poderosa, tremenda, que creaba un amor y un miedo absoluto», explica Oreiro, haciendo hincapié en el aura «atrapante» que Eva Perón generaba a su alrededor. Esa aura que convertiría a una mujer que comenzó su carrera como actriz en una estrella pop además de uno de los referentes políticos femeninos del siglo XX. El espíritu de Perón «pervive en las calles de Buenos Aires», revive Alejandro Maci, director de la serie.
Natalia Oreiro interpreta a Eva Perón en «Santa Evita». Foto: David Romero.
El primer capítulo de Santa Evita nos sitúa primero, en una Argentina consternada por la muerte de una de sus grandes figuras, en 1952. El guion hace saltos temporales entre el 1955, cuando se produce un golpe de estado militar y Perón es obligado al exilio, y el 1971, el momento en el que parece que el enigma del cuerpo de Evita se empieza a esclarecer. La búsqueda del cuerpo, y la intriga, se escenifican en un periodista, Vásquez, que busca a la momia.
Un primer adelanto ágil y certero que provoca ansia de más. «Es inimaginable lo que sucedió con el cuerpo de Eva…», adelanta Maci. Para resolver el misterio habrá que esperar al 26 de julio. Y «Viva Perón», pronunció Grandinetti con micrófono en mano. Y Santa Evita. Y amén.