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La Milla de oro del turismo (I) 30/01/2016junio 7th, 2017

Con motivo de la conmemoración del cuarto centenario de la muerte de El Greco, la Catedral de Toledo recibió en 2014 un total de 900.000 visitas, una cifra nunca antes conocida y que superó en un 15 por 100 a los datos de 2013. El reto para 2015 era complicado. Sin embargo, se superó el listón y el año cerró con un millón de entradas vendidas, lo que le convierte, de lejos, en el monumento de la ciudad por el que pasan más turistas.

Sus reclamos son muchos. Monumentalidad, historia y riqueza patrimonial levantan una espectacular obra arquitectónica cuya fachada y puertas se conjugan a la perfección con el entorno para brindar, además, algunas de las mejores estampas del casco antiguo.


En el interior del templo primado destaca el interés que despierta el Alta Mayor y su retablo. Tras la reja de Francisco Villalpando, el resplandor dorado y de policromía alerta a los turistas de que están frente a una gran obra: el retablo, considerada una joya del arte universal. Encargado por el cardenal Cisneros a más de 27 maestros, entre ellos Petit Jean, Copin de Holanda, Francisco de Amberes, Enrique Egas, Pedro Gumiel y Felipe de Borgoña, fue llevado a cabo entre 1497 y 1504.

Justo en frente de la Capilla Mayor, otra de las paradas obligadas es el coro, para muchos, uno de los más hermosos de las catedrales europeas. En él tenía cabida el clero catedralicio (arzobispo, canónigos, racioneros y capellanes). Hasta nuestros días ha llegado perfectamente conservada una valiosa sillería compuesta por dos niveles. La sillería baja fue encargada por el cardenal Mendoza al escultor Rodrigo Alemán, quien grabó escenas de la conquista de Granada de los Reyes Católicos en sus 54 asientos. Años después, bajo la dirección del arzobispo Juan Pardo de Talavera, se construyó la sillería alta, en la que participaron dos grandes escultores: Felipe de Borgoña y Alonso Berruguete.

Cerca de allí, en la espalda del Altar Mayor, una gran oquedad de bóveda ilumina y hace elevar las miradas hacia el Transparente, obra que juega con la arquitectura, la escultura, la pintura y la luz para representar la Apoteosis del Santísimo Sacramento de la Eucarístía. El autor es el escultor barroco Narcisco Tomé, quien la realizó entre 1729 y 1732 con mármoles traídos de Génova y empleando el estilo churrigueresco.

UNA GRAN PINACOTECA EN LA SACRISTÍA

Recorriendo las inmediaciones de la Capilla Mayor, el turista accede a la Sacristía, convertida en una auténtica pinacoteca con lienzos de grandes autores. En la sala principal, el grandioso fresco de Lucas Jordán de la bóveda es la antesala para contemplar un nuevo reclamo de la Catedral de Toledo: el cuadro de «El Expolio» que El Greco pintó entre 1577 y 1579 para la misma Sacristía. Sus cerca de tres metros de altura atestiguan uno de los momentos cumbres del artista cretense. A ambos lados, en las paredes laterales, obras de Caravaggio, Tiziano, Van Dick, Orrente, Tristán o Goya, así como otras de Rivera, Bassano o Bellini en la Sacristía Arzobispal.

El visitante de la Catedral encuentra en la Sala Capitular otro lugar de gran interés. Mandada construir por el cardenal Cisneros en 1504, en ella intervino la mano de Diego López de Arenas, responsable del artesonado dorado y policromado; de Juan de Borgoña, con unas pinturas con escenas de la vida de la Virgen y la Pasión de Cristo; y de pintores como Comontes, Carvajal, Tristán, Rizi, Goya o Vicente López, con los retratos de los arzobispos toledanos.

LA CUSTODIA

Aunque en estos momentos está siendo sometida a un proceso de restauración, son muchos los que al entrar en el templo primado preguntan por la Custodia, hecha a partir de 18 kilos de oro y 183 de plata. Se compone, en realidad, de dos custodias. La más antigua es la que está hecha en oro macizo, con esmaltes y pedrería, una pieza de cerca de un metro de altura que fue encargada por Isabel la Católica con el primer oro que trajo Cristóbal Colón de América. Al fallecer la reina, el cardenal Cisneros no solo la compró, sino que quiso hacerla más suntuosa. Fue el proyecto de Enrique de Arfe -que recuerda a una torre gótica de más de dos metros de altura- el que más gustó a Cisneros. Volverá a lucir su máximo esplendor, una vez restaurada, durante la próxima celebración del Corpus.

Con todos estos elementos, y otros como las vidrieras, el claustro o las capillas, la Catedral –un gran legado del estilo gótico en España- se erige como el monumento más visitado de la capital regional. Aunque predominan los visitantes nacionales, suscita mucho interés entre los orientales. En este sentido, en los últimos meses destaca la afluencia que está habiendo de turistas de Corea del Sur.

De cara a 2016 será escenario de diversos acontecimientos culturales, como la celebración de siete conciertos y tres batallas de órgano. Además, mediante los actos organizados por la Diócesis de Toledo y la Catedral, ésta se sumará a la conmemoración del quinto centenario de la muerte del cardenal Cisneros. La Capitalidad Gastronómica que regenta Toledo se espera que también contribuya a repetir ese millón de visitantes. 

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