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viernes, 19 de abril de 2024
Museo de Paleontología de Castilla-La Mancha, en Cuenca.
Museo de Paleontología de Castilla-La Mancha, en Cuenca. Foto - Rebeca Arango
Tierra de dinosaurios - 10 marzo 2018 - Castilla-La Mancha

Hace millones de años Castilla-La Mancha tuvo mar. Por sus humedales campaba el Concavenator Corcovatus, especie hasta la fecha solo encontrada en Cuenca. Las huellas de los dinosaurios nos llevan hasta el Museo de Paleontología de Castilla-La Mancha, donde se concentran todos los saurios con «ADN castellano-manchego»: el concavenator corcovatus, el Lohuecotitán Pandafilandi o el Pelecanimimus.

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Aunque sus nombres puedan ser complicados de pronunciar, los fines de semana se ofertan visitas guiadas para explicar a los visitantes la vida en el ecosistema de la Serranía conquense, desde el Paleozoico hasta el Cuaternario, y el museo recibe la visita de Pepito, el simpático ejemplar de concavenator que es el fósil estrella del museo.


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Proyectado durante la legislatura de Cospedal, el Museo de Paleontología se inauguró en 2015, ampliándose en dos fases posteriores. La última, presentada al público en 2018. Para la ubicación de sus instalaciones se reaprovechó el centro Ars Natura, anterior Centro de Interpretación de la Naturaleza situado en el barrio de Tiradores. En estos tres años de andadura, los dinosaurios se han ganado a sus fieles, como Javi Benito, el pequeño de tres años que acude cada domingo al museo.

Concavenator corcovatus, Lohuecotitán Pandafilandi

Sin duda, el fósil más llamativo es el del Concavenator Corcovatus o, lo que es lo mismo, Pepito. El esqueleto de este saurio, de 125 millones de años, fue hallado en 2003 y se conserva casi completo. Este “cazador jorobado de Cuenca” medía unos seis metros de largo. Estudiando su estructura ósea se sabe que estaba cubierto de escamas y puede que en los brazos tuviera plumas, tal como indican algunos científicos basándose en las concavidades que presentan sus antebrazos.

Por la estructura de su cadera también es probable que aguantara una joroba sobre sus patas traseras, de ahí el nombre de corcovatus. Hasta ahora, los restos de este ejemplar expuestos en el museo son los únicos que se han encontrado de esta especie en todo el mundo.

[ze_image id=»231232″ caption=»Esqueleto del Concavenator Corcovatus, el dinosaurio más conquense.» type=»break_limited» src=»http://ecmadm.encastillalamancha.es/wp-content/uploads/2018/03/Museo_Paleontologico_Cuenca_18_92.jpg» urlVideo=»» typeVideo=»» ]

No muy lejos de él se encuentra Lohuecotitán Pandafilandi, como se ha bautizado científicamente a este saurio. Perteneciente al género de los titanosaurios con unos imponentes 15 metros de longitud y más de 2 metros de altura. De su esqueleto se conservan varias partes: una hilera incompleta de vértebras, parte de una pata con un fémur, tibia y peroné de medidas nada desdeñables y un cráneo.

Con todo, el estudio de su esqueleto ha sido de gran utilidad a la comunidad científica para descubrir cómo vivía y para aportar algunos datos como que tenía un cerebro más pequeño que el ser humano. La segunda parte de su nombre hace referencia a uno de los gigantes a los que se enfrentó Don Quijote en el episodio de los molinos. Los huesos del Hucotitán fueron localizados de manera fortuita en el yacimiento de Lo Hueco mientras se realizaban las excavaciones para la línea de AVE Madrid-Levante.

El pelecanimimus, un dinosaurio parecido a los pelícanos actuales con centenares de dientes en su pico, los lagartos, insectos y cientos algas se añaden a la larga lista de fósiles que atesora el museo. El último en llegar es el polluelo de enantiornita, después de varios años de pruebas sobre su esqueleto para estudiar cómo se desarrollaban estas aves.

Lo Hueco y las Hoyas, dos yacimientos referentes en Europa

Un 98 por 100 de las piezas expuestas en el Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha son reales. «No todos los museos pueden decir lo mismo», presume una de las guías durante una visita. La mayoría proceden de Las Hoyas y Lo Hueco, dos excavaciones paleontológicas que destacan por su concentración de fósiles. La mayoría de ellos datan del cretácico, tanto inferior como superior y han surtido a los paleontólogos europeos de un buen número de descubrimientos.

El yacimiento de Las Hoyas se encuentra en la zona conocida como «Palancares y Tierra Muerta», al suereste de la capital, y tiene apenas dos kilómetros de extensión. Pese a su reducida extensión, Las Hoyas es uno de los yacimientos del mesozoico más importantes de la Península Ibérica. En él se han encontrado restos de 250 especies de seres vivos.

[ze_image id=»231209″ caption=»El Museo es toda una referencia en dinosaurios.» type=»break_limited» src=»http://ecmadm.encastillalamancha.es/wp-content/uploads/2018/03/Museo_Paleontologico_Cuenca_18_69.jpg» urlVideo=»» typeVideo=»» ]

Lo Hueco, próximo al municipio de Fuentes, fue descubierto en 2007 y desde entonces ha aportado varios descubrimientos relevantes. En este yacimiento se han encontrado restos de partes que no suelen fosilizar como plumas, piel y tejidos blandos. Entre los 14.000 fósiles rescatados destacan el mencionado titanosaurio, del que se encontraron fósiles de al menos dos ejemplares, y del concavenator. Una serie de descubrimientos que han autorizado a Cuenca para usar el sobrenombre de “Tierra de Dinosaurios”.

[ze_summary text=»El gobierno regional tiene pensado abrir un Centro de Investigación Paleontológico»]

El gobierno regional tiene pensado abrir un Centro de Investigación Paleontológico[/ze_summary]

El Gobierno regional ha anunciado la apertura de un Centro de Investigación Paleontológico para dotar a Castilla-La Mancha de un equipo propio dedicado a estudiar y dar difusión a sus hallazgos.

Cuando Castilla-La Mancha era una «Tierra de dinosaurios» bañada por el mar

La Serranía conquense fue un ecosistema de clima tropical hace 125 millones de años, cuando España estaba en el centro del gran continente Pangea, con parte de su territorio inundado por del mar. El nivel de las aguas en este clima variaba con frecuencia, lo que contribuyó a esculpir la que es hoy su accidentada Serranía con formas que retan a la imaginación y a nutrirla de una rica colección de fósiles marinos: algas, peces, plantas, etc.

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