martes, 16 de abril de 2024
Manuel Palencia transcribió el escrito, de 300 años 23/04/2013junio 12th, 2017

«Es una declaración de amor datada en 1700 que fue difícil de transcribir debido a que estaba redactada en castellano antiguo y con palabras que ya no se usan». Manuel Palencia, presidente de la Asociación Cuéntame Toledo, dedicó un mes a descifrar la carta de amor de 300 años encontrada hace 25 en una vivienda del Casco Histórico de Toledo y que acaba de salir a la luz. A las dificultades del lenguaje, Palencia añade el estado de conservación del documento pues «faltaban letras e incluso palabras».

Palencia, gran conocer de la historia del siglo XVIII, cuenta que en aquella época, este tipo de mensajes -que recibían el nombre de «billetes»- eran muy habituales. Se escribían en un papel muy fino que se doblaba y enrollaba para ser enviado a través de un mensajero o incluso personalmente. Eran frecuentes las entregas tras la misa o los cambios de mensajes entre las celosías de los conventos, momento en el que se llegaban a trazar grandes historias de amor.


Sostiene que esta era la manera de ocultar amores prohibidos, amores adúlteros o en los que los protagonistas eran religiosos, amores que llegaron a la literatura a través de grandes autores como Gustavo Adolfo Bécquer o Tirso de Molina.

Respecto a los protagonistas de esta historia, Alfonso Vargas y María de Sierra, afirma que sería difícil encontrar algo sobre ellos en los archivos ya que «tenían dos apellidos muy comunes en la ciudad».

No es la primera vez que las paredes de un edificio antiguo del Casco de Toledo revelan historias del pasado. La que ha tenido Manuel Palencia entre sus manos se encontró en un inmueble de la calle San Miguel de los Ángeles cuando la propietaria del mismo, Marina Riaño –una profesora de francés jubilada que ha sido recientemente nombrada Hija Adoptiva de Toledo- estaba realizando reformas. Los operarios, rompiendo un muro de 50 centímetros en la esquina de una de las habitaciones, la encontraron en el entablamento de madera de la pared.

La carta íntegra dice lo siguiente:

«Ya que he merecido, de manos de vuestra merced, tan gran favor, es necesario que me sepa aprovechar de él. Lo primero que respondo es que yo nací para servir (a Vmd.) pero no para mandar; lo segundo, digo que el no haber hecho lo que Vmd. me mandó ha sido por causa de no avispar y así pido perdón de lo mal hecho. Lo tercero, digo que cuanto más me cansase Vmd. recibiré tanto más favor, y he estimado mucho el favor de haberme alcanzado los papeles. Y a Pepita, cuando Vmd. la bese, le dará Vmd. dos besos más, uno por mí, y otro por D. Juan, y como dije en cuanto a la letra, no la he visto mejor de mujer, y lo que encargo es que se acuerde de mí estando ausente, y para qué se han de gastar entre los dos circunloquios, porque es mi afición tanta a Vmd. que me abraso en amores, y así, querida mía, digo que, así en ausencia como en presencia, siempre me abraso, y si mucho me estima Vmd. mucho más estimo, y amo a Vmd. Sea la gracia a Vmd. y felices siglos.

Toledo y octubre, a 29, 1700.
Tu amante del corazón.
D. Alfonso Vargas y Montes
La mi Señora y querida Dª. María de Sierra

Por haber escrito deprisa, no se explica más mi afectuoso amor para con Vmd.
Para mañana, siendo Dios servido, espero la respuesta».

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