Amable, educado y algo melancólico, Carlos Pedrosa tiene cara de hombre bueno, gasta zapatillas deportivas en cualquier acto y lugar, prescinde de corbata, se paga el menú de su bolsillo y se prepara, con resignación y cordura, para el año de tormenta que está al caer.
Pronto se cumplirá una década de su llegada a la Secretaría General de la UGT castellano-manchega. Era un gran desconocido y el único hombre que lograba consenso en una organización que por aquel entonces estaba fracturada en grupúsculos y con las cuentas en quiebra. Carlos Pedrosa se encontró ¡trabajadores sin dar de alta en una organización sindical!
Lo dice en la entrevista que publicaremos el lunes íntegramente en encastillalamancha.es y de la que hoy les ofrecemos un adelanto. En ella «presume» de haber salido de las dificultades hasta convertirse en la federación de UGT que más ha crecido en afiliación y delegados sindicales en 2011 en toda España.
Su predecesor, Fernando Campos, era el candidato oficial del PSOE cuando Carlos Pedrosa ganó el congreso que le aupó a la Secretaría General de UGT en Castilla-La Mancha en 2002. Desde mucho antes Comisiones Obreras, de la mano de sus buenas relaciones con el entonces vicepresidente, José María Barreda, se había convertido en el sindicato más cercano al Ejecutivo. Y Pedrosa no tiene empacho en relatar que, pese a las raíces históricas, UGT no ha sido en esta región el sindicato hermano del PSOE. Y sentencia con rotundidad que tampoco ha sido «el favorito» desde hace más de 20 años.
También habla el líder sindical, nacido en el pequeño municipio albaceteño de Vianos, del cambio político en Castilla-La Mancha y se queja de las inexistentes relaciones de la presidenta con los sindicatos de clase, UGT y CC.OO. Hasta el punto de que afirma que conoce a la presidenta de la Junta, María Dolores de Cospedal, de poco más que de las fotos y las noticias en prensa. Es su mayor crítica al Gobierno del PP en sus primeros seis meses de vida.
Sin embargo y pese a las diferencias y las protestas de su sindicato contra los recortes del Plan de Garantía de los Servicios Sociales Básicos, Pedrosa tiende su mano al Gobierno para llegar a acuerdos, aunque tengan un coste alto para el sindicato. «Prefiero malos acuerdos que buenos conflictos», dice en la entrevista que publicaremos el lunes. Aún a sabiendas de que le costaría dejarse «alguna cosa por el camino».
Afiliado al PSOE, no hace vida de militante y se pronuncia con prudencia sobre la situación del partido en Castilla-La Mancha. Sobre si defiende las tesis de quienes como José María Barreda creen que el PSOE debe manifestarse en la calle contra las medidas de Cospedal o la línea de los socialistas de Toledo y Emiliano García-Page, que prefieren negociar las medidas con el Gobierno, el secretario general de UGT en la región lo tiene claro: «Las pancartas y las movilizaciones son cosa de las organizaciones sindicales».
Le parecería una broma tener al lado en la manifestación a los mismos cargos del PSOE que acataron que se les bajara el sueldo a los funcionarios en 2010. Éstas son sus opiniones al respecto, extractadas de la entrevista que publicaremos, íntegra, en portada de encastillamancha.es.
Se deduce claramente de sus opiniones sobre la clase política, empresarial y sindical de Castilla-La Mancha que es más amigo del presidente de la patronal, Ángel Nicolás, que de su homólogo en CC.OO., José Luis Gil. Con un lacónico «nos llamamos amigos», Carlos Pedrosa, secretario general de UGT en la región, despacha sus relaciones con el líder de Comisiones. Considera que a Page le falta «sensibilidad sindical» y define a José Bono como «un tipo de El Salobre».
Pedrosa, que gana 1.300 euros netos al mes por dirigir la segunda organización más importante de la región, conduce su propio coche, vive alejado de su familia y comparte piso en Toledo con varios de sus compañeros. Puede que las cosas se pongan aún peor.
Es una entrevista en profundidad en la que Pedrosa habla claramente de todo y de todos.