domingo, 28 de abril de 2024
Entrevista Irreverente a Almudena Cencerrado, presidenta nacional de los guías de turismo 06/11/2016junio 7th, 2017

La historia del masajista y el podólogo tiene lo suyo, ¿eh? Ja, ja, ja… La protagonizó, en la República Checa, la protagonista de la Entrevista Irreverente de esta semana en encastillalamancha.es, Almudena Cencerrado, presidenta de la Confederación Española de Federaciones y Asociaciones Profesionales de Guías de Turismo (Cefapit). ¡La que montó! Con despelote incluido…
Tiene 51 años y nació en Urda (Toledo), de donde salió pronto, estuvo interna en un colegio y luego 10 años en Madrid, viajó por toda Europa y lleva 12 años viviendo en la capital regional, «soy toledana, toledana, toledana… Me conozco cada una de las piedras y ellas me conocen a mí; ja, ja, ja…».
Entre sus aficiones, «la lectura, me encanta el mar, nadar, la música, el cine, compartir ratos con amigos, gente cercana y familiares… ¡Y me gusta el buen vino!».
Pasen y hagan un recorrido «turístico» por su pensamiento, su vida…


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Guías intrusos… Haberlos, haylos…

Sigue habiendo, y cada vez más. A río revuelto, ganancia de pescadores. Han cambiado las leyes a nivel europeo y la gente las interpreta como quiere. Aunque haya unas leyes y una regulación determinada, hay gente que no lo entiende de esa forma y es un problema fuerte.

¿Qué es un guía intruso?

Aquel que no cumple los requisitos legales para poder ejercer como guía, que no tiene una habilitación y que no paga impuestos. Aquel que sabe que está actuando ilegalmente. Hace poco tuve una discusión con una persona que me decía que él tenía una empresa de guías sin ánimo de lucro. Y yo le respondí que tenía publicitado que cobra, además en B, lo que es sinónimo de lucro y no sin ánimo de lucro.

¿Hay mucho caradura?

Mucho. Estamos intentando que quienes tienen las competencias sobre esta profesión, la Dirección General de Turismo, regule de nuevo la profesión porque el decreto está obsoleto desde hace mucho y luego que convoquen exámenes para que quien quiera ejercer como guía esté perfectamente habilitado.

¿Cuál es, para usted, el edificio más bonito de Toledo?

Pues fíjate, yo diría que la iglesia de San Román. ¡Me encanta! Me parece que es un sitio pequeño donde convergen muchas parte de la historia y del arte de Toledo. Un sitio muy mágico y especial.

¿Y la ciudad más bonita del mundo, salvo Toledo?

Eso es muy complicado… Pero me encanta Praga, por ejemplo. Ja, ja, ja…

El personaje, hombre o mujer, que haya guiado por Toledo…

¡Muchos! Ministros, hace poco estuve con la de Agricultura, Isabel García Tejerina, políticos varios… Tengo muchísimo cariño a los de la Real Academia de la Lengua, cuando vinieron hace unos años a darle un premio a Goytisolo, porque fueron encantadores, me lo pasé muy bien con ellos, estuvimos jugando con el lengüaje… Fue muy divertido. También con Moratinos, Cospedal… ¡En el Año Greco estuve con muchísimos políticos! Con muchísimos nobles, embajadores, directores de museos de todo el mundo, como el del Metropolitan…

¿Enseñó el río Tajo, o lo que queda de él, a Tejerina?

Ja, ja, ja… No llegamos, desgraciadamente. ¡Qué pena! Además tenía que haber sido uno de estos días de espumita…

¿A quién le gustaría enseñar Toledo pero no ha podido?

Así, a bote pronto… A ver… ¡A Harvey Keitel!

¿De quién ha aprendido?

De los libros, esencialmente. Y luego, de muchísimos colegas, he estado 12 años trabajando como guía acompañante en toda Europa y he tenido muy buenos profesionales en todas las ciudades, enseñando el Louvre, Praga, Budapest, museos especializados… No he parado de aprender. Y profesores buenísimos, como Álvarez Lopera, uno de los grandes especialistas del Greco, que murió desgraciadamente, y he bebido de sus fuentes y de su forma de comunicar…

¿Qué monumento de Toledo ve fuera de la ciudad?

Es un poco complicado, pero el Alcázar podría estar en Madrid. ¡Perfectamente! Ja, ja, ja…

¿Y uno de fuera que pudiera estar en Toledo?

A mí me gustaría tener el Museo del Prado en Toledo, sin lugar a dudas. ¡Ya sería la leche!

¿Tendrá un montón de anécdotas?

Preguntarme una señora japonesa, cuando la estás contando que la Virgen bajó del cielo para imponerle la casulla a San Ildefonso, que cuánto tiempo se quedó… Ja, ja, ja… ¡Y no saber qué responder! O en el Año Greco, cuando llevé a un grupo de invidentes y me hicieron llorar al terminar de ver la exposición, imáginate comunicar una exposición de arte para invidentes y cuando llega el final te abrazan y me dan las gracias por haberles hecho ver al Greco… ¡No pude parar de llorar! Cómo les tienes que hablar de la composición, intentar transmitirles unas nociones que no han visto nunca… Fue, de verdad, precioso. Fue lo más bonito en mi trayectoria profesional. ¡Todavía me acuerdo y me pongo a llorar como una tonta! Ja, ja, ja…

¿Por qué se hizo guía?

De casualidad, la verdad, porque yo hice Historia del Arte y tampoco tenía muy claro lo que me gustaba. Me gustaba el Arte, la Museología… Además empecé Periodismo… Ja, ja, ja… El amor a la comunicación… ¡Aunque siempre he sido una gran tímida! Empecé a dar clases y me propusieron un viaje, de acompañante de guía, a Estambul y Roma con Rostropovich, que fue una experiencia tan espectacular… Una persona encantadora, un señor… Los genios, genios, genios de verdad son los más normales, los más respetuosos… Te quitas el sombrero ante ellos. O los Premios Nobel que he tenido.

También ha guiado a gente rara…

Recuerdo un grupo de médicos de Rumanía que venían un poco así, como que estaban por encima del resto de la gente y fueron maleducadísimos. En la Sinagoga del Tránsito, donde les dijeron que no podían hacer fotos con flash, ellos hacían fotos, fotos, fotos… Hasta que se me acercó alguien de la sinagoga y le dije que si los tenía que echar de allí… Uno del grupo entendía español e interpretó que yo había dicho que los echaran. Me enfadé muchísimo con ellos y los dije que eran unos… Que estaban faltando al respeto a mi profesión, a las normas… Y que yo tenía cosas más importantes que hacer, como por ejemplo irme a echar la siesta, así es que aquí se quedan… ¡Y allí los dejé! A ellos los echaron, claro. Afortunadamente, este tipo de anécdotas son las menos, porque la gente suele ser muy agradable.

¿Dónde no ha ido pero le encantaría ir?

Tengo pendiente muchísimos sitios. Por ejemplo, Australia.

¿Quién fue su primer amor y a qué edad?

Ja, ja, ja… Si hablamos de amores platónicos, a los nueve años, un compañero del colegio de Urda.

¿Le han dado muchas calabazas amorosas?

Ehhhh… ¡Algunas! Yo también he dado, posiblemente más.

¿Usted hubiera dado la orden de matar a Bin Laden?

Jamás.

¿Alguna fobia confesable?

A las serpientes y a las arañas. ¡No me gustan!

¿Es partidaria de que las parejas de homosexuales adopten niños?

Sí, ¿por qué no?

¿Alguna anécdota en un viaje?

En Costa Rica, por ejemplo, me picó una manta raya, ¡qué dolor! Ja, ja, ja… En el mar, me picó en la pierna y me tuvieron que poner dos inyecciones, me paralizó la pierna. Eso como anécdota negativa; como positiva, ir a la India y que la gente te pida hacer fotos contigo porque tu físico les resulta diferente, me tocaban… ¡Había una cola para hacerse fotos conmigo!

Y la del masaje en pelotas en la República Checa…

Fue muy divertida… Cuando estaba trabajando en la República Checa, una vez había hablado con un amigo de un masajista muy bueno que había en Karlovy Vary y sobre el pudor que siempre nos da a los españoles en eso de quitarnos la ropa, por lo que a la semana siguiente pensé en darme un masajito y fui. Con mi perfecto checo llegué allí y pensé que, antes de que me dijeran que me tenía que quitar la ropa, pues yo me despeloto, y así lo hice. Cuando de repente aparece el presunto masajista con un barreño, me pone los pies dentro del barreño, yo me quedo sorprendida, llamo a mi compañero y me dice… ¡Te has metido en el podólogo de al lado! Ja, ja, ja…

¿Algo desconocido de Almudena Cencerrado que nos sorprendería?

Pues que soy una gran tímida… ¡Y no se lo cree nadie! Ja, ja, ja… Pero sí lo soy, sí.

Sea sincera, ¿qué piensa de los periodistas?

Me parece que es una profesión magnífica, ya te dije que empecé a estudiar Periodismo y me hubiera gustado dedicarme a ello.

¿Cuál fue su primer sueldo?

Vendimiando en mi pueblo. Cuando estaba en el instituto nos íbamos a vendimiar para poder comprarnos los primeros vaqueros. Pero no me acuerdo lo que cobraba, pero poquísimo al día.

¿Alguna vez ha cobrado en B?

Sí.

¿Tiene algún tatuaje o piercing?

No. Quizás porque no me ha llegado a la edad, si hubiera sido más joven posiblemente, pero… Particularmente no me gustan, lo respeto y me encantan en el resto de la gente, pero en mí no…

En caso de necesidad, ¿qué estaría dispuesta a hacer? Uno, robar para comer; dos, prostituirse para comer; o tres, engañar a Hacienda.

Ja, ja, ja… Robar para comer seguramente.

¿Le gusta bailar?

Sí.

¿Con quién le gustaría echarse un bailecito?

Puessssss… ¿Con quién me gustaría? ¡Contigo! Ja, ja, ja…

¿Pena de muerte sí o no?

No.

¿Ha robado alguna vez?

Pues sí, algún caramelillo de pequeña…

Y a usted, ¿la han robado?

Sí. Me robaron una vez como guía, en Bruselas, en un hotel de cinco estrellas, todo el dinero que llevaba para el grupo; y otra vez ejerciendo de guía con Juan Luis Cebrián y el hijo de Polanco, y con guardaespaldas y todo me robaron aquí en Toledo. Cuando fui a abrir el bolso para pagar las entradas de la Catedral me di cuenta de que me había desaparecido la cartera. Nos habíamos parado a tomar un café en Zocodover y pienso que allí, yo también soy muy descuidada, suelo dejar el bolso… Seguramente fue culpa mía, pero ni siquiera el guardaespaldas de ellos se dio cuenta del robo.

El dinero que la robaron en Bruselas, ¿lo tuvo que pagar usted?

Sí, lo tuve que reponer yo trabajando toda la temporada.

¿Era mucho dinero?

Bastante, porque era un grupo grande. Me lo robaron delante del grupo, quedó grabado en las cámaras de seguridad… Fue un señor que pasó por allí, yo tenía el bolso en el mostrador de la recepción mientras daba las llaves de las habitaciones al grupo y él llegó y con toda tranquilidad se llevó el bolso entero. Entonces eran pesetas y serían unas 500.000 pesetas.

¡¡¡¿¿¿Medio millón de pesetas???!!!

Sí, porque era dinero para pagar hoteles, restaurantes… Y sí, lo tuve que reponer yo. ¡Fue una putada de las gordas! En principio la empresa me dijo que no me preocupara, que ellos se hacían cargo, pero al final, cuando fuimos a hacer la liquidación dijeron que de esa parte respondía yo. Para mí fue una gran decepción.

¿El famoso que más la atrae físicamente?

George Clooney.

¿Qué nos puede contar de la primera vez que hizo el amor?

Pues… ¡Que fue un desastre! Ja, ja, ja…

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