domingo, 19 de mayo de 2024
Entrevista Irreverente a Ana Alcaide, música 24/06/2016junio 7th, 2017

Es madrileña, pero llegó a Toledo en 2002 a buscarse la vida y se puso en la calle a tocar la nyckelharpa, una viola de teclas propia de Suecia, donde se «enamoraron» las dos y se hicieron inseparables. Seguro que la han visto junto a la Catedral, sentada, ofreciendo música a todos los que deseen escucharla…
Es bióloga de formación, especializada en Botánica, tiene 39 años y entre sus aficiones están la lectura, los viajes, la cocina (en concreto la repostería, «tengo muy buena mano, no cocino mucho porque no tengo tiempo, pero me encanta»), todo lo que tiene que ver con la música o el deporte, aunque ahora no lo practico especialmente, la naturaleza…
Por cierto, ella es Ana Alcaide y lo que leen, la Entrevista Irreverente de encastillalamancha.es.
La primera vez que se puso a tocar en la calle fue en Copenhague (Dinamarca), «estaba con unos amigos músicos y dijimos que por qué no tocábamos juntos, y lo hicimos». En el año 2000 se fue con una beca Erasmus a Suecia, donde regresó entre 2005 y 2008 para retomar sus estudios musicales.
Ahora ha lanzado su nuevo disco, «Leyenda», «un proyecto musical y escénico inspirado en leyendas de mujeres ancestrales que explora la fuerza de lo femenino con una mirada actual. Es un viaje hacia un lugar atemporal e inquietante de historias aváticas, donde lo femenino se muestra con toda su fuerza, inmensa, como es la naturaleza».
Conózcanla un poco más…


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Ana Alcaide, sin la calle, ¿qué sería?

Bueno, lo de la calle me hace mucha gracia, porque es una expresión un poco… ¡Voy a hacer la calle, me voy a la calle! Yo bromeo mucho con la expresión, ¿eh? Para mí la calle ha sido una toma de contacto con el mundo real, es la mejor escuela que he tenido y me ha dado una perspectiva muy real de cómo funciona la gente. Me ha gustado mucho, es un espejo en el que yo me veo reflejada en los demás, una faceta más de mi personalidad musical. Empecé y aprendí a tocar el nyckelharpa en las calles de Toledo, una época en la que estudiaba en el Conservatorio y los fines de semana me ponía a practicar en la Catedral.

¿Cómo es el mundo real?

Es la percepción de un músico, que muchas veces no coincide con lo que otras personas aprecian sobre lo mismo. Como músico no puedo perder nunca el punto de vista del oyente.

Para tocar… ¿Un teatro o la calle?

Un teatro, porque me ofrece la posibilidad de expresar mi propuesta musical de una forma más completa y más desarrollada. La calle es más como un momento fugaz en el que puedes mostrar algo, pero algo muy efímero, de unos segundos, hay como demasiadas distracciones.

¿Cuál es el aplauso más sincero, el del teatro o el de la calle? ¿O los dos?

Los dos, porque ambos están basados en algo distinto pero son igual de sinceros. Es cierto que en el teatro la gente tiene más esa educación de tener que aplaudir que en la calle, que es algo más espontáneo. Siempre recuerdo como anécdota cuando he viajado fuera de España, en lugares donde no hay una educación formal de conciertos, como por ejemplo Indonesia o Uzbekistán, la gente no te aplaude entre canción y canción, sino en el momento en el que se emocionan, aunque sea en la mitad de la canción. Es mucho más sincero, te aplauden cuando se emocionan, y en la calle ocurre algo parecido.

¿Alguna anécdota que ha tenido en la calle?

Bueno, yo en la calle he hecho muchos amigos, amistades que he mantenido con el tiempo. De la calle a mí me han salido conciertos en Canadá y en muchas partes del mundo. En Canadá vino incluso gente con fotos que se hicieron conmigo en las calles de Toledo, a miles de kilómetros. Eso es muy bonito. O gente que se emociona y te cuenta que con tu música han vivido un momento muy especial en su vida… O que les ha ayudado mucho en un proceso de enfermedad…

¿Por qué cuando toca en la calle siempre lo hace en el mismo sitio, en la Catedral de Toledo?

Porque me siento bien ahí. Siempre he pensado que el mejor sitio para tocar en la calle es donde uno se sienta bien. Ese sitio me gusta, me da como buen energía.

¿Han intentado echarla alguna vez de ahí?

Sí, muchísimas. La Policía. Incluso hace poco, un día que no tenía actualizado el permiso y ya sabéis cómo es todo, en la vida hay gente que… Siempre das con alguien que… En Toledo debes tener permiso para tocar en la calle, se reguló de esa manera y hay que tener un permiso para estar ahí. Que no pasa nada… Pero me sentí como que me querían dar a entender que directamente era como una amenaza parecida a si te vuelvo a ver te quito tus cosas, como si fuera un delincuente… Los artistas parecemos que… Tener que exponerte a ese tipo de amenazas por un policía me parece un poco fuerte. No es solo algo de aquí, es general.

¿Por qué le dio por la nickelharpa? Porque mucha gente no sabe lo que es…

Es un instrumento muy especial, a mí me enamoró cuando lo conocí hace años en Suecia, un instrumento que tiene un punto ancestral que me atrae mucho, muy sofisticado pero a la vez muy versátil, tiene muchas posibilidades musicales. Yo he estudiado violín, pero me especialicé en la nickelharpa, es un instrumento que despierta mi vena creativa.

¿Qué diferencia hay entre la música sueca y la española?

Bastantes. Las músicas tradicionales siempre responden a una serie de necesidades básicas que son comunes a todos. Música para una boda, para un baile, para una fiesta… Eso lo tienen todos los pueblos. En España la música siempre ha estado basada en los vientos: dulzainas, tambores, gaitas… No es tanto de cuerda frotada. En Suencia está muy basada en las cuerdas: en los violines, en las nickelharpas…

¿Le hubiera gustado vivir en el Toledo judío?

Con el paso del tiempo se idealiza, pero lo mismo era lo más parecido a un infierno… Ja, ja, ja…

¿Por qué el título de su nuevo disco es «Leyenda»?

Porque está inspirado en leyendas sobre personajes femeninos, porque esos actos de amor de las mujeres protagonistas de las historias quedaron en forma de leyenda para nuestro recuerdo. Una leyenda representa una inquietud común y universal.

¿Dónde le gustaría tocar que no lo ha hecho todavía?

La verdad es que he tocado en sitios fantásticos, como la plaza de Registán, en Samarcanda… Me invitaron. ¿En cuál me gustaría tocar? Por ejemplo, en Latinoamérica, donde he tocado muy poco; y como sitios emblemáticos… Solo he tocado una vez en un bosque y es una experiencia que me gustaría… Me fascinó.

¿Qué tipo de música le gusta?

De todo, soy una melómana. Si escucharas mi spotify… Las músicas tradicionales son como mi forma de ser, pero también escucho mucho rock, me gusta mucho la música de los 80, música latina, algo de música electrónica… La música me nutre, es como mi alimento.

¿Y a quién no quiere escuchar jamás?

No tengo tampoco prejuicios brutales contra nada. Hay algunos artistas que no me gustan pero sí algún tema… No soy extremista, pero por ejemplo… Lo que me ocurre es que todo lo que se hace en España intentando imitar a la industria anglosajona es como… Copiamos en muchas cosas el modelo anglosajón de música. Que nuestra representante en Eurovisión cante en inglés o cosas así… No me gusta porque parece que hay una carencia de autenticidad, ¡es como un copia y pega de todo lo que se hace allí a nivel de música comercial!

¿Con quién le gustaría tocar?

Con Gustavo Santaolalla, un compositor argentino al que admiro mucho. Me encantaría tocar con él. Ha hecho la banda sonora de muchas pelis, como «Diarios de motocicleta», «Babel»…

¿Quién fue su primer amor y a qué edad?

¡Halaaaaaa…! A los 11 años, un chico que vivía en una urbanización donde yo iba en verano. Lo recuerdo como algo así… ¡Buaaaa…! Pero vamos, no pasó nada, yo era una niña, era mi percepción de… Se llamaba Iván.

¿Le han dado muchas calabazas amorosas?

No, al revés, creo que soy yo la que… A ver… Bueno, sí… Alguna me han dado, pero comparadas con las que yo he dado…

¿Usted hubiera dado la orden de matar a Bin Laden?

Creo que no.

¿Cree?

Sí, creo que no. No lo puedo decir, no, no… No lo puedo decir con seguridad.

¿Alguna fobia confesable?

A las cucarachas, tengo cucarachofobia… No puedo, me da… ¡Ver una y me cuelgo de la lámpara!

Y ya pisarlas…

No, no, no, no, no, no… Calla, calla… Ja, ja, ja… Lo confieso, es un miedo de estos que…

¿Es partidario de que las parejas de homosexuales adopten niños?

Sí.

¿Alguna anécdota en un viaje?

Mira, sí… Estuve en Irán la semana pasada y justo cuando estaba en Teherán me llevaron a ver una exposición y yo iba con mi hiyab, porque allí está absolutamente prohibido destaparse, y justo estaba viendo cuadros de arte cuando me vino un chico y me dijo… «Perdona, ¿tú eres Ana Alcaide?». Ja, ja, ja… Sí, sí, sí… Era un fan australiano que estaba de vacaciones en Teherán y me reconoció. Justo esa noche tocaba en Teherán y le invité al concierto. ¡Fue maravilloso, muy bonito! Pues me pasan muchas cosas así, como surrealistas…

¿Algo desconocido de Ana Alcaide que nos sorprendería?

Me gusta escalar montañas y los bailes de salón. He escalado, ahora ya no porque no tengo tiempo, pero era del grupo de montaña de Biología cuando estudiaba y me encantan los Picos de Europa.

Sea sincera, ¿qué piensa de los periodistas?

Pienso que, por desgracia, están muy limitados por los controles mediáticos que tenemos y me cuesta conocer periodistas libres e independientes a ese respecto. Creo que vivimos en una sociedad con un control mediático importante, como todas en mayor o menor medida, y los periodistas están condicionados por esa situación y tienen difícil estar fuera de ello.

¿Cuál fue su primer sueldo?

En un Pizza Hut y no recuerdo cuánto sería. Yo tenía 17 años… He hecho de todo, desde limpiar restaurantes hasta hacer pizzas, he sido camarera, he cuidado niños, he hecho encuestas… Me he buscado la vida.

¿Alguna vez ha cobrado en B?

Sí, sí… ¡Muchísimas! ¿En este país quién no ha cobrado en B?

¿Tiene algún tatuaje o piercing?

No, pero no por… No me veo… No me atrae, no por nada especial.

En caso de necesidad, ¿qué estaría dispuesta a hacer? Uno, robar para comer; dos, prostituirse para comer; o tres, engañar a Hacienda.

Engañar a Hacienda, vamos… ¡Está clarísimo, de cabeza! Ja, ja, ja…

¿Con quién le gustaría echarse un bailecito?

Pues con alguien que bailara muy bien. Los hombres no suelen… Ja, ja, ja… En realidad, con cualquiera que me supiera llevar, no tengo una preferencia especial.

¿Pena de muerte sí o no?

No.

¿Ha robado algo?

Sí, cuando era pequeña e iba con mis amigas, lo típico, iba a… Chucherías, sí. ¿De mayorcita? No, no…

Y a usted, ¿le han robado alguna vez?

Nunca jamás. Fíjate, con la cantidad de cosas que he hecho… Toco madera, pero no, nunca jamás.

¿El famoso que más le atrae físicamente?

A mí me encanta Robert Redford… Por decir alguien así, pero tampoco tengo yo muchas cosas así como…

¿Qué nos puede contar de la primera vez que hizo el amor?

¡Pues que fue un desastre! Como a todas las chicas en su primera vez… Ja, ja, ja… ¡Digo yo, vamos!

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