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miércoles, 24 de abril de 2024
Imagen del canal del Jarama, junto al río Tajo y cruce de la carretera que conduce a Borox.
Imagen del canal del Jarama, junto al río Tajo y cruce de la carretera que conduce a Borox.
Hay otras cinco zonas en toda España - 04 octubre 2018

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha comunicado oficialmente la existencia de seis zonas en España con terrenos que presentan «radiactividad originada por actividades humanas», entre ellas las ocho «Banquetas del Jarama», zanjas creadas en los márgenes en el Canal Real del Jarama tras un fuga radioactiva, donde tienen presencia el Cesio 137 y Estroncio-90.

Todas ellas están en Madrid y Toledo y proceden de un vertido producido por una fuga en un experimento en Ciudad Universitaria en Madrid. Ni en este vertido en el Jarama, que también en su día llegó al Tajo, ni en los demás que tiene conocimiento el CSN se estima que tengan riesgo radiológico significativo.


De este modo, se confirma la noticia que adelantó el diario El País hace algunas semanas y desde el CSN solo solo confirman la existencia de dichos puntos contaminados, sino que detallan lo otros cinco sitios de España donde tiene también radioactividad.

En un comunicado de prensa, el CSN explica que ninguno de estos terreno está declarado como contaminado por la inexistencia de una regulación específica sobre terrenos contaminados radiológicamente.

Ocho puntos contaminados, entre ellos uno en el cruce que conduce a Borox

El 7 de noviembre de 1970 varias decenas de litros de un líquido altamente radiactivo se colaron por las alcantarillas de Ciudad Universitaria en Madrid y llegaron al Manzanares, de donde pasaron al Jarama, a la real acequia de ese río y al Tajo. De esta fuga -procedente del procesamiento de combustible nuclear gastado de un reactor experimental- quedaron restos en los márgenes del Jarama, en el cruce de carreteras entre Madrid y Toledo que conduce a Borox, unas revelaciones de las que se hizo eco el diario El País, que cuenta que estos residuos están en una zanja de más de 200 metros cuadrados cubierta de hierbajos, a 30 centímetros de profundidad y sin ningún tipo de advertencia.

El diario explicó en su información que este es uno de los ochos enterramientos de lodos contaminados que realizó la dictadura franquista a lo largo del canal del Jarama, sin llevar a cabo un plan de contención y ocultando lo sucedido. Es lo que llamaron en aquella época «operación Tajo» de limpieza. Este periódico asegura que «el Jarama oculta los cementerio nucleares clandestinos de Franco». Cuando ocurrió la fuga, el franquismo actuó como si no hubiese pasado. No puso en marcha ningún plan de contención y ocultó el accidente, al igual que lo residuos en estas Banquetas del Jarama.

Si bien los responsables del Ciemat (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas) y el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) hablan de que no existe riesgo para la población, informes internos del segundo de 2012 señalan la necesidad de realizar una «caracterización más completa del alcance de la contaminación» en las zanjas, unas recomendaciones que no se han llevado a cabo.

Las puntos contaminados en la geografía nacional

La autoridad reguladora y de control en materia de protección radiológica ha evaluado «caso a caso» todas estas zonas contaminadas «de forma que se garantice la protección radiológica de la población y del medio ambiente», informa el comunicado.

Las actuaciones que ha llevado a cabo el CSN en esta materia «se orientan a la determinación del riesgo radiológico, mediante el estudio de las posibles situaciones que puedan dar lugar a la exposición de la población y estableciendo en cada caso las acciones necesarias, como son el requerimiento de programas de vigilancia o el establecimiento de restricciones de uso del terreno», detalla.

Estas son las zonas que están bajo vigilancia por el CSN:

En la pedanía de Palomares, situada en el término municipal de Cuevas de Almanzora, en el sureste de la provincia de Almería, se encuentran terrenos con una extensión aproximada de 40 hectáreas,  fraccionadas en 4 zonas, con presencia  de Plutonio-239 y Americio-241.

En las Marismas de Mendaña, situadas en el estuario del río Tinto en Huelva, antes de su confluencia con el río Odiel, se encuentra un terreno, conocido como CRI-9,  de una extensión de aproximadamente 1.600 m2 , con presencia de Cesio-137.

También en el estuario del río Tinto en Huelva, antes de su confluencia con el río Odiel se encuentra una balsa de fosfoyesos con una extensión de aproximadamente 1.200 hectáreas, con presencia de Radio-226.

En el paraje de El Hondón, situado en Cartagena, Murcia, se encuentran unos depósitos de lodos de fosfatos, con una extensión de aproximadamente 108 hectáreas, con presencia de Uranio-238.

En el embalse del río Ebro situado en la localidad de Flix, Tarragona, se situaban lodos de fosfatos, con presencia de Uranio-238, que ya han sido retirados.

Finalmente, existen en España antiguas explotaciones de mineral uranio en las que se han llevado a cabo actuaciones de restauración con el objetivo de garantizar que no suponen un riesgo radiológico para la población, pero en las que, desde el punto de vista de la utilización de los terrenos donde se ubican, habría que considerar la presencia de material radiactivo. También hay emplazamientos de explotación de mineral metálico abandonados, en los que  habría que considerar la presencia de material radiactivo para su posible restauración y utilización posterior de los terrenos.

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