domingo, 19 de mayo de 2024
21/02/2013junio 13th, 2017
Enclm Enclm

El problema de Mariano Rajoy -además del que tiene con su extesorero Luis Bárcenas, del que no se sabe cómo van a salir él y el PP- es que, por muy bien construido que haya estado su discurso en el Debate sobre el Estado de la Nación, ¿cómo va a creerle la ciudadanía si reconoce sin ruborizarse que ha incumplido sus compromisos del programa con el que ganó las elecciones porque le ha obligado a ello la realidad que se encontró cuando llegó al Gobierno, con el objetivo de reducir el déficit público como exigía la Unión Europea?

El problema de Alfredo Pérez Rubalcaba, como le recordó Rajoy en ese debate, es que el actual líder de la oposición «tiene una historia». Y, debido a su historia política, cabe preguntarse: ¿cómo va a creerle la ciudadanía cuando habla, por ejemplo, de adoptar medidas para evitar los desahucios si no sólo no aprobó ninguna el Gobierno de Zapatero del que él formaba parte sino que votó en contra cuando las plantearon Izquierda Unida y otras fuerzas políticas?


Y LA CASA SIN BARRER

El problema de la ciudadanía, en esas circunstancias, se resume perfectamente en el conocido refrán de «unos por otros, la casa sin barrer».

Mariano Rajoy acudió el miércoles al Congreso con un discurso contundente pero que refleja una España que no es la de verdad, la real. Habló de lo que ha hecho en sus primeros 14 meses al frente del Gobierno, planteó algunas medidas interesantes, anunció nuevas reformas sin concretarlas y pidió a los demás partidos un gran pacto para combatir la corrupción.

No hubo en su intervención ni una sola palabra de autocrítica, ni siquiera una duda o un mínimo reconocimiento de que alguna de las medidas que ha puesto en marcha su Gobierno no haya dado los frutos esperados… nada de eso. No es de extrañar, por ello, que únicamente fuera elogiado por el portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso, como es lógico, mientras que los representantes de las otras 13 fuerzas políticas representadas en la Cámara lo criticaron con dureza: triunfalista, sin autocrítica, no refleja la España real, decepcionante, repetición de su discurso de investidura, alejado de la realidad, con medidas insuficientes…dijeron, entre otras cosas.

PSOE-PP: «Y TÚ MÁS»

Los ciudadanos que vieran el debate se percatarían de que, a pesar de la grave situación actual, el presidente y el líder de la oposición dedicaron buena parte de sus intervenciones a reprocharse mutuamente que unos, los del PSOE, lo hacen peor que los otros, los del PP, y viceversa.

Que si la herencia recibida de Zapatero es la culpable de todo, que a varios socialistas los condenaron por financiación irregular del partido -«hace 20 años», precisó Rubalcaba-… Ya se sabe, el habitual «y tú más» que parece ser el eje sobre el que gira la acción política de esos dos partidos.

PARO, PENSIONES, SANIDAD, EDUCACIÓN…

Seguramente que en ese debate no se vieron reflejados los seis millones de parados -aunque se habló de ellos-, ni el millón largo de familias que no percibe ningún ingreso, ni los pensionistas que han visto reducida su pensión indirectamente, ni las familias desahuciadas, ni los miles de jóvenes muy bien preparados que tienen que marcharse al extranjero a buscar trabajo porque aquí no lo encuentran, ni los empleados que se han quedado en la calle gracias a una reforma del mercado laboral que sólo defienden Rajoy y su partido, ni los pacientes atendidos en centros sanitarios públicos cuya gestión va a ser privatizada a pesar de que se ha demostrado que con eso no se ahorra, ni los profesores que están sufriendo medidas del Gobierno central y algunos autonómicos perjudiciales para la Enseñanza en vez de intentar mejorarla… No. Seguro que esos y otros muchos colectivos de ciudadanos no se vieron reflejados en el debate.

Si a eso se añade que el Gobierno no está obligado a cumplir las resoluciones que apruebe el Congreso la próxima semana, como consecuencia de este debate, la desconfianza de la ciudadanía en los políticos no va a disminuir, precisamente.

Pero siempre queda la esperanza de que, al menos por una vez, los dos partidos mayoritarios sean serios y, en colaboración con los demás, adopten medidas de verdad para crear empleo y mejorar la situación económica. ¿Habrá llegado ese momento? ¿Será ésta esa primera vez? Ojalá.

Mientras tanto, hay quien cree que si el poeta Antonio Machado hubiera escrito ahora aquello de «una de las dos Españas ha de helarte el corazón», probablemente habría modificado esos versos y los habría escrito así: «Españolito que vienes/ al mundo te guarde Dios/ porque estas dos Españas/ han de helarte el corazón»: la del Gobierno que preside Rajoy, por lo que está haciendo y la del que presidió Zapatero por lo que no hizo.

(Visited 19 times, 1 visits today)