Castilla-La Mancha es la región más exportadora de vino de España, con una media cada año de 15 millones de hectólitros, por valor de más de 800 millones de euros, y llegando a 150 países de todo el mundo.
Somos el mayor viñedo del mundo, con cerca de 80.000 viticultores que cultivan unas 450.000 hectáreas de viñedo y también somos la bodega del mundo, ya que producimos cerca de 25 millones de hectólitros entre vino y mosto de media cada año, lo que supone casi el 60% del vino del país.
La producción de vino y mosto de Castilla-La Mancha alcanzará el 59 % de la de España
Su importancia no se queda solo en el plano económico. También en lo social y cultural, configurando la identidad, paisaje e historia de la región.
Además, muchos de los vinos de nuestra tierra forman parte de Campo y Alma, la marca de garantía de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha que agrupa a los elementos con Denominación de Origen Protegida e Indicación Geográfica Protegida, figuras de calidad que protegen e identifican los productos originarios de la comunidad autónoma.
Productos, en definitiva, de nosotros y para nosotros, que también son conocidos por otras partes del mundo.
El jefe de sumillería y apoyo en dirección de sala en el restaurante Iván Cerdeño, en Toledo, Maikel Rodríguez Cortina, reconocido en 2025 como mejor profesional de sala en los XIX Premios Nacionales de Hostelería; ha recibido a ENCLM para proponer varios vinos de Campo y Alma para varias situaciones.
Vinos de Castilla-La Mancha para una cena romántica
Para una cena romántica, Rodríguez Cortina ha elegido un vino fresco, ligero, «que no tenga mucho cuerpo para que podamos pedir después una copa». Por ejemplo, un vino de Retuerta del Bullaque (Ciudad Real), de la bodega de Vallegarcía, «que es muy aromático, fresco, afrutado, seco, pero que en boca es cremoso para complementar muy bien con la cena». El precio oscila entre los 20 y 30 euros.
Para un encuentro de amigos, que para el jefe de sumillería significa juventud, alegría, «hacer cosas locas pero bien controladas», ha elegido el proyecto Garaje Wine, de Quintanar de la Orden (Toledo), un vino tinto fresco y ligero. El precio se sitúa entre los 15 y 20 euros.

Maikel Rodríguez. Foto: Rebeca Arango.
Para una comida o cena del día a día, Maikel ha optado por la finca Villalobillos, de la bodega de García de Lara, en Villarubia de Santiago (Toledo) pues «queremos autenticidad, no queremos ni fermentaciones locas ni barrica invasiva, queremos vinos sinceros con el momento». Es uva aíren, cuna de Castilla-La Mancha, ha explicado, «fermentada muy rica y que se adapta muy bien por su complejidad y versatilidad. Se adapta a sabores raros, al ajo, al vinagre». Este vino no llega a los 15 euros, es el más asequible de los cuatro.
Y de cara a la Navidad, Maikel Rodríguez ha señalado un vino de una bodega histórica de Toledo, concretamente del municipio de Camarena, el de las Bodegas Canopi, fundada por tres amigos. «Buscamos tradición, familia, y este vino, uno del los primeros vinos reserva de la provincia, mezcla la potencia de las guardias de un vino y la longevidad». El precio se encuentra entre los 30 y los 40 euros.
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