Sobre las 22 horas y 43 minutos del pasado 5 de diciembre numerosas personas pudieron ver cómo una enorme bola de fuego se movía lentamente en el cielo, en dirección sur. El fenómeno fue ampliamente observado desde distintos puntos de Andalucía, Castilla-La Mancha, Murcia y Extremadura, y fue registrado por los detectores que la Universidad de Huelva opera en el Complejo Astronómico de La Hita (Toledo), así como en los observatorios astronómicos de Calar Alto (Almería), La Sagra (Granada) y Sevilla.
La informacón ha sido facilitada por el Complejo Astronómico La Hita.
A partir de las imágenes obtenidas por estos detectores se ha podido determinar que el evento fue producido por el impacto contra la atmósfera terrestre de una roca procedente del cinturón principal de asteroides, una región del Sistema Solar que se encuentra entre las órbitas de los planetas Marte y Júpiter.
Según el análisis preliminar llevado a cabo por el profesor José María Madiedo, investigador principal del proyecto, la roca impactó con la atmósfera a una velocidad de unos 47.000 kilómetros por hora. Este brusco choque provocó que su temperatura alcanzase rápidamente varios miles de grados centígrados, generándose así una bola de fuego cuyo brillo superó al de la Luna llena. Esta bola de fuego se inició a una altitud de unos 93 kilómetros sobre el norte de África, y avanzó rápidamente mientras la roca se desintegraba y perdía altitud en dirección hacia la Península Ibérica.
Lo inusual de este caso es que la bola de fuego consiguió penetrar en la atmósfera hasta alcanzar una altitud final de unos 19 kilómetros, muy por debajo de lo que suele ser habitual. De hecho, la atmósfera terrestre actúa como un escudo que destruye completamente a la mayoría de estas rocas por encima de los 50 ó 70 kilómetros de altura.
La baja altitud que se ha alcanzado en este caso se ha debido a que una parte del material, cuya masa según Madiedo sería de unos 200 gramos, ha sobrevivido en forma de meteorito. Los análisis indican que este meteorito habría caído al mar entre las costas de España y Marruecos. Si bien esto hará imposible recuperar y analizar en un laboratorio la roca extraterrestre, los astrónomos han podido obtener datos sobre su composición química gracias a la información obtenida por los detectores ubicados en los observatorios de La Hita, La Sagra y Calar Alto. Estos detectores analizan, aplicando técnicas de espectroscopía, la luz emitida por estas bolas de fuego, permitiendo así saber de qué están compuestas las rocas que las producen.