Paseando por Madrid puedes encontrar elementos icónicos made in Castilla-La Mancha de los que desconoces el origen. Es el caso de las placas de cerámica talaverana de calles centrales como Preciados, Gran Vía o la Puerta del Sol. Pero si te acercas a las míticas fuentes de Cibeles y Neptuno estarás más cerca de lo que piensas de un pueblo de Toledo. Te contamos la historia.
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Cibeles y Neptuno nacieron en un pueblo de Toledo
Durante el reinado de Carlos III se construyó en Madrid el Salón del Prado, un paseo elegante y con arbolado, y para hacerlo más agradable crearon tres fuentes, dos en los extremos, las de Cibeles y Neptuno, y una en el centro, la de Apolo.
El material empleado en la ejecución de las obras fue mármol cárdeno de Montesclaros, municipio toledano de la Sierra de San Vicente, y piedra blanca sacada de las canteras de Redueña, en la Sierra Norte de Madrid.
Ambas fuentes estaban enfrentadas en un principio, mirándose la una a la otra en un lateral del Paseo del Prado. Tanto Cibeles como Neptuno experimentaron a finales del siglo XIX procesos de reestructuración y traslado, pasando finalmente a ocupar el centro de las plazas de la Cibeles y de Cánovas del Castillo, respectivamente.
La de Cibeles la diseñó Ventura Rodríguez en 1782, pero los leones son obra del escultor Roberto Michel y la diosa de Francisco Gutiérrez. Miguel Ángel Trilles y Antonio Parera crearon en 1895 los amorcillos que lanzan agua desde la parte de atrás del carro.
La fuente representa a la diosa romana Cibeles, símbolo de la tierra, la agricultura y la fecundidad, sobre un carro tirado por dos leones, los personajes mitológicos Hipómenes y Atalanta.
La creación no era solo era un monumento artístico, sino que tuvo desde el principio una utilidad para los madrileños. Tenía dos caños de agua que se mantuvieron abiertos hasta 1862. De uno se surtían los aguadores oficiales, que llevaban el agua hasta las casas y del otro se abastecía el público general. Del pilón bebían las caballerías.
En octubre de 2002, unos jóvenes rompieron la mano izquierda de la diosa y al mes y medio se instaló la réplica, también realizada con piedra original de la cantera de Montesclaros.
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Por su parte, la fuente de Neptuno también fue diseñada por Ventura Rodríguez, quien la esculpió, aunque algunos investigadores consideran que la escultura de Neptuno pudiera ser de Juan Pascual de Mena, con la ayuda de su discípulo José Arias.
En 1898 se trasladó al centro de la plaza y se enfrentó hacia la Carrera de San Jerónimo, tal como hoy la conocemos. En ese año la fuente estaba en tan malas condiciones que se pensó en cambiar Neptuno en su totalidad, pero al final se limpió y arreglaron los desperfectos.
En cuanto al conjunto monumental, sobre una base rocosa emerge la carroza con forma de concha, tirada por los dos hipocampos, símbolos de las tormentas y del mar agitado. La obra representa al dios del mar, con su tridente, sobre un carro en forma de concha tirado por dos caballos marinos.
Ambos dioses ocupan puestos prominentes dentro de la jerarquía mitológica griega y rivalizan en el terreno deportivo, ya que la afición del Atlético de Madrid celebra sus victorias en la plaza del dios del mar, mientras que la del Real Madrid lo hace en la de Cibeles.
