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¿Otro caso de bebé robado? 06/06/2015junio 8th, 2017

La exhumación de los restos de un bebe que nació en Valdepeñas el 4 de diciembre de 1976 y que falleció pocos días después en Ciudad Real, sin que sus padres pudieran verlo ni estar presentes en la inhumación, confirmará a los familiares si es él o «fue robado y sigue vivo», como alguno piensa. La exhumación se llevará a cabo este próximo martes, 9 de junio, a partir de las diez de la mañana, y ha sido autorizada por la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Valdepeñas, que ha reabierto el caso de aquel bebé -Jesús Ballesteros Merlo- al constatar que la firma que figura en la autorización para el entierro no se corresponde con la de su padre, Silviano Ballesteros, aunque sí está su nombre.

Así lo ha explicado a Efe Pilar, la hermana de aquel recién nacido que, presuntamente, falleció el 7 de diciembre de 1976, a las 23:30 horas, al «ahogarse con un biberón».


Pilar ha indicado que su madre tuvo un parto natural y no pudo ver de cerca al niño ya que se lo acercaron para que le besara la cara antes de llevarselo al Hospital de Ciudad Real para hacerle una exanguinotransfusión (transfusión especial de sangre por la incompatibilidad del Rh).

También ha subrayado los problemas que tuvo su padre para ver y acompañar a su hijo, las contradicciones que les dieron sobre su sexo y la negativa a poder trasladarlo y enterrarlo en Valdepeñas.

«Cuando el día 8 de diciembre, a las 9,30 horas, le comunicaron a la familia que había fallecido, mi padre se trasladó al hospital y aunque al principio no le dejaron verlo, tras insistir y amenazar con llamar a la Guardia Civil, le pasaron a una habitación oscura en la que un foco grande solo iluminaba la bata blanca de un médico que estaba de espaldas y que tenía a un bebé sobre una mesa negra, al que no le permitió acercarse más de diez metros por detrás de él ni darle un beso», ha narrado la hermana.

LE DIJERON QUE NO PODÍA LLEVARLO A VALDEPEÑAS PARA ENTERRARLO

A Silviano, el padre, le dijeron que no podía llevarlo a Valdepeñas para enterrarlo y le emplazaron a acudir al día siguiente el hospital, a las 11 de la mañana, para inhumarlo en el cementerio de Ciudad Real, donde ya estaba todo preparado.

De regreso a Valdepeñas fue a ver a su mujer, María Josefa, que seguía ingresada, para contarle lo que había pasado y decidió adelantar su viaje al hospital ciudadrealeño una hora antes de lo previsto.

Pero, para su sorpresa -según su hija Pilar- le dijeron sin ninguna otra explicación que el niño ya había sido enterrado.

Pilar también ha destacado las numerosas complicaciones que, a través de la Asociación Sos Bebés Robados, ha tenido para recabar información sobre lo que ocurrió realmente con su hermano, sobre el que no existe ningún legajo de defunción.

HALLÓ LA SEPULTURA

Hace apenas dos años y medio localizó su sepultura gracias al encargado del camposanto, que le confirmó que está situada en el departamento Santa Matilde Párvulos y apuntó que, según consta en un documento firmado por su padre, fue pagada por él pese a que nunca hizo ningún desembolso ni autorizó nada ni siquiera sabía dónde había sido enterrado, según su hija.

En la lápida figura el nombre del bebé y el 10 de diciembre de 1976 como fecha del enterramiento, mientras que en uno de los informes del hospital figura que el recién nacido fue «dado de alta» el 9 de diciembre, poco después de la una de la tarde.

Después de casi 39 años, la familia podrá comprobar qué restos hay en el féretro y si estos coinciden con los del pequeño, para lo que se someterán a la prueba del ADN y cotejarán los resultados con el de su madre, que ya se hizo la prueba en un laboratorio de Madrid.

En el caso de que no haya restos o no se correspondan con los del bebé, se abriría un nuevo y complejo procedimiento para identificarle y poder localizarlo, ha señalado muy emocionada Pilar, que confía en que el niño fuera robado y esté vivo.

La madre y el padre de aquel niño siguen vivos y tienen 71 y 76 años, respectivamente. El bebé fue el tercero de cuatro hijos de la pareja (una mujer y tres varones), al más pequeño de los cuales le pusieron el nombre del hijo supuestamente fallecido, Jesús, y también necesitó una exanguinotransfusión que le realizaron en un hospital de Madrid.

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