El Arzobispado de Toledo ha confirmado la detención de un sacerdote de la Archidiócesis el pasado 21 de septiembre en la localidad malagueña de Torremolinos, pero ha negado que se trate del rector del Seminario Mayor de Toledo, Álvaro García Paniagua, como se dio a conocer en un primer momento. El detenido es Carlos Loriente, canónigo de la Catedral de Toledo y director del instituto teológico ‘San Ildefonso’, según ha avanzado El Digital de Castilla-La Mancha.
En un comunicado enviado este martes, el Arzobispado ha lamentado «profundamente» los hechos que han causado la detención y ha reprobado «cualquier conducta delictiva que presuntamente hubiera podido cometer» este sacerdote.
Llevaba una cantidad «importante» de droga
Así se ha pronunciado la Arzobispado después de que El Digital haya adelantado la detención de este sacerdote por estar en posesión de una «cantidad importante» de ‘tusi’, droga conocida como cocaína rosa.
Según ha publicado este medio, Loriente había alquilado junto con otros hombres un vehículo para ir de fiesta a Torremolinos y fue parado en una identificación rutinaria.
«En ese control, los agentes le encontraron una cantidad importante de esta sustancia estupefaciente compuesta por una mezcla de MDMA y otros componentes. Al llevar más cantidad de droga de la que se podía considerar para uso propio, los agentes de la policía nacional fueron hasta la vivienda turística que tenía alquilada en la localidad malagueña».
«En ese piso hallaron aún más droga, por lo que fue arrestado como presunto autor de un delito contra la salud pública y pasará este martes a disposición judicial en el juzgado número 5 de Torremolinos».
La Archidiócesis de Toledo colaborará con la Justicia
La Archidiócesis ha querido expresar su «plena confianza» en la justicia y aunque considera que «la responsabilidad de los hechos corresponde al ámbito personal del detenido», ha manifestado su disposición a «colaborar» con ella.
Asimismo, ha declarado que el propio Arzobispado ha abierto investigaciones y ha apartado cautelarmente al detenido del ejercicio del ministerio y de su oficio.
Finalmente, desde la Archidiócesis han pedido «perdón al pueblo de Dios» por «los daños morales que puedan ocasionar los presuntos delitos de un sacerdote de la Archidiócesis».