sábado, 4 de mayo de 2024
Juicio por el asesinato en el carpio 23/04/2015junio 8th, 2017

En la segunda sesión del juicio por el crimen de El Carpio que se celebra en la Audiencia Provincial de Toledo, peritos de la Guardia Civil han apoyado la tesis que mantiene la acusación particular de que los encausados dispararon en primer lugar contra el padre de la víctima mortal, Vidal, y que su hijo José Ángel, al tratar de evitarlo, resultó alcanzado en la mano izquierda. La acusación ha tratado así de rebatir una primera versión que señala que los agresores dispararon sobre José Ángel, alcanzándole en la mano, y que el disparo rebotó y dio en su progenitor.

«Es lógico pensar que el primer disparo fuese al padre y que el hijo tratase de evitarlo». Así lo han puesto de manifiesto los agentes de la Guardia Civil encargados de realizar una reconstrucción en 3D de los hechos. Los médicos forenses también han atestiguado en su comparecencia que las heridas de las víctimas y la trayectoria de los disparos son compatibles con esta versión por la que el abogado de la familia pide penas de prisión -además de por el delito de asesinato, de robo con violencia en grado de tentativa y de tenencia ilícita de armas- por otro de homicidio en grado de tentativa. Por todo ello solicita 36 años de cárcel para los cuatro presuntos autores. 


En el segundo día del juicio, que ha quedado visto para sentencia, han declarado los médicos forenses y agentes del servicio de Criminalística de la Guardia Civil. De sus palabras ha quedado demostrado que los disparos sobre la víctima mortal se produjeron cuando ésta estaba en el suelo de rodillas y que estos tuvieron lugar «a media distancia», esto este, a una distancia de entre 30 centímetros y un metro y medio.

Tanto el Ministerio Fiscal como la acusación particular han resaltado dos importantes pruebas aportadas por los peritos: la primera, las huellas de Esteban R.S., uno de los implicados, halladas en la bolsa de plástico en la que escondieron la pistola; y la segunda, los restos biológicos correspondientes a otro de los acusados, Juan José F.M., que se encontraron en la camiseta con la que envolvieron la escopeta para esconderla junto a la pistola.

En la vista oral ha intervenido la psicóloga que trata a Esteban R.S. en el centro penitenciario, quien ha manifestado que éste sufre una discapacidad psíquica reconocida y que esta le limita en su vida normal. «Tiene dificultades para adaptarse a la vida -por ejemplo no sabe manejar el dinero- y es fácilmente manipulable». Considera, además, que, si bien puede distinguir entre lo que está bien y lo que está mal, le resulta complicado pensar en las consencuencias de sus actos. 

Los hechos que se juzgan estos días en Toledo se remontan a marzo de 2013 cuando tres encapuchados llamaron al domicilio en el que vivía la víctima mortal, José Ángel, junto con sus padres. Al abrir la puerta golpearon al joven con una barra y, de rodillas en el suelo, los presuntos autores hicieron un primer disparo que le hirió en la mano izquierda y que alcanzó también el abdomen del padre, quien -alertado por el ruido- se había acercado a la puerta. Fue un segundo disparo en el cuello el que acabó con la vida de José Ángel.

En sus conclusiones, el Ministerio Fiscal ha mantenido sus peticiones de 29 años de cárcel para cada uno de los sentados en el banquillo por los delitos de asesinato con el agravante de alevosía; de lesiones con el agravante de disfraz; de robo con violencia en grado de tentativa; y de tenencia ilícita de armas. No contempla, como lo hace la acusación particular, el delito de homicidio en grado de tentativa.

El abogado de la familia de las víctimas ha basado sus conclusiones en la primera declaración que realizó uno de los acusados, Fernando V.R., quien al ser detenido reconoció tanto los hechos como los participantes, una declaración inicial que «ha sido corroborada por los agentes», si bien en el juicio oral el acusado lo ha negado todo y ha dicho que había recibido presiones por parte de la policía. Por los delitos de asesinato, homicidio en grado de tentativa, robo con violencia en grado de tentativa y tenencia ilícita de armas, pide 36 años para cada uno.

Por último, los abogados defensores han solicitado la absolución de los cuatro. 

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