La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) ha solicitado que empresas especializadas analicen en el laboratorio del Hospital Universitario de Toledo la exposición a radiaciones no ionizantes, como campos electromagnéticos, radiofrecuencia o láseres.
En un comunicado de prensa, CSIF ha celebrado que el Consejo de Seguridad Nuclear haya descartado el riesgo radiológico ionizante para los trabajadores de la zona de laboratorios del Hospital Universitario de Toledo tras las mediciones llevadas a cabo el 25 de noviembre, pero ha considerado que es preciso seguir realizando pruebas para continuar descartando las posibles causas de las intoxicaciones que, ha asegurado, continúan sufriendo los trabajadores.
En este sentido, ha detallado que el informe emitido por el Consejo de Seguridad Nuclear se refiere específicamente a la exposición a radiaciones ionizantes y no proporciona información sobre radiaciones no ionizantes, por lo que ha solicitado que sean analizadas por empresas especializadas.
CSIF ha explicado que la radiación no ionizante es una energía de baja frecuencia capaz de atravesar el hormigón e interactuar con gases químicos causando efectos biológicos a nivel celular y ha añadido que es un riesgo acumulativo para la salud y seguridad de los trabajadores que es preciso analizar.
El sindicato ha celebrado que se haya descartado el riesgo de radiación ionizante, la más peligrosa, pero ha incidido en que es preciso seguir haciendo pruebas «hasta llegar al foco que está provocando las intoxicaciones».
«Es una realidad que los trabajadores siguen enfermando, ya se han comunicado más de 600 partes de incidencia por cerca de un centenar de trabajadores diferentes», ha aseverado la responsable de CSIF Sanidad Toledo, Victoria Gutiérrez.
Asimismo, CSIF ha indicado que, de acuerdo a las actuaciones reflejadas en el acta de inspección del CSN, no se ha llevado a cabo una evaluación de la radiación ionizante gamma, la cual también tiene un gran poder de penetración capaz de atravesar materiales densos como el cuerpo humano o el hormigón.
Y ha reclamado también que se compruebe si hay aparataje específico en el Hospital de Toledo que genere este tipo de radiación y, en caso de su existencia, que se lleven a cabo mediciones.
“Desde la aparición de los primeros síntomas en noviembre de 2024, los trabajadores siguen sufriendo mareos, cefaleas intensas, vómitos, irritaciones respiratorias y cutáneas, úlceras oculares, sangrados nasales repentinos, alteraciones tiroideas o alteraciones de parámetros que tienen que ver con la médula o ferropenia, entre otros problemas”, ha concluido Gutiérrez.