A escasos kilómetros de Toledo capital, hay una casa que estas Navidades no pasa desapercibida. Cada tarde, cuando cae la noche, decenas de personas se acercan a la misma calle para ver cómo la fachada de una vivienda se ilumina al compás de la música.
No es casualidad ni improvisación: detrás está el trabajo paciente de Gino García, vecino de la localidad toledana de Cobisa, que ha dedicado todo un año a levantar su propio espectáculo navideño. Este toledano «adoptado», nacido en Jerez de la Frontera (Cádiz), lleva 13 años viviendo en Toledo —los dos últimos en Cobisa—.
A su proyecto lo ha llamado «Cobilandia», y forma parte de un reducido grupo de casas en España que apuestan por una iluminación sincronizada con tecnología importada de Estados Unidos.
Gino García, vecino de la localidad toledana de Cobisa. Imagen: Sara M.Trevejo.
25.000 bombillas y un árbol que cuenta historias
Lo que empezó como un reto personal se ha convertido en un punto de encuentro para vecinos y visitantes… La historia comenzó el pasado año. Cuando desmontó las luces de Navidad, Gino sintió que debía dar un paso más.
Y lo cumplió. Desde enero empezó a diseñar figuras, a dibujar estructuras, a imaginar cómo quería que brillaran las canciones. Aprendió a soldar, se llevó alguna que otra quemadura y se enfrentó a programas en inglés que no domina… hasta que, como él mismo cuenta a ENCLM, «acabé manejando el sistema con los ojos cerrados».
El espectáculo suma 25.000 luces, perfectamente coreografiadas. Pero detrás del brillo hay otra historia: la de la creatividad reciclada. Un árbol de cinco metros está construido con 400 botellas de agua reutilizadas. Regalos hechos con perchas, estrellas levantadas con caballetes, piezas improvisadas con materiales que otros descartarían. Cada elemento tiene una segunda vida y un significado. La Navidad también consiste en eso: transformar lo cotidiano en algo extraordinario.
«Cobilandia», una de las casas más iluminadas de España, está en Toledo. Imagen: Sara M.Trevejo.
En octubre comenzó a montar todo en el exterior. El 22 de noviembre llegó la inauguración. Desde entonces, la casa ofrece dos pases diarios para ver el espectáculo—19:00 y 19:30 horas (aunque hasta las 23:00 horas se puede ver la iluminación)— hasta el 6 de enero, cuando apagará las luces con un último espectáculo cargado de sorpresas, nuevas canciones y fuegos artificiales.
Cuando la música habla del pueblo
Cobilandia también tiene banda sonora propia. Para el espectáculo, Gino quiso crear algo distinto: una canción dedicada a Cobisa y a sus vecinos.
Con la ayuda de un amigo que compone usando inteligencia artificial, nacieron «Abeto, Beto, Brilli Brilli y Calambre», personajes que narran una metáfora de su propia historia: un viaje desde Andalucía hasta Toledo, y el hallazgo de un lugar donde echar raíces.
Vecinos, donativos y un pueblo que se organiza
El proyecto ha encontrado una respuesta cálida. Los vecinos apoyan, preguntan, ayudan. Una vecina guarda a sus perros cuando comienzan los pases para evitar molestias.
El Ayuntamiento, aunque ha organizado un concurso navideño en el que Gino —por normativa— no puede participar, colabora en la logística: vallas para evitar aparcamientos indebidos, apagado de una farola cercana y cortes de calle los fines de semana con más afluencia.
La entrada es gratuita. Quien quiera, puede dejar un donativo en un buzón. Nada es obligatorio. Todo es voluntario, como el espíritu con el que nació Cobilandia.
«Cobilandia», una de las casas más iluminadas de España, está en Toledo. Imagen: Sara M.Trevejo.
Un final… que es también un comienzo
El 6 de enero se celebrará un pase especial. No para encender, sino para despedir. Se apagarán las luces, pero no el proyecto. Gino ya piensa en lo que vendrá después.
«Será completamente diferente», nos ha adelantado, con la ilusión de quien sabe que los sueños necesitan trabajo… y tiempo.
Porque Cobilandia no es solo un espectáculo de Navidad. Es la historia de alguien que, con paciencia y creatividad, ha hecho que un rincón de Cobisa se convierta, cada noche, en un lugar donde la luz y la emoción se dan la mano.
