sábado, 28 de junio de 2025
Entrevista Irreverente a Ana Isabel Jiménez, periodista de Radio Santa María y de Canal Diocesano 04/04/2012junio 13th, 2017

Todo el mundo piensa que es de Navalcán (Toledo), porque de allí son sus padres, pero Ana Isabel Jiménez Serrano es más madrileña que… Allí estuvo, en la capital de España, hasta los 22 años (ahora tiene 41), viviendo en la zona del Alto Extremadura, hasta que eso que se llama amor la hizo llegar a Toledo. ¡Ay el amor! «Mi madre siempre se preguntó que por qué con todos los medios de comunicación que había en Madrid me tenía que ir a Toledo». Pero… «En Toledo estaba Gutiérrez, claro». José Antonio Gutiérrez, su entonces novio y ahora marido.
Al Guti, como ella le llama (y con quien tiene dos hijos: Raúl, de 15 años; y Alba, de 13), le había conocido en Navalcán, donde veraneaba. Él, militar, se vino a Toledo; y a ella le faltaron dos telediarios para salir corriendo de la capital. Llegó en prácticas al desaparecido YA-Toledo, «con tan mala suerte que a la semana de estar aquí el periódico entró en suspensión de pagos. ¡Vamos, que tuve una entrada triunfal!». En esas estaban cuando Juan Díaz Bernardo, director de Radio Santa María, «se pasó de reclutamiento por el YA y nos fichó a Javier Fariñas y a mí. Era 1993 y en esa primera etapa hacía control y cubría los informativos».
Hasta que tras unos meses de baja debido a una de sus maternidades regresó y se encontró con que habían montado también Canal Diocesano. A lo que también se dedica, claro, donde la podemos ver todos los martes, a las 10 de la noche, con su particular «Enfoque». Además, junto a su inseparable María Carrobles (ojo también a ella que dará mucha guerra periodística en los próximos años) sacan adelante los informativos diarios.
A «Anita terremoto», que siempre fue a colegios públicos «y nunca a religiosos» (me lo cuenta sin que yo ni siquiera se lo pregunte) le gustaría tener tiempo para dedicárselo a sus propias aficiones, como por ejemplo bailar y cenar con los amigos. Por ahí anda, buscando cómo dar cera al político de turno que… ¡Pues eso, que es una periodista de las de verdad, que no quiere dictados y que al pan, pan y al vino…! ¡Olé!

Usted es periodista, ¿es la primera vez que le hacen una entrevista?


Sí.

Entonces ya entiendo por qué está un poco nerviosa…

Es que yo pienso que nosotros los periodistas nunca tenemos que ser los entrevistados…

¡Vaya, vaya…! ¿No entrevistaría, por ejemplo, a Carlos Herrera?

Sí, pero es que yo no soy tan importante.

¿Cuándo me va a cocinar esos pimientitos de su pueblo que tan bien la salen?

Cuando tú quieras, cariño, pero tiene que haberlos. A partir de agosto y hasta octubre o noviembre que más o menos los tengo congelados. Luego ya no hay. Me sale muy bien la ensaladilla… ¡Que no es rusa, sino parecida! El magro con tomate, las berenjenas, las empanadillas… ¡Cosas de tapeo! Porque nunca he hecho un cocido.

Y para comer, ¿qué le gusta?

Me gusta comer bien, comer muy manchego, aunque tengo predilección por el foie gras francés y por el pescaíto frito.

¿Por qué José Bono se refirió una vez a usted en El Mundo como “Ana la rojilla”?

Primero, Bono no escribía personalmente ese diario de campaña, porque fue en unas elecciones generales; y, segundo, lo entendió mal. En mi pueblo, Navalcán (Toledo) a mi familia materna la conocen como los riquillos. Y entonces él, en vez de riquilla puso rojilla. Por cierto, mis padres se llevaron un gran disgusto porque pensaban que a ver si me iban a regañar en el trabajo…

¿Le dijo a Bono que se había equivocado?

Se lo dije a la persona que lo había escrito.

¡Seguro que debería ser una de las dependientas que más vendía en El Corte Inglés porque estoy convencido que volvía locos a los clientes!

Mira, te voy a contar. Le vendí un peluche a Miguel Bosé para un sobrino suyo, el hijo de José Coronado, un sábado, en plena campaña de Navidad, con El Corte Inglés de Princesa hasta arriba y de todas las dependientas que había en la tercera planta me eligió a mí. Llegó Bosé y me dijo: “Señorita, por favor, ¿me puede atender?”. ¡Miguel Bosé, que fue uno de mis grandes amores de juventud! También le vendí una cubertería a José Luis Sampedro. Y el jefe de departamento, aquí viene la anécdota, se quedó sorprendido porque era la única en toda la planta… ¡Que conocía a Sampedro!

¿Y qué hacía usted en El Corte Inglés?

Mi padre había trabajado allí durante 35 años, mi hermano trabajaba allí y yo lo hacía de sabadera. 13 días al mes. Todos los sábados más nueve días más, de ahí que nos llamaran las sabaderas.

¿Me recuerda esas excursiones en las que cogía el micrófono y animaba a la tropa?

Iba de viaje de efectivos con mi marido y yo siempre era la más joven. Además de llevar un botiquín con todos los primeros auxilios para, te puedes imaginar, un viaje de esas características, con personas de 50 y 60 años, pues sí, yo era la que cogía el micrófono y cantábamos, bailábamos, hacíamos clase de aerobic y todo lo que te puedas imaginar.

Fue a hacer un reportaje a Tierra Santa y creo que lo único que hizo fue comer arroz con pollo o, en su caso, pollo con arroz…

Sí, perdí cuatro kilos en 11 días. El viaje fue alucinante, pero era el primer viaje después de la última Intifada, la primera excursión de cristianos y las cosas allí estaban…Comíamos muy bien, pero los menús eran discretos. Hubo un momento que… En el zoco de Jerusalén asistimos a un tiroteo. Estábamos haciendo un Vía Crucis a las dos de la tarde y a 45 grados a la sombra y de repente empezamos a escuchar tiros. Nos rodeó la Policía israelí, todos corriendo, nos recogieron, hubo gente que se puso muy nerviosa… Hasta que llegamos al hotel.

Usted, que trabaja en Radio Santa María y en Canal Diocesano, ¿le gustaría entrevistar a Dios?

Yo creo que Dios no está para estas cosas.

Ahora más que nunca, con la situación económica que nos asola, ¿hay que ponerse a rezar?

Sí. Pero hay que rezar no por pedir, sino para dar gracias a que todavía estamos aquí y que hay gente que se sigue levantando todos los días y haciendo cosas por los demás.

¿A quién no entrevistaría?

Pues… Muchas veces has preguntado a otros periodistas si entrevistarían a un terrorista o a la madre de El Cuco… No entrevistaría a personas que no tuvieran algo importante que decir. Y yo creo que ese tipo de personas no tienen… Por ejemplo, ni a terroristas ni a personas que tengan manchadas sus manos de sangre.

¿A quién votó en las últimas elecciones generales?

Voté, me costó decidir el voto pero… ¡Creo que no me equivoqué!

¿Y en las autonómicas?

También voté, también me costó elegir y creo que no me equivoqué tampoco.

Y ya que se pone, ¿en las municipales?

Igual, es la misma respuesta.

La misma respuesta en las tres.

Una cosa es que no te equivoques y otra que te decepcionen. Porque a mí los políticos siempre me decepcionan.

¿Periodismo de calle o periodismo de gabinete?

¡Calle, calle…! Creo que la vida está en la calle y la información es vida.

¿Un periodista de gabinete es periodista o es un político?

El periodista de gabinete hace las funciones de un periodista, pero a veces se deja demasiado llevar por lo que le dicen los políticos.

Por sus manos han pasado Jaime Mayor Oreja, Antonio Basagoiti, Ana de Palacio…

Por ejemplo, le grabamos una entrevista a Ana de Palacio, es verdad, pero nunca se pudo emitir. La pensábamos emitir el fatídico 11 de marzo y a primera hora de la mañana llamaron desde el Ministerio de Asuntos Exteriores para decirnos que era mejor que no saliera. Se emitió días más tarde, pero enlatada y con todos los avisos de lo que había sucedido.

¿A quién le gustaría hacer una Entrevista Irreverente?

¡A ti!

Pero eso no es posible, porque las hago yo.

Es una entrevista suficientemente inteligente como para que haya mucha gente a la que se la haría. Gente inteligente, claro.

l Desde que sale en la tele, ¿han intentado ligar mucho con usted?

¡Pues no, chico! Ja, ja, ja… Yo no… ¡Y si lo han intentado no me he dado por aludida!

¿Está de acuerdo con la pena de muerte?

No, nadie tiene derecho a quitar la vida a nadie.

¿Milita en alguna ONG, asociación, partido político…?

No milito en nada, colaboro siempre que puedo en todo lo que me llaman y en mi parroquia. Y con unos amigos de Toledo, Gerardo y Sagrario, a los que les ayudo en todo lo que puedo.

Sin trabajo ni prestación, ¿qué estaría dispuesta a hacer para comer?

Si hay que fregar escaleras, se friegan escaleras; si hay que repartir por las calles…

No, no… Sin trabajo ni prestación.

¿Para comer? Buscarme la vida. No sé… Para comer yo, no sé; para comer mis hijos lo que hiciera falta. ¿Robar? ¡Bueno, cuando era pequeña íbamos por los huertos de mi pueblo y robábamos peras! ¡Yo no sé si eso es robar! Pero no, no robaría.

¿Prohibiría la prostitución?

Prohibir por prohibir, no. Lo que hay que plantearse es por qué esas mujeres están abocadas o ven en eso la única salida de su vida. Y qué es lo que provoca eso.

¿Cuál fue su primer sueldo y en qué se lo gastó?

En El Corte Inglés, unas 50.000 ó 60.000 pelas en el año 90. Y me lo gasté en un anillo que llevo todavía.

¿Qué personaje histórico le gustaría ser?

Yo admiraba mucho a la generación de mis padres, que fueron capaces de irse a Madrid, a París, a Suiza… Sin saber idiomas, sin tener estudios, con una mano delante y otra detrás pero consiguieron sacar a su familia adelante, que sus hijos estudiaran y llevaron una vida digna sin robar y sin haberse metido con nadie. Fueron capaces en los años 60 de salir de sus pueblos y… ¡Bueno, yo tengo tíos que saben hablar francés y yo no!

¿Con qué duerme? Si duerme con algo, claro.

En invierno con un pantalón de pijama y una camiseta, nunca con un pijama conjuntado; y en verano con un pantalón corto y una camiseta.

¿Qué libro está leyendo?

El último que leí fue “La fiesta del chivo”, de Mario Vargas Llosa, que ha salido mucho en tus entrevistas; ahora estoy con un libro sobre la Capilla Sixtina y el Coliseum.

¿En qué película le hubiera gustado actuar?

En “Bienvenido Mister Marshall”. Me apasiona. Cada vez que veo a Pepe Isbert diciendo “como alcalde vuestro que soy” me recuerda tanto, tanto, tanto a lo que veo todos los días que… Ja, ja, ja… Ahora, también hay que decir que Pepe Isbert tiene muchísima más categoría dramática que otros.

¿Por ejemplo?

¡Pues que otros que salen al balcón!

Cuando va o ve fútbol, ¿insulta al árbitro o a los rivales?

A mi hijo llevo mucho tiempo sin ir a verle porque lo paso fatal. Insultar, no; es más, cuando mi marido insulta le doy con el codo. Pero me pongo un poquito nerviosa. Insultar no, pero alguna vez eso de… ¡Eh, estás tonto o qué!

¿Su mayor travesura?

Ja, ja, ja… Una travesura compartida con mi hermano, que liamos muchas. Estaba mi madre limpiando la cocina, llegó mi hermano y dijo: ¡Mamá, mamá, que la hermana se ha comido una caja de caramelos y no me ha dado ninguno! Y es que me había tragado ¡una caja de aspirinas! No te quiero contar… Hasta la Casa de Socorro me llevaron, la niña que se dormía y… Me tuvieron que hacer un lavado de estómago. Y otra fue que estábamos en casa de mi abuela, era invierno, con la lumbre encendida, estábamos poniéndonos los pijamas, estiré las piernas y le dije a mi hermano: “Raúl, tira de los pantalones”. Raúl tiró de los pantalones, me caí al fuego y me quemé toda la pierna.

¿Qué programas del corazón ve?

Zapeo. Pero no los aguanto más de tres minutos, en cuanto empiezan a chillar es que me pongo enferma. Tampoco tengo mucho tiempo, pero es verdad que no puedo decir que no estoy al día. ¡Estoy casi al día!

¿Cuál es la mayor multa que le han puesto y por qué?

Nunca me han puesto una. Aunque si te pones a investigar, a lo mejor hay alguna multa a nombre de mi coche, que se han pagado, por supuesto, pero es cuando lo ha cogido mi marido.

Defínase: ¿de derechas, de izquierdas o de centro?

Yo creo que los políticos han hecho algo que es muy difícil, que es que no creamos ni en las derechas, ni en las izquierdas ni en los centros. Lo han conseguido.

¿Cree que el tamaño importa?

¡Yo es que soy muy normalita! Entonces no tengo… ¡Soy fiel al 100 por 100! Entonces no tengo posibilidad de comparar. ¡Es absolutamente verdad! Me decía una amiga mía del pueblo que me inventara la respuesta y yo la decía: Estrella, ¡pero si tú sabes cómo soy!

Bueno, pues no compare, pero… ¿Cree que el tamaño importa?

Es que… ¡Si no puedo comparar!

¿El juego del parchís es cosa de hombres? Se lo digo porque generalmente nos comemos una y contamos 20.

¡Ni como ni cuento! Lo de contar es cosa de contables o de cuentistas. Ya te lo he dicho antes: ¡Es que soy fiel!

¿Se atreve a decir el lugar más raro donde ha practicado sexo?

Soy muy normalita. No hay… Vamos, que no tengo… No tengo nada que contar en ese sentido, soy bastante aburrida.

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