El Gobierno de Castilla-La Mancha ha declarado el Carnaval de Herencia como Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría de Bien Inmaterial, reconociendo así la excepcionalidad de una fiesta que representa uno de los patrimonios más singulares y vivos del folclore manchego.
La consejera portavoz, Esther Padilla, ha sido la encargada de anunciar esta declaración, que considera el Carnaval herenciano como «una manifestación inigualable, cargada de simbolismo y emoción, con una amplia participación popular».
Este reconocimiento se suma a los ya otorgados: Fiesta de Interés Turístico Regional desde 1987 y Fiesta de Interés Turístico Nacional desde 2017. La celebración se remonta al año 1901 y se distingue por su singular calendario, pues comienza el domingo anterior al inicio oficial del carnaval cristiano, manteniendo una fórmula propia que ha resistido el paso del tiempo durante más de un siglo.
Padilla ha subrayado que el Carnaval de Herencia combina elementos religiosos, históricos y profanos, y constituye un «espacio de libertad y expresión donde el pueblo se transforma, se disfraza y se ríe de sí mismo antes del recogimiento de la Cuaresma». Durante más de una semana, las calles de Herencia se llenan de pasacalles, concursos, desfiles y actos litúrgicos, todo ello en un ambiente de creatividad, sátira y color.
Aunque esta fiesta no se encuentra actualmente en riesgo, la Junta ha considerado fundamental impulsar su investigación, transmisión y protección. En este sentido, Padilla ha recordado que, desde que gobierna Emiliano García-Page, ya se han incoado o declarado 83 Bienes de Interés Cultural, 16 de ellos en la actual legislatura.
Una fiesta con profundidad histórica y diversidad de manifestaciones
Entre los elementos que configuran la riqueza del Carnaval de Herencia destaca el Carnaval de Ánimas, documentado desde el siglo XVI y vinculado a la cofradía de ánimas, los mayordomos y las jinetas, que representan a los distintos gremios con vestimentas, ofrendas y coronas alegóricas en los desfiles.
Por otro lado, el Carnaval Popular o de Máscaras es el que se vive en las calles, con murgas, charangas y el Perlé, un personaje icónico vestido con pijama a rayas azules y blancas, que representa la crítica satírica y el humor popular. Perlé recorre las calles previo a los desfiles y persigue a los niños con una porra de trapo, encarnando cada año un vecino diferente, elegido como símbolo de la comunidad.
Una de las citas más esperadas es el Gran Desfile de Carrozas y Grupos de Animación, de carácter regional, que convoca a comparsas, chirigotas y agrupaciones llegadas desde distintos puntos de Castilla-La Mancha.
La fiesta culmina con el Entierro de la Sardina, un desfile paródico encabezado por un falso sacerdote y un falso alcalde que caricaturizan a las autoridades. Junto a ellos, los Gigantes y Cabezudos, el estandarte de las ánimas y el alcalde real del municipio acompañan la procesión hasta el cerro de San Cristóbal, donde se quema simbólicamente la sardina.
El Carnaval de Herencia es hoy, más que nunca, símbolo de identidad y de orgullo colectivo, con una historia que se renueva cada año gracias al compromiso de un pueblo que ha sabido mantener viva la llama de su fiesta más representativa.