Técnicos del programa Life Lynx Connect de la Consejería de Desarrollo Sostenible de Castilla-La Mancha junto con agentes medioambientales han recuperado a dos cachorros de lince ibérico que habían quedado huérfanos en el núcleo de población estable de la especie en Sierra Morena Oriental.
Ana Cantos, veterinaria de asistencia técnica para el lince ibérico en Castilla la Mancha, ha explicado que los cachorros, tras pasar previamente por el centro de recuperación de fauna silvestre de El Chaparrillo, en Ciudad Real, y por el centro de recuperación CERI crecen y evolucionan favorablemente en el centro de cría exsitu del lince ibérico de La Olivilla, en Jaén.
La recuperación de estos dos cachorros ha sido posible gracias a que, a través del servicio de emergencias 112, los propietarios de una finca informaron de que habían avistado tres ejemplares que aparentemente podrían haber sido abandonados por su madre.
Tras recibir el aviso, los técnicos de la Consejería y los agentes medioambientales pusieron en marcha un dispositivo de seguimiento mediante vigilancia presencial y fototrampeo durante 24 horas, con el objetivo de determinar si la madre regresaba al cubil donde se encontraban los cachorros para continuar con su crianza.
Se comprobó que la madre no volvió al lugar, por lo que se procedió a recuperar a los cachorros, aunque en ese momento solo se encontraron dos de los tres ejemplares inicialmente avistados.
Una vez en manos de los técnicos, los cachorros —que tenían entre 30 y 35 días de vida en el momento de la intervención— fueron valorados por un equipo veterinario que constató que presentaban signos de deshidratación y algunos problemas de motricidad debido al tiempo que habían pasado sin ser alimentados.
Ante su estado, los técnicos decidieron trasladarlos al centro de recuperación de fauna de El Chaparrillo, donde fueron estabilizados y pasaron las primeras 24 horas.
Mientras tanto, los agentes medioambientales y técnicos del programa Life Lynx Connect continuaron vigilando la zona a la espera de que pudiera aparecer la madre, que podría haberlos abandonado por diversos motivos: por ser una hembra primeriza de solo un año de edad, por molestias provocadas por la presencia humana cercana o por haber fallecido como consecuencia de un atropello u otra causa.
A día de hoy, ha explicado la veterinaria, se sigue vigilando la zona para tratar de identificar a la madre de las crías.
Para ello, ha dicho, se han tomado muestras de ADN de los cachorros, que serán cotejadas con el de tres hembras que se mueven por la zona, lo que permitirá determinar si alguna de ellas es la madre, o si por el contrario, se trata de una hembra aún no identificada dentro de esta población.
Tras su paso por el centro de recuperación de fauna de El Chaparrillo, los cachorros fueron trasladados a las instalaciones del CERI, donde continuaron durante varias semanas su recuperación y donde los técnicos llevaron a cabo un metódico trabajo de alimentación de los cachorros, que se ha visto favorecido por el hecho de que ambos ya comenzaban a comer carne, lo que ha hecho posible que en este tiempo haya sido necesario que tuvieran contacto directo con el personal del centro.
Durante este tiempo, también se ha realizado un meticuloso seguimiento de ambos ejemplares para comprobar que se encontraban en buen estado y no se lesionaban y después del periodo de cuarentena y de confirmar que ambos cachorros eran aptos para ingresar en uno de los cuatro centros de cría exsitu del lince ibérico de la península han sido trasladados el 12 de mayo al centro de cría de La Olivilla, donde continúan su proceso de desarrollo.
Este proceso incluye la sociabilización, principalmente con algún adulto o subadulto, y el entrenamiento necesario para su futura reintroducción en libertad.
La veterinaria ha explicado que en los últimos años han pasado por estos centros de cría exsitu un total de seis ejemplares de lince ibérico huérfanos: dos fueron recogidos en 2023, dos en 2024, y ahora se suman los dos recuperados en 2025.