Alcalá del Júcar (Albacete) es uno de los pueblos más espectaculares y pintorescos de nuestro país. Sus casas de arquitectura popular excavadas en la montaña y su puente denominado “romano” por su apariencia, no por su origen ni estilo, muestran al visitante una postal única que bien merecen una visita.
Declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1982, Alcalá del Júcar forma parte de la Asociación Los Pueblos más Bonitos de España. Un sello de calidad, referente a nivel nacional e internacional de prestigio en turismo rural y conservación de patrimonio, como ellos mismos afirman.
El puente de Alcalá del Júcar
Durante los siglos XIV y XV el puente de Alcalá del Júcar cobró gran importancia, siendo utilizado como puerto seco o aduana en el trayecto del camino real que comunicaba Castilla con el Levante.
A finales del siglo XVI aparece citado en las Relaciones Topográficas de los pueblos de España, ordenadas por Felipe II y que ofrecían una descripción detallada de todos los asentamientos poblacionales de los reinos que gobernaba 1575 y 1579, aparece la primera mención a un puente en Alcalá del Júcar, “tiene esta villa en el dicho río un puente de cal y canto de cinco arcadas muy rica y bien edificada y es el mejor puente que tiene dicho río de Júcar”.
El puente que conocemos en la actualidad no es el original, sino que existió otro anterior y que, quizás, sí fue de construcción romana, afirman desde la web Turismo Alcalá del Júcar. El anterior puente no soportaría las riadas o el tiempo transcurrido desde la época romana, lo que provocaría que se construyese el actual.
La construcción que se conserva fue edificada durante el reinado de Carlos III, conservándose una lápida que atestigua que el puente fue construido en marzo de 1771.
Se trata de un puente macizo de estructura realizado en sillería. Consta de cuatro ojos, con una gran luz en sus arcos. Las frecuentes riadas que ha padecido y los deterioros por el uso han obligado a numerosas restauraciones ya desde el siglo XVIII, siendo la más reciente de ellas la del año 1990, en la que se sustituyeron sus albardillas y el pavimento, todo ello con la piedra natural de la zona, tal y como describe el Portal de Cultura de Castilla-La Mancha.
En la mitad del puente, se hallaba la llamada “Cruz del Puente” realizada en piedra y derribada durante la última contienda en la Guerra Civil. Tras la victoria Franquista se construyó la llamada “Cruz de la Victoria” para conmemorar el triunfo. Bajo esta cruz es donde se encuentra la lápida que nos fecha la construcción en el año 1771.