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jueves, 25 de abril de 2024
Guardias Civiles Azuqueca de Henares.
Guardias Civiles Azuqueca de Henares.
Una noche inolvidable - 25 mayo 2022 - Azuqueca de Henares

La noche de Halloween de 2021 en Azuqueca de Henares (Guadalajara) marcará un antes y un después en la memoria de todos los que se vieron implicados en ella. Especialmente, en los cuatro guardias civiles que acudían ante el aviso de unos padres asustados por no tener noticias de su hija.


Ya han pasado más de siete meses y ellos regresan al lugar de la tragedia. No habían vuelto a pasarse por aquí. Esta vez lo hacen de día. Sin la oscuridad y la lluvia de aquella noche. El local abandonado de la Casa de Andalucía continúa acordonado desde entonces.

Dos coronas de flores secas…

Dos coronas de flores secas recuerdan lo sucedido aquella noche en la que una menor perdía la vida y 8 personas resultaban afectadas por monóxido de carbono. Los cristales por el suelo evidencian que alguien acudió en su auxilio.

Lugar de la fiesta de Halloween. Azuqueca de Henares.

Lugar de la fiesta de Halloween. Azuqueca de Henares.

«Nos costaba sacar a una persona entre varios agentes y eso no era normal»

Recibieron el aviso de los padres de Marina mientras se encontraban en las dependencias del puesto de Azuqueca de Henares. Fue entonces cuando bajó la primera patrulla con los dos agentes que dieron con la ubicación de la fiesta.

Llegaron «por descartar el último local» y fue cuando se encontraron con los jóvenes, según explica Juan Miguel Domínguez. «Empujé la puerta y vi que se abría, entonces encontramos a la primera joven tirada junto a la puerta. Cuando levantamos las linternas hacia arriba ya vimos los cuerpos inconscientes en el suelo«. En ese momento avisaron a otra patrulla y es cuando los cuatro accedieron al local para empezar a sacar a los jóvenes.

Nada les hacía sospechar lo que ocurría dentro. «Ver personas en el suelo que no responden, que les sale espuma de la boca, que tienen una respiración muy intensa y no entender qué está pasando es un poco fuerte pero al final uno se tiene que poner a trabajar y pensar en salvar las vidas.» Así se lo ha contado a encastillalamancha.es el guardia civil Matías Sebastián, cómo fueron esos primeros minutos tras abrir la puerta.

Había algo en el ambiente

El local de techo bajo, en forma de «L» y con las ventanas cubiertas por tablas de madera detrás de los cristales, se convertía en la «trampa perfecta».

Provistos de sus linternas y sin saber a qué se enfrentaban, pronto empezaron a darse cuenta de que había «algo raro». Lo notaron cuando cargar con los cuerpos de los jóvenes entre dos o tres personas les empezaba a costar un esfuerzo que no era el normal.

«Es cuando te das cuenta de que posiblemente no sea una droga, sino que sea algo que hay en el ambiente.» nos cuenta el guardia civil Evaristo Pulido. Ahí, para ventilar, empezaron a romper los cristales que a la mañana siguiente tendría que sacarse de su propio cuerpo «esa noche por la mañana un cristal me salió del ojo» asegura Pulido.

Fue en una segunda inspección del local cuando dieron con el generador, que se encontraba en una segunda habitación al fondo del local.

«No es un gracias por cualquier cosa, es por haberme salvado la vida»

Hace unos meses se produjo el encuentro entre dos de los agentes que salvaron la vida de los jóvenes con ellos y sus familiares.

«Un momento complicado» que vivieron en la toma de declaración del juzgado hace dos meses aunque a la vez, aseguran sentirse «contentos». «Fue emotivo poder verlas y saber que estaban bien».

Sentimiento agridulce al encontrare también con los padres de Marina, «Darles la tranquilidad de que hicimos todo lo posible por ella, incluso poniendo en riesgo nuestra vida aunque no pudimos hacer nada por ella«. Así nos lo traslada Juan Miguel Domínguez, uno de los dos agentes que también resultaban afectados por inhalación de monóxido de carbono.

Local acordonado. Azuqueca de Henares.

Local acordonado. Azuqueca de Henares.

Las «heridas emocionales»

La tragedia pudo ser todavía peor si no llega a ser por el instinto de unos padres asustados y el coraje de cuatro guardias civiles que sin pensarlo dos veces pusieron a salvo a todos los jóvenes. Hoy tres de ellos (el cuarto está de baja por paternidad) recuerdan emocionados las que podrían ser las horas más duras de su carrera profesional.

«Lo físico en una semana se pasa pero mentalmente te sigue afectando. Hay muchas sensaciones, olores… que te recuerdan los hechos, eso siempre se te va a quedar ya» confiesa Evaristo Pulido. La vida sigue para ellos aunque lo hará con esa noche para siempre en su recuerdo.

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