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lunes, 9 de diciembre de 2024
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Daños causados por la DANA en Letur (Albacete). Foto: EFE/Manu
Una tragedia que empezó el 29 de octubre - 05 noviembre 2024 - Toledo

Han pasado siete días desde que el pueblo albaceteño de Letur se enfrentara a la mayor riada que recuerda, pero aún busca a cuatro de los seis desaparecidos, dos ya han recibido sepultura. Hoy se han encontrado más restos humanos, aún todavía por identificar.

No hacía mal día. Eran las 13.30 horas del 29 de octubre y Antonio y Angelita, de 79 y 72 años, empezaban a comer. De repente, escucharon un ruido muy característico, que conocían bien, el de la ‘crecía’. El agua pedía paso porque más arriba había llovido.


Lo que no sabía este matrimonio, como recuerdan hoy sus hijos, José Ángel y Manuel Rodríguez, es que habían caído más de 200 litros por metro cuadrado en la cabecera y venían por la rambla arrasando todo a su paso.

En cuanto Antonio vio que entraba el agua por su calle, supo que algo no iba bien. La rambla, con una fuerza nunca vista, había chocado con la roca de la cruz blanca y avanzaba fuera de su camino arrasando todo, incluso se llevaba la cruz.

Antonio y Angelita están bien, pero los restos de uno de sus vecinos acaban de aparecer este martes, siete días después de la catástrofe. Y es que, pasadas las 17.00 horas de la tarde de aquel día, el agua bajaba dejando un escenario de desolación en Letur nunca visto. Por la noche, ya se sabía que había seis desaparecidos y que los accesos al casco antiguo, de estilo mudéjar, estaban interrumpidos por un escenario similar al del estallido de una bomba.

Mientras se escucha el sonido de los perros y helicópteros, junto con las máquinas trabajando en una reconstrucción que será lenta, el párroco, Ignacio Requena, hijo del pueblo, ha insistido a EFE, como el resto de los vecinos, en que «las familias necesitan pasar el duelo y para ello es necesario que se recuperen los cuerpos».

Requena fue el primer vecino que llamó al 112 para advertir de que lo que estaba pasando en Letur era una catástrofe. De hecho, los mayores saben que hace 80 años la ‘crecía’ se comportó igual, pero no hubo víctimas.

Mientras los trabajos de rescate y reconstrucción siguen sin descanso, Letur se siente arropado por voluntarios que, como la cantante María Rozalén, han dado más fuerza, si cabe, a la llamada de un pueblo que no quiere caer en el olvido hasta volver a ser el de antes.

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