En pleno Montes de Toledo encontramos un lugar idílico que no permite embaucarnos en plena naturaleza, desconectar de la rutina y las prisas y paralizar el reloj en una zona tan bella como desconocida. Se trata de una ruta de senderismo con un final de cuento: una cascada de agua cristalina desde 10 metros de altura.
Concretamente, se encuentra en el término municipal de Navahermosa. Desde esta localidad toledana sale la ruta de la Hoz de Carboneros.
Al sureste del pueblo, el valle que forman los curso de los arroyos Trevejiles y Jimena se estrechan en su parte más alta en una garganta por la que el agua corre en bonitas cascadas y pequeños arroyos.

Ruta Hoz de Carboneros. Imagen: Viajes por Castilla-La Mancha.
La ruta, 14 kilómetros en total, es lineal, ida y vuelta por el mismo recorrido, con una duración aproximada de 4 horas y 30 minutos. La dificultada es baja-media, aunque los últimos tramos es de terreno irregular, por lo que la dificultad puede ser algo más costosa.
No está señalizada, así que se recomienda llevar mapa y GPS.
Recorrido de la ruta con un final de película: una cascada de agua cristalina
El recorrido se inicia en la entrada del coto social de Navahermosa, donde se puede dejar el coche. Para llegar hay que salir del pueblo con dirección al cementerio y continuar siempre recto, dejando el castillo de Dos Hermanas a la izquierda.
El paisaje que brinda desde el comienzo es increíble: a lo lejos podemos ver “El Robledo”, San Pablo de los Montes e incluso Los Yébenes.
Por el fondo de la depresión discurre el arroyo Jimena, cuyo cauce será el guía, pues se ha de seguir en todo momento. La vereda se estrecha por la garganta hasta obligar a los senderistas a andar en fila india. Alternando subidas y bajadas, a unos 4 kilómetros del inicio, llegaremos hasta zonas en las que no habrá senda y habrá que andar entre rocas y pedrizas.

Ruta Hoz de Carboneros. Imagen: Viajes por Castilla-La Mancha.
El final de la ruta es la parte con más dificultad, pero con un final que merece la pena: ya en el corazón de la hoz, encajonados entre grandes paredes de roca, encontraréis un entorno fabuloso de abundante vegetación. Es aquí donde en época de lluvias tendréis que mojaros los pies para cruzar el arroyo.
La dificultad aumenta teniendo que trepar a cuatro manos por un pedregal, aunque apto para cualquier persona activa.
A penas 100 metros a la izquierda, encontraréis la imponente cascada de Carboneras con una agua cristalina desde 10 metros de altura, la recompensa de esta ruta casi secreta.
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