jueves, 28 de marzo de 2024
Acto se inauguración de la torre de la Catedral de Toledo.
Acto se inauguración de la torre de la Catedral de Toledo.
Inauguración de la restauración de la torre - 13 octubre 2020

La torre de la Catedral de Toledo ha recuperado su esplendor y ya luce restaurada, tras una importante intervención que ha supuesto su consolidación, limpieza, protección y la aplicación de tratamientos biocidas, para lo cual ha sido necesaria una inversión superior al millón de euros.

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Las actuaciones dieron comienzo el 4 de agosto de 2019, tras cuarenta días de montaje de andamios a su alrededor, una tarea que se inició después de que hace ahora dos años, el 14 de octubre de 2018, una pieza de una de las cornisas de granito se desplomara hacia la calle Arco de Palacio.

«Una de las obras que tocan la fibra sensible»

La intervención ha sido financiada por el Cabildo del templo primado y ha recibido el reconocimiento del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y de la alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón, quienes han participado este martes en el acto de presentación de las obras.

Ambos han acompañado al arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, y al deán de la Catedral, Juan Miguel Ferrer, en un encuentro en el que han destacado el significado que tiene el templo primado para la ciudad de Toledo, uno de los monumentos más visitados de la capital regional.

García-Page ha destacado la importancia de los trabajos que se han llevado a cabo y ha asegurado que «se trata de una de esas obras que tocan la fibra sensible, porque Toledo tiene en su Catedral a su gran imán».

«Este es un símbolo imponente que ha requerido muchos cuidados», ha indicado el presidente en relación a la torre, al tiempo que se ha ofrecido a colaborar con el Cabildo catedralicio «si algún día se plantearan acabar la segunda torre».

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Además, ha emitido un mensaje de esperanza a aquellos que peor lo están pasando en la actual coyuntura, convencido de que «las cosas nos irían mejor, como sociedad y como pueblo, si trabajáramos como se hizo esta torre, con altura de miras y pensando a largo plazo».

«Un acicate más para venir a Toledo»

De su lado, Tolón ha anunciado que el Gobierno de España incluirá el templo primado en 2021 en el Plan Nacional de Catedrales, con un proyecto de restauración y rehabilitación en el que el Cabildo y el Ayuntamiento llevan meses trabajando.

La responsable municipal ha afirmado que la Catedral de Toledo es, por sí misma, «motor económico de la ciudad» y ha añadido que la restauración de su torre es «un acicate más para venir a visitar una ciudad Patrimonio de la Humanidad».

 

Por su parte, Cerro ha recordado que la caída de una piedra puso «las bases» para realizar esta actuación en el templo primado, del que ha dicho que es «un auténtico canto a la belleza».

El arzobispo, quien ha manifestado su «alegría», así como su agradecimiento a todos los que han participado en los trabajos, ha asegurado que esta obra se pone al servicio de la sociedad, que se encuentra «metida en un momento de sufrimiento» del que se ha mostrado convencido de que «saldremos».

Los restauradores explican la intervención

En el evento también han intervenido el conservador y restaurador del templo, Antonio Sánchez-Barriga, y el arquitecto Juan Pablo Camblor, quienes han explicado las actuaciones que se han llevado a cabo.

El criterio de intervención ha sido, principalmente, la consolidación, limpieza, protección y tratamientos biocidas, más la sustitución de elementos de piedra totalmente disgregados y con pérdida de volumetría y, en otros casos, el sellado y cosido de grietas y fisuras.

El tratamiento de las juntas se ha realizado con morteros de cal, ajustándose a la tonalidad y textura del entorno pétreo con terminación de línea negra, imitando la antigua construcción en la fachada.

También se apearon las rejas correspondientes a las ventanas de las campanas, a punto de ceder.

Durante el acto, además, ha habido palabras de recuerdo y gratitud al que fuera el arquitecto de la Catedral durante más de veinte años, Jaime Castañón, quien dirigió el proyecto y las actuaciones hasta poco antes de morir, el pasado mes de abril, como consecuencia del coronavirus.

La restauración de la torre

El domingo 14 de octubre de 2018, a primera hora de la mañana, una pieza de una de las cornisas de granito de la torre de la Catedral, se desplomó hacia la calle Arco de Palacio. Los bomberos realizaron los trabajos de emergencia saneando y desmontando diversas piezas sueltas. En reunión urgente del Cabildo se decide realizar una inspección pormenorizada de las fachadas y cornisas de la torre para documentar las lesiones y procesos patológicos existentes y desarrollar las actuaciones preventivas durante la inspección, tales como el acuñado o desmontaje de elementos con peligro de desprendimiento.

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Se comprueba el avanzado estado de deterioro de muchos de sus elementos. Detectándose la presencia de fracturas, grietas y fisuras en los sillares pétreos y en algunos elementos escultóricos. La descomposición de los morteros de juntas y pérdida de cuñas de sostén entre las piedras provocaron pérdidas con disgregación de la misma piedra.

Por tanto, el Cabildo decide encargar un proyecto a su costa, aceptando el gasto total de la restauración, porque es sensible a la conservación de su arquitectura, sus obras de arte y ser los guardianes de la herencia de nuestros antepasados.

El proyecto encargado a los conservadores de la Catedral fue diseñado describiendo todos los elementos necesarios para una restauración y consolidación de todos los componentes, que requieren una estabilización para una conservación eficaz. El criterio de intervención ha sido principalmente la consolidación, limpieza, protección y tratamientos biocidas, más la sustitución de elementos de piedra totalmente disgregados y con pérdida total de volumetría y en otros casos el sellado y cosido de grietas y fisuras.

El tratamiento de las juntas, que, en definitiva, son las que consolidan las uniones entre los diferentes bloques de piedra, se ha realizado con morteros de cal ajustándose a la tonalidad y textura del entorno pétreo con terminación de línea negra, imitando la antigua construcción en la fachada. También se apearon las rejas correspondientes a las ventanas de las campanas a punto de ceder.

La torre esbelta de nuestra catedral representa un bloque, una forma, una unidad construida sobre los cimientos íntegros de creencias firmes que van acompañando su historia, su cultura y el emblema de esta ciudad.

La historia de la Catedral

La torre de la Catedral de Toledo es una obra comenzada en 1380 por Pedro Tenorio con piedra berroqueña de la cantera de Guadajaraz, continuada por el Maestro de obras de la Catedral Alvar Martínez, y rematada años más tarde por Hanequin de Bruselas durante el siglo XV. Posee una altura de 93 metros.

Proyectada sobre la antigua capilla de los Reyes Nuevos, se trabajó activamente hasta alcanzar, en 1428, la franja de piedra de pizarra, que son lápidas reutilizadas, extraídas del suelo de la anterior capilla. Al año siguiente se ha alcanzado el último cuerpo, en el que se abren los arcos para las campanas.

Exteriormente, el cuerpo cuadrado de la torre se divide en seis cuerpos desiguales. El primero, liso, obra del maestro Alfonso de 1380, en tiempos del arzobispo don Pedro Tenorio (1377-1399), se diferencia de los demás al estar éstos divididos en paneles o recuadros. Su planta es cuadrada, con estribos en los ángulos.

En el segundo cuerpo, ya a cargo de Alvar Martínez, son las columnillas y resaltes rematadas por un friso de pizarra negra sobre el que van los escudos del arzobispo Martínez Contreras con cruces y castillos, y otro con un león rampante.

Sigue un tercer cuerpo que tiene los mismos resaltes de columnas con un capitel vegetal corrido de piedra blanca de Regachuelo, Encima del capitel, el cuerpo se remata con un friso de arquillos ciegos apuntados con azulejería valenciana de Manises en azul y blanco. El cuarto cuerpo continúa con los resaltes, pero es más bajo y se remata con un friso de sarta de bolas y cabezas salientes de frente. En 1432 se llega al quinto cuerpo, en el que se abren las ventanas. El conjunto de Alvar Martínez queda rematado con un último tramo más pequeño en el que resaltan los escudos del arzobispo Juan de Cerezuela (1434 – 1442).

A lo largo de los siglos la torre fue restaurada con intervenciones de diversa índole. El fuego afectó el cuerpo octogonal superior y destruyó completamente el chapitel, que se restauró en 1682. Más adelante en el siglo XVIII con el cardenal Lorenzana se pusieron nuevas piedras y posteriormente en el año 1804. Ya en el siglo XX, dos intervenciones más, una en los años 60 y otra en 1991.

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