Varias decenas de personas han participado este pasado sábado en Toledo en la marcha del Día del Orgullo LGTBI, que ha discurrido por varias calles del casco histórico de la ciudad en un ambiente festivo, organizada por la asociación Bolo Bolo LGTBI Castilla-La Mancha.
Encabezada por una pancarta con el lema ‘Diversidad rural, orgullo universal’, la marcha se ha iniciado en la plaza de Zocodover y ha finalizado en la plaza del Ayuntamiento, en medio de consignas como ‘Se nota, se siente, Toledo entiende’ y amenizada por los sonidos de una batucada.
Los participantes han portado emblemas y enseñas representativos del colectivo y adornos con los colores arcoíris y también se ha visto alguna bandera palestina en la marcha, que ha finalizado con la entrega de los premios ‘Javier Fernández’ en la plaza del Ayuntamiento, donde se ha celebrado una fiesta tras la lectura de un manifiesto.
Preocupación por los discursos de odio y una respuesta institucional insuficiente
En el manifiesto ‘Toledo entiende 2025′, se ha expresado la preocupación del colectivo por el repunte de las agresiones físicas y verbales contra el colectivo, coincidiendo con el auge de los discursos de odio «y una respuesta institucional insuficiente».
En este sentido, en el texto se ha recordado que el informe Estado del Odio: Estado LGTBI+ 2025, publicado en mayo por la Federación Estatal LGTBI+ determina que una de cada cuatro personas LGTBIAQ+ sufre discriminación en España, y las agresiones se han duplicado en un año.
Según este informe, más de ochocientas mil personas han sufrido acoso, y otras tantas agresiones, y más de un millón doscientas han sufrido discriminación, en ámbitos como el empleo, el acceso a servicios o la vivienda.
Asimismo, en el manifiesto se ha indicado que en Castilla-La Mancha «estamos encaminados a hacer piña para hacernos oír», por lo que cada vez se celebran más orgullos en las localidades castellanomanchegos y se intentan tejer redes de apoyo cada vez más firmes, lo que es particularmente importante en el mundo rural, en el que es fácil que los miembros del colectivo se sientan especialmente solos.
El manifiesto ha finalizado con un llamamiento «a la unión, la resistencia y la esperanza», así como «a arrimar el hombro y dar la cara», para construir una sociedad mejor «en la que ni nuestras vidas ni las de nadie estén constantemente bajo amenaza y donde ninguna condición nos ponga por debajo ni por encima del resto de los seres vivos».