viernes, 29 de marzo de 2024
UN ENAMORADO DE LA CULTURA NIPONA 25/11/2011junio 14th, 2017

Su pasión por el mundo oriental comenzó cuando era joven y estudiaba en Estados Unidos. Allí amigos japoneses le introdujeron en esta cultura y pusieron la semilla de lo que con el tiempo ha acabado siendo su profesión, la de traductor de libros japoneses y profesor de literatura japonesa en el CES «Felipe II» de Aranjuez (Universidad Complutense de Madrid) y en la Casa de Asia de Madrid. Su espíritu viajero y su periplo por países como Irak, Corea del Sur y sobre todo Japón hicieron el resto.

Desde la localidad toledana de El Real de San Vicente donde reside, Carlos Rubio -natural de Cazalegas (Toledo)- se dedica a la traducción de obras clásicas y modernas. Ha traducido al español «Kokoro», de Natsume Soseki (2003) y «Kokinshu»; (2005); también obras clásicas como «Heike monogatari», «Kojiki» (la primera obra literararia de Japón, del año 711), «Sarashina nikki» y «Soga monogatari»; y publicaciones modernas como «Los años verdes», «Confesiones de una máscara» y «Los sables», de Mishima.


Además escribió la primera historia de la literatura japonesa en español titulada «Claves y textos de la literatura japonesa» (Cátedra, 2008) y es conocido en Japón como editor de diccionarios («Kenkyusha Nuevo Diccionario Español-Japonés», en 1992, reeditado en 2005 como «Puerta»; y el «Diccionario Crown Japonés-Español», de la editorial Sanseido, 2004). Actualmente trabaja en la traducción de una obra del siglo XVIII que aborda historias de samurais homosexuales y en la de «El sutra del loto», de la editorial Herder.

Todo ello le valió en 2010 la concesión por parte del gobierno nipón de la Medalla del Mérito Cultural que concede el Ministerio de Asuntos Exteriores, convirtiéndose así en el primer español en recibir tal reconocimiento.

Carlos Rubio es doctor en Lingüística por la Universidad de California, de donde -empujado por su afán por conocer otras culturas- se marchó a Irak para ser profesor visitante en la Universidad Al Mustansiriya de Bagdad. De ahí se trasladó a la universidad de Seúl y de esta a la de Tokio, residiendo en la ciudad japonesa de 1985 a 1990, tiempo en el que estudió en profundidad el idioma.

De regreso a España, y atraído por el entorno de la sierra, se instaló cerca de su localidad natal, en El Real de San Vicente, donde se ha convertido en un auténtico embajador de la cultura japonesa. Asegura que el auge de todo lo que tiene que ver con el mundo nipón no es de ahora, «siempre ha habido gran interés en Europa». Fue a principios del siglo XX cuando se tradujo la primera obra japonesa. En los años 60 se vivió un segundo auge de esta literatura y actualmente, añade, estaríamos en la «tercera cresta».

Las razones de este último boom hay que buscarlas en los «Manga» -«los adolescentes que en su momento se interesaron por este fenómeno ahora, de mayores, han dado el salto a la literatura japonesa», indica Rubio-; el éxito obtenido por el escritor Haruki Murakami; y la fascinación que empezó a suscitar en España hace ya 15 años la moda, el cine, la gastronomía o el diseño japonés.

En su opinión la literatura japonesa «es la más importante del mundo». Apunta que, como ocurre a nivel mundial, allí también es una forma de escaparse de este mundo, sin embargo el país nipón aporta a los textos un repertorio estético y una temática únicos.

De cara a los lectores recomienda «El santo del monte Koya» (Editorial «Satori»), de Izumi Kyoka, unos cuentos sutilmente terroríficos del autor al que ya han calificado como el Edgar Allan Poe de la literatura japonesa; «Vida de un idiota y otras confesiones», también de la editorial «Satori» y escrita por Ryunosuke Akutagagwa; o «Los años de espera» (Alianza Editorial), de Fumiko Enchi, que aborda el fuerte machismo arraigado en el país asiático.

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