jueves, 25 de abril de 2024
En centros de Secundaria 23/12/2011junio 14th, 2017

Tres profesionales de Toledo han conseguido el premio internacional de educación social «Quim Grau i Fuster» que organizan el Colegio de Educadores y Educadores Sociales de Cataluña (Ceesc) y la asociación de educadores y educadoras sociales GRES. Este galardón reconoce su obra «Experiencias de educación social en Secundaria. Entre contingencias sociales y virtualidades educativas», en el que ofrecen una panorámica y varias formas de abordar, interrogarse y problematizar el trabajo de los educadores sociales en los centros de Secundaria.

María Díaz García, Estrella Fernández Romeralo y Ruth Barranco Barroso se han dedicado duante años a -tal y como ellas mismas señalan- «escribir a cerca de lo que vemos y experimentamos en nuestro desempeño profesional como educadoras sociales». Fruto de ello, y de las reflexiones que han llevado a cabo, presentan al educador social como un profesional que aporta su saber y su saber hacer en aquellas cuestiones relativas a la convivencia, el absentimsmo y la dinamización de los centros educativos; y un profesional que da cuenta de la ética y responsabilidad profesional cuando logra multiplicar las posibilidades de adquisición y disfrute de la cultura. En este trabajo señalan que «la transmisión y la mediación son nuestra tarea y nuestra herramienta en pos de una mejora de la vida cultural y social de los alumnos»; y ponen de manifiesto que el educador social no es el «experto» al que se le transfieren los problemas para darles solución de forma aislada sino que trabaja en equipo y en colaboración con el resto de profesionales y las familias, lo cual multiplica las posibilidades de éxito de las acciones. En «Experiencias de educación social en Secundaria» apuntan que los educadores sociales pueden contribuir a desplegar una apertura al entorno más inmediato; que las acciones y dispositivos del educador social no se dirigen «exclusivamente» a lo catalogado como problemático por lo social, sino que se dirigen a toda la comunidad educativa en general; y que la educación social puede trabajar para que la asistencia de jóvenes y adolescentes a la institución escolar pueda sostenerse, realizarse y mantenerse en el tiempo con las mejores posibilidades.


Para las tres obtener el premio «Quim Grau i Fuster» supone un reconocimiento a la profesión y un impulso importante para que los educadores sociales «podamos hacernos visibles y tener voz propia en los territorios de las profesiones sociales y educativas».

Sin perder de vista las tareas de un educador social -la atención al absentismo; luchar contra el abandono escolar temprano; promover la convivencia y la animación sociocultural-, consideran que actualmente los centros educativos se enfrentan a nuevos retos y se incrementan sus encargos como institución educativa. Pero también hacían referencia a los obstáculos, el principal de ellos -añadían- la «desresponsabilización», que solo conduce a la «culpabilización de unos y otros alejando las posibilidades de entendimiento para llegar a una visión compartida de los problemas». Frente a esta cuestión proponen pensar en la parte de responsabilidad que el centro educativo y los profesionales tienen respecto al absentismo, la convivencia…

Sobre el futuro de la educación, «claramente nos dirigimos a una mercantilización de la educación, es decir, a convertir la educación en un elemento más de negocio y lucro, donde los vínculos establecidos se doblegan a las lógicas del mercado perdiendo su verdadera esencia educativa, lo cual nos lleva a cuestionarnos si estamos asistiendo al desmantelamiento del Estado del Bienestar». Concluyen señalando que «evidentemente los recortes afectarán a nuestro trabajo e incluso a la propia profesión, que puede ver un retroceso al asistencialismo o voluntarismo de épocas pasadas y que habíamos superado con los niveles actuales de nuestro Estado de Bienestar y con la profesionalización de ciertas ocupaciones. Pero lo importante es pensar en cómo esta política afectará a la ciudadanía».

María Díaz es profesora asociada en el Grado de Educación Social en la Universidad de Castilla-La Mancha y miembro del Grecs (Grup de recerca sobre exclusió i control socials) de la Universidad de Barcelona. Diplomada en Educación Social por la UCLM y Licenciada en Pedagogía por la Universidad de Barcelona, actualmente es trabajadora social en el IES «Castillo del Águila» de la la localidad toledana de Villaluenga de la Sagra. Estrella Fernández es diplomada en Educación Social y actualmente cursa el cuarto curso del Grado de Educación Social en la UCLM. Trabaja como educadora social en el IES «Juanelo Turriano» de Toledo desde 2006 y forma parte de la sección profesional de educación del Colegio Profesional de Educadores Sociales de Castilla-La Mancha. Por último, Ruth Barranco Barroso es profesora asociada en el Grado de Educación Social en la UCLM y miembro del Grecs. Trabaja como orientadora educativa en el CEPA «Teresa Enríquez» de Torrijos (Toledo).

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