miércoles, 8 de mayo de 2024
Presidente de Globalcaja 24/01/2012junio 14th, 2017

«Ni hemos dependido de los políticos, ni vamos a depender», dice Luis Díaz Zarco, presidente de Globalcaja, quien contesta «nunca, nunca; eso es una tontería» a la pregunta de si Globalcaja nació como la «caja de Barreda», el expresidente. De ello habla en la entrevista que publicamos en portada de encastillalamancha.es y de la que ofrecemos en esta noticia lo tratado sobre este tema.

¿Globalcaja era la caja de Barreda?


Eso es una tontería. No hemos sido la caja de Barreda nunca, nunca. De los políticos no hemos dependido nunca, ni vamos a depender. Siempre vamos a colaborar, pero dependencia ninguna. Si el Gobierno no funciona, no funciona la comunidad y estamos demostrando ahora nuestra colaboración y lo hubiéramos hecho igual con el de Barreda si nos lo hubiera pedido. Con este Gobierno estamos encantados, porque cuenta más con nosotros y eso nos encanta. Les ayudaremos todo lo que nuestras posibilidades nos permitan.

¿Cómo son sus relaciones con el Gobierno de Castilla-La Mancha?

Muy buenas.

¿Qué opinan del plan de ajuste?

Son medidas necesarias. Lo que hay que hacer es luchar para que haya empleo otra vez. Y los empleadores y los trabajadores tenemos que hacer sacrificios, porque lo más importante es crear empleo. Y si todos ganamos igual o menos y trabajamos más, el empleo se va a crear.

“HAY QUE CONOCER AL EMPRESARIO”

Y un hombre de su madurez, que era número uno en Ciudad Real, ¿cómo lleva tener que volver a empezar abriendo mercado en una provincia donde es desconocido y que es muy exigente?

Estoy encantado de estar aquí y empezar las reuniones con empresas y cooperativas, porque yo vengo del campo. Estoy encantado de explicar que antes teníamos 1.600 millones de activos medios y ahora tenemos casi 5.000, antes teníamos 400 millones de liquidez y ahora 1.200 o 1.300. Para nosotros, la banca minorista, lo importante es conocer a la gente. Yo les digo a mis ejecutivos que el papel lo aguanta todo, que hay que conocer al empresario.

¿Es de esa escuela que según ve entrar un cliente a la sucursal sabe si va a pagar o no?

Sí. Algunas personas que llevamos ya tanto tiempo en el mercado sabemos, con el hecho de hablar con una persona, si te está engañando o no. Si te mira a los ojos o no, eso es muy importante.

EL “INSUSTITUÍBLE” CALAMA

¿Echa de menos a Miguel Ángel Calama?

Lo echo de menos como gran profesional que era, gran amigo y gran persona que sabía dirigir una entidad. Profesionalmente su faceta está cubierta por gente que está a su altura, pero es insustituible como amigo y como persona que se ocupaba de la entidad y de los clientes.

A Calama se le consideraba el alma de la fusión. Ahora ha tenido que asumir un papel que no tenía previsto.

A mí no, a los tres directores generales, que son personas muy cualificadas que están llevando todo muy bien. Pero hace falta un presidente, junto con los copresidentes, para dar la confianza al mercado y evitar que pudiera haber alguna fisura.

Gobernar una caja con tres directores generales y dos copresidentes necesita alguien que mande más. ¿Hay un mando único? ¿Es usted ese hombre?

(Risas). Efectivamente, se me ha concedido el mando y lo ejerzo y es necesario que lo ejerza. Si no hay un mando definido en una entidad del tamaño que espero que acabemos siendo, es complicado. Sí, hay un mando único, el Consejo Rector encabezado por su presidente.

De los 50.000 millones que se estima que hay que inyectar a la banca española para recapitalizarse, ¿cuántos necesitaría Globalcaja?

Ninguno, no necesitamos nada.

NI CONTRATOS BLINDADOS, NI SUELDAZOS

¿A usted le espera una pensión de 52 millones de euros cuando se jubile, como a Francisco Luzón, en el Banco de Santander?

La pensión que voy a tener cuando me jubile es de 2.300 euros, porque cotizo el máximo como autónomo. Pero los bancos, como entidades privadas que son, tienen derecho a hacer lo que consideren con sus ejecutivos.

¿Globalcaja paga esos sueldos, esas indemnizaciones y tiene contratos blindados?

Nosotros no tenemos ningún contrato blindado. Somos gente de a pie con contratos normalitos, más bien bajos.

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