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26/12/2011junio 14th, 2017

Talaverano «pata negra», como él mismo se califica. Y en cuanto deje de ser subdelegado del Gobierno en Toledo, que le queda muy poco, volverá a ejercer como profesor de Geografía e Historia en el instituto Juan Antonio Castro en la ciudad de la cerámica, «donde me está esperando mi amigo José Francisco Rivas con los brazos abiertos».Los periodistas le echaremos de menos porque, cosa rara en un político, nunca dejó de ponerse al teléfono ni de facilitar información. Si hubiera premios para el más humano seguro que él estaría entre los tres primeros.Es Francisco Javier Corrochano, quien fuera alcalde de Talavera en una etapa convulsa, delegado de la Junta en Toledo y ya casi ex subdelegado del… Entró en 1982 en el Partido de Acción Democrática que lideraba Fernández Ordóñez, paso previo a su eterna militancia en el PSOE. Alcalde con 40 años, fue también diputado regional y presidente del Grupo Parlamentario Socialista.Le encanta la música de todo tipo e incluso llegó a tocar la guitarra con un grupo de amigos. Militante de UGT, «aunque no sé si debo alguna cuota», sus respuestas sobre el sexo son cuanto menos, cachondas.Se echará de menos a Corrochano, todo bonhomía y saber estar. ¡Suerte!

¿Va a echar de menos la política o no porque va a seguir en ella?


No, no, no… No voy a echar de menos para nada la política. Quiero seguir trabajando en el partido y estoy a su disposición. La política para mí no es algo pasajero, quiero seguir en activo. Tengo 61 años pero la ilusión de un principiante.

Anunció hace poco que no le importaría ser el próximo secretario local del PSOE en Talavera. ¿Sigue pensando lo mismo?

Lo que sigo pensando es que tal y como se han puesto las cosas tras las elecciones hay que ser generoso con un partido que te ha dado tanto. He sido alcalde de mi pueblo, delegado de la Junta, subdelegado del Gobierno… Es el momento de decir aquí estoy. Si no soy el secretario general apoyaré a quien lo sea y si hay que poner carteles, ahí estaré.

¿Ha pensado en un tándem José Gutiérrez-Javier Corrochano o viceversa?

Sí, ¿por qué no? Me llevo muy bien con Josechu, es un amigo. Le quiero un montón y puede tener un papel fundamental en la política allí donde esté.

¿Qué recuerdo le quedó de su etapa de alcalde de Talavera?

Ser alcalde de tu pueblo es inolvidable. Un recuerdo un tanto convulso porque entonces la política era un poco complicada. Desde la propia entrada por una moción de censura, que ya es bastante traumático, hasta la necesidad de tener que dimitir porque la situación con mi propio grupo era insoportable. Pero al final te quedas con lo bueno.

¿Guarda rencor a alguien?

No, en absoluto.

¿Por qué todo el mundo habla bien de Corrochano?

Será porque yo también hablo bien de todo el mundo. Creo en la política como un servicio público hasta las últimas consecuencias. Si puedes ayudar a alguien o al menos atenderle y decirle que no a algo que pretenda también lo entiende. El ciudadano lo que quiere es que seas limpio y claro, que lo que se puede hacer se haga y lo que no que se explique.

De Isidro Flores, que fue quien le levantó el sillón de la Alcaldía, mejor no hablar…

No, tampoco tengo ningún problema con Isidro… Hablo con él y me tomo un vino si es menester. Tenemos concepciones de la vida y la política diferentes pero no le guardo rencor. Si yo algún día tuviera algún papel de relevancia en el partido no tendría inconveniente en pedirle que volviera a militar en el PSOE. ¡A él y a algún otro alcalde que seguramente se merezca que también se le resarza la falta de militancia en el PSOE!

Habla de Pablo Tello.

Sí. A Pablo, que está delicado de salud, no pasaría absolutamente nada porque se le ofreciera la posibilidad de volver a tener el carné socialista.

¿Se imagina que le llaman para volver a ganar la Alcaldía de Talavera?

Pues ahí estaremos. Ya se ganó una vez y no hay problema. No seré yo quien dé un paso atrás. No diré nunca que no a este partido.

¿Qué le hubiera gustado probar en política que no ha podido?

Tengo satisfecha mi vanidad política. Quizás en algún momento pudiera haber tenido la intención de ser parlamentario nacional, pero no tengo ninguna asignatura pendiente.

¿Su peor día en la Subdelegación del Gobierno?

Han sido tres. Los tres días que tuve que ir a ver a tres mujeres muertas por violencia de género en Talavera, Fuensalida y Chozas de Canales. Fue terrible.

¿Va a echar de menos a su jefe Máximo Díaz-Cano?

Sí, sí, sí, sí… Rotundamente sí. Yo a Máximo tengo muchas cosas que agradecerle. Es culto, preparado y con una tremenda capacidad de síntesis. Pero sobre todo es una persona que me ha dejado trabajar con mucha libertad.

¿Qué va a ocurrir con Emiliano García-Page?

Lo que él quiera. Es un fenómeno con juventud, capacidad, experiencia y, sobre todo, con territorio. Para tener en cuenta a nivel regional… ¡Y federal incluso!

¿Debería ser el secretario regional del PSOE?

A mi me encantaría que fuera el próximo secretario federal.

¿A quién ficharía del PP para el PSOE?

Por capacidad de trabajo, seguramente que a Carmen Riolobos, no así por su forma de decir las cosas. Por su afabilidad, a Jaime Ramos, que es mi contacto natural para los temas de partido. Pero cada cual se pone la camiseta del partido que quiere.

¿Está de acuerdo con la pena de muerte?

En absoluto.

Sin trabajo ni prestación, ¿qué estaría dispuesto a hacer para comer?

Ir a la vendimia; es muy triste que en la pasada vendimia no encontráramos gente en España para coger la uva.

¿Qué personaje histórico sería?

Martin Luther King fue muy digno porque luchaba por la utopía.

¿Cuál fue su primer sueldo?

¡Huy, madre! En el instituto, unas 17.000 pesetas y supongo que me lo gasté en echar gasolina, en algo de ropa y en algún capricho.

¿Prohibiría la prostitución?

Me da una pena tremenda, habría que regularla.

¿Con qué duerme? Si duerme con algo, claro.

De cintura para arriba, con la ropa del tiempo; de cintura para abajo, desnudo siempre.

¿Qué libro está leyendo?

Tengo a medias «Anatomía de un instante», de Javier Cercas; y estoy empezando a releer «El siglo de las luces», de Alejo Carpentier.

¿En qué película le hubiera gustado actuar?

¡Sería malísimo! Si acaso en «El Cid», «Los diez mandamientos»…

¿Su mayor travesura?

Estudié la carrera en casa de mi hermana y un día que no estaban ni ella ni mi cuñado levanté a mis sobrinos a las dos de la mañana y les hice vestirse y ponerse la cartera para ir al cole como si fueran las ocho. Cuando les dije que era una broma… ¡Me odiarán de por vida!

¿Qué programas del corazón ve?

Nada, nada… ¡Nunca jamás!

¿Cuál es la mayor multa que le han puesto y por qué?

Una de 100 euros viniendo de Cádiz. Y no solo no mostré mi condición de subdelegado sino que pagué la multa, la plastifiqué y la llevo en el coche para que cuando alguien me pide que le quite alguna que le han puesto le enseño que yo las pago. ¡Claro que ha habido gente que ha pedido que se las quite! Y no lo he hecho.

Defínase: ¿de derechas, de izquierdas o de centro?

Socialdemócrata, de izquierda moderada.

¿Cree que el tamaño importa?

Pues supongo que sí, pero… También hay un refrán que dice «más vale maña que fuerza», ¿no? Ja, ja, ja…

¿El juego del parchís es cosa de hombres? Se lo digo porque ya sabe aquello de que se comen una y cuentan 20…

Creo que sí, que hay veces que contamos 20 sin comernos ninguna.

¿Se atreve a decir el lugar más raro donde ha practicado sexo?

¡Yo es que soy un clasicón para esas cosas! Estoy de acuerdo con aquello de… Qué difícil es hacer el amor en un Simca 1000 y por tanto siempre he elegido la cama mullida. Ja, ja, ja…

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