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martes, 9 de septiembre de 2025
Canal del trasvase Tajo-Segura.
Canal del trasvase Tajo-Segura.
Aunque supongan trasvases "más modestos" - 08 septiembre 2025 - Toledo

La Cátedra del Tajo UCLM-Soliss ha pedido este lunes que se diseñen unas reglas de explotación del Tajo-Segura que aporten «estabilidad» en los trasvases y «previsibilidad», para evitar situaciones de excepcionalidad hidrológica y aunque supongan trasvases «más modestos sobre el papel».

En nota de prensa, la Cátedra del Tajo ha respondido a la pregunta ‘¿qué requieren unas reglas de explotación del trasvase Tajo-Segura para ser eficientes?’ y ha respondido que «un sistema que pasa la mitad del tiempo en crisis no es útil para nadie» y que «la clave no está en seguir prometiendo más agua de la que existe, sino en gestionar bien la que realmente entra».


Asimismo, ha indicado que este «debate de titulares» en torno al trasvase se olvida lo esencial, que es que el agua disponible en la cabecera del Tajo «depende de lo que entra en los embalses, no de lo que nos gustaría sacar», por lo que «no se trasvasa lo que se quiere, sino lo que se puede».

Además, la Cátedra ha recordado que los datos históricos de Entrepeñas y Buendía reflejan que entre 1958 y 1980 recibían una media de 1.437 hectómetros cúbicos al año, que desde 1980 esa cifra se redujo casi a la mitad (749 hm³/año), y que desde 2009 ha vuelto a caer hasta situarse en 692 hm³ al año.

Cambio estructural en la hidrología

De esta manera, ha concluido que «no es un bache puntual, sino un cambio estructural en la hidrología del sistema que ha de tener reflejo en su gestión».

También ha añadido que el llenado medio de los embalses ha pasado del 65% en el periodo 1958-1980 a apenas un 26 % en el actual, y que la capacidad física de almacenamiento de agua sigue siendo la misma, pero las reglas de explotación han favorecido operar los embalses en niveles bajos para reducir la evaporación y poder de esta forma maximizar el trasvase medio.

Sin embargo, ha afirmado que esa estrategia ha tenido un coste alto: más irregularidad en los trasvases y más tiempo en situaciones de excepcionalidad; y en un contexto de menores aportaciones, mantener de manera delibera bajos los embalses ha impedido aprovechar su función natural de regulación.

Así, el resultado es que con las reglas de 1997 el sistema pasó un 24 % del tiempo en nivel de excepcionalidad (nivel 3), con las de 2014 ese porcentaje se disparó hasta el 65 % entre niveles 3 y 4 (nivel de no trasvase), con las de 2021 la excepcionalidad sigue crónica con un 42 % del tiempo en nivel 3 y, por tanto, «lo que debería ser excepcional se ha convertido en lo habitual».

Para la Cátedra del Tajo, no se trata de discutir si el umbral de no trasvase debe estar en 400 o 500 hectómetros cúbicos, sino de «asumir que la hidrología ha cambiado y que hay que gestionar de acuerdo con ella».

De este modo, ha sostenido que con las aportaciones actuales (692 hm³/año), desde un punto de vista técnico de la gestión de los embalses, lo sostenible es liberar unos 600 hm³ al año, de los que unos 480 son necesidades del Tajo (para satisfacer los usos propios y los caudales ecológicos establecidos en el Plan Hidrológico), por lo que quedarían 120 para poder trasvasar.

Enclm/Efe

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