viernes, 26 de abril de 2024
20/10/2016junio 7th, 2017
Agustín Yanel Agustín Yanel

Parece que algunos dirigentes del PP han descubierto, de repente, que en el diccionario de la lengua española también existen palabras como diálogo, consenso, negociación y colaboración. Y ahora dicen que, si Mariano Rajoy llega a ser investido para continuar como presidente del Gobierno, las van a aplicar a diario. Pero tienen un problema: después de cuatro años aplicando el rodillo de su mayoría absoluta, ese compromiso no es creíble.

El 20 de marzo de 2013, durante el debate sobre el estado de la Nación, el entonces portavoz del grupo del PSOE en el Congreso de los Diputados, Alfredo Pérez Rubalcaba, criticó las políticas que aplicaba el Gobierno del PP. Pero como Rubalcaba había formado parte del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero -que dejó al país en mala situación, aunque también hizo cosas beneficiosas para la ciudadanía-, Rajoy le respondió con una frase muy aplaudida por sus diputados: «Tiene usted una historia, y es que habla de lo que nunca hizo e hizo lo contrario de lo que ahora está proponiendo. Y así visto, ¿qué credibilidad tiene usted para plantear nada aquí? El problema es que usted tiene historia».


NI CASO A LA OPOSICIÓN

Esa misma frase se podría aplicar ahora a los dirigentes del PP cuando hablan de buscar el diálogo y el consenso, porque su historia reciente demuestra que han hecho exactamente lo contrario a eso que ahora prometen.

¿Quién les va a creer cuando dicen que gobernarán dialogando y buscando el consenso y la colaboración de los demás partidos, si durante cuatro años no han hecho caso a la oposición, han puesto en marcha demasiadas normas legales abusando de manera escandalosa de la poco democrática vía del decreto ley y se han empecinado en aprobar leyes muy importantes solo con sus votos, a pesar de tener unánimemente en contra al resto de los grupos del Congreso?

El portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, es uno de los que más hablan de diálogo y negociación. «Los ciudadanos han pedido en las urnas que nos entendamos en el Congreso para que haya una legislatura del diálogo y colaborativa», dice y repite últimamente en cada una de sus declaraciones públicas. Y tiene razón. Pero lástima que haya tardado tanto tiempo en darse cuenta.

UN COMPROMISO POCO CREÍBLE

También dice que, si comienza la nueva legislatura y continúan gobernando, la actitud del PP será la de «escuchar, aceptar enmiendas de otros grupos e intentar sacar las reformas con el mayor consenso posible». Pero muchos ciudadanos pueden recordarle, a él y a su partido, la frase de Rajoy a Rubalcaba: su problema es que tienen una historia que no se ha caracterizado precisamente por el diálogo y la colaboración, sino por la imposición.

Sorprende escuchar esas palabras en boca de Rafael Hernando, quien hasta ahora se ha caracterizado por sus declaraciones provocadoras, hirientes y en algunos casos rozando el insulto contra todo y contra todos. Sirva como ejemplo que, para él, Baltasar Garzón pasó de ser «juez prevaricador a payaso ilustrado», Javier Bardem es «un gran villano», Albert Rivera «naranjito», el juez Santiago Pedraz «un pijo ácrata» y la bandera de la Segunda República es ilegal. Pese a todo, bienvenido sea al mundo del diálogo si su compromiso es sincero.

Aunque en política todo es posible, cada vez parece más probable que el PSOE se abstendrá en la sesión de investidura, para salir de la actual situación de bloqueo y permitir que Rajoy -cuyo partido ganó las elecciones tanto en votos como en escaños- siga al frente del Gobierno. Si eso ocurre, lo que es seguro es que el PP ya no podrá seguir aplicando el rodillo que ha utilizado durante cuatro años y tendrá que negociar las leyes y normas que quiera poner en marcha, porque no tiene votos suficientes -ni siquiera con los de Ciudadanos- para que sean aprobadas.

UNA LEGISLATURA INCIERTA

No se puede aventurar cuánto tiempo podrá durar una legislatura en esas condiciones, con un Gobierno en minoría y una oposición que está como está: PSOE y Podemos con sus problemas internos de partido, los nacionalistas catalanes apoyando a quien incumple las leyes en vigor como fórmula para defender la independencia de Cataluña, Izquierda Unida casi desaparecida en el Congreso dentro del grupo que lidera Pablo Iglesias

De momento, la Mesa del Congreso ya ha dado la primera lección al Gobierno y al PP, para que asuman que se acabó el tiempo de la mayoría absoluta, y ha rechazado el veto que planteó el gabinete de Rajoy a la propuesta de la oposición para derogar el calendario de aplicación de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE).

Ahora hace falta que el Gobierno y el PP comprendan de verdad que la nueva situación les obliga a comportarse de otra manera, y que la oposición deje a un lado sus problemas partidistas y de liderazgos y se dedique a poner en práctica las políticas que la ciudadanía pide y necesita.

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