César del Río
Estaban, entre otros, el ministro José Ignacio Wert; el expresidente Felipe González; el secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle; el ex secretario general de la OTAN, Javier Solana; el presidente de la Fundación El Greco 2014, Gregorio Marañón; el compositor Alberto Iglesias… O apellidos como los Entrecanales o los Arango. Vamos, que había caché. Cada uno de su padre y de su madre, pero el pedigrí pululaba sobre cada rincón del espacio habilitado para la cena.
La cena.
Se había inaugurado «Metonimia», la exposición en forma de retrospectiva de la obra de la donostiarra Cristina Iglesias en el Museo Reina Sofía, estamos hablando del martes 5 de febrero en Madrid, y de las 200 personas que se dieron cita en ese espacio reservado más o menos la mitad tuvieron, horas más tarde, la oportunidad de cenar en privado.
Cristina Iglesias es una de las «popes» del arte actual con mayúsculas y Toledo y El Greco han establecido una estrecha relación con ella. De ahí que también estuvieran, entre tanto boato, el arquitecto Jesús Corroto, que colabora con ella en los proyectos que Iglesias está realizando en la capital regional; y Javier Ruedas, gerente de la Empresa Municipal de la Vivienda y miembro de la citada Fundación del pintor cretense-toledano que tantas alegrías nos tiene que dar aún, sobre todo en 2014, cuando se cumplen los 400 años de su muerte.
Varios toledanos en la cumbre artística madrileña, como pueden observar.
Por cierto, en esa exposición se puede contemplar que los espacios con más relevancia son precisamente las actuaciones que Iglesias va a realizar en Toledo, léase la denominada torre del agua en la Fábrica de Armas o el arte que impregnará la Plaza del Ayuntamiento y que se inaugurarán precisamente con motivo del cuarto centenario en el que se viene trabajando desde hace tiempo.
«En el proyecto que estoy llevando a cabo ahora en Toledo está la idea del agua como conductor de conocimiento y diálogo», dijo Iglesias en «El Cultural» de El Mundo días antes.
Trasvasemos ese agua a la política y hay días en los que no vemos ni lo uno ni lo otro. Ni conocimiento ni diálogo. Y así nos va. Todos los días nos liamos la manta a la cabeza y ni un solo propósito de enmienda. El famoso «y tú más» que impregna nuestras vidas.
El Greco, aún sin saberlo, lo intenta 400 años después de su muerte.
Pero ni por esas. Estamos abocados al enfrentamiento diario por más que unos y otros lancen mensajes de que intentan hacer lo contrario. Pues muy bien.
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