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viernes, 26 de abril de 2024
Prismáticos de un economista - 20 abril 2021 - Toledo
Vicente del Río Vicente del Río

Me gustan las cuentas claras en todos los asuntos que me afectan de una forma u otra; tanto en mi economía doméstica como en las relaciones profesionales que mantengo. Como ciudadano me interesa conocer los presupuestos de la localidad donde resido, así como los de mi comunidad autónoma y país.

Quiero estar informado de las cuentas del territorio donde  pago impuestos y mi familia disfruta de servicios comunitarios. Las explicaciones detalladas de las cifras en la economía personal, o de los ingresos, gastos y distribución de los mismos si hablamos de un presupuesto público.


Ejercicios de transparencia

Si hablamos de nuestra economía doméstica, una opción a contemplar es hablar con los jóvenes, según se van acercando a  la edad adulta, de las cuestiones más relevantes. Una valoración global de los ingresos de la unidad familiar y el reparto de los gastos de la casa, les puede ayudar a comprender mejor cómo funciona la realidad diaria. ¿Qué porcentaje de los ingresos de la familia va a parar a la compra de comida, a pagar la factura de la luz o a calentar la vivienda? ¿Tenemos muchas deudas? ¿Conseguimos ahorrar alguna cantidad a fin de mes? ¿Nuestro mobiliario o vehículos tienen ya muchos años?

También creo que es necesario que los ciudadanos mostremos interés por las cuentas públicas. Acercarnos a los números para conocer las principales fuentes de ingreso de mi localidad o país de residencia. Estar informados de la deuda de las distintas administraciones y de su evolución en el tiempo. ¿Qué sabemos  de las partidas de gastos principales y de su porcentaje sobre el total de ingresos? Conocer el engranaje de los dos ejes del gran invento social para la organización económica en común: el flujo de actividad económica que genera beneficios, rentas e  impuestos (ingresos públicos) y el uso y disfrute de los servicios a la comunidad (gastos públicos).

Cuando hablamos de los intereses en común de muchas personas, el ejercicio de transparencia del que administra y la conciencia cívica del administrado, acaban resultando esenciales. A la mayoría de los ciudadanos nos gustan las cuentas claras, que se consigan obtener los ingresos públicos que necesita la comunidad, que los gastos públicos se asignen correctamente y que tengamos la sensación de igualdad de trato, independientemente del barrio, pueblo, ciudad o comunidad donde residamos.

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