martes, 23 de abril de 2024
19/12/2011junio 14th, 2017
César del Río César del Río

Aparecen como las setas. Se reproducen por millares y aunque las escondan ahí están. Tarde o temprano, un día antes o uno después, salen a la superficie. Bien es cierto que estamos ya hartos de escuchar lo de las facturas sin pagar (después de cuatro años de silencio absoluto, cuando nos ponían tapa doble a cambio de un vaso de agua y nos creíamos que era lo normal porque cerrábamos los ojos aunque nos dieran pan para hoy y hambre para mañana) y que parece que son el cuento de nunca acabar, que lo que de verdad queremos es que el calendario de pagos sea ya una realidad, pero…

Ya están de nuevo aquí. Ha ocurrido en Ciudad Real y ya nadie se pregunta cómo, por qué y quién, sino qué hacemos ahora. Son, exactamente, 4.958 papeletas que bien parecen de la rifa, pero que por desgracia, al menos de momento, no tienen premio alguno. Para sus acreedores, claro. Ni siquiera en la semana de la lotería. Ya saben, compramos pensando en el por si acaso pero no tenemos confianza alguna en que el gordo venga a saludarnos. Se encontraban en un armario de la Delegación Provincial de Educación y de repente han salido de allí. ¡Otras 4.958 facturas sin pagar!


Que ascienden a la friolera de 46 millones de euros. Casi un tercio de lo que casi nos costó, por ejemplo, el intento de «ayuda» a los empresarios del aeropuerto de Ciudad Real, a los que Barreda quiso regalar un aval de 140 millones. O que bien harían una más que feliz navidad a cientos de ayuntamientos que están a verlas venir y que a este paso no tendrán ni para las velas por si les cortan la luz.

¿Hay torero para semejante morlaco?

«¡VAYA COCHAZO QUE TENÍA EL TÍO!»

Mientras, en Toledo, los socialistas de Page se reunían, pagando a escote las gambas y los langostinos (salvo los periodistas, todo hay que decirlo, a quienes nos invitan un año sí y un año también), y Barreda aparecía casi por sorpresa. 36 minutos de arenga para recordar, entre otras cosas, lo de ¡vaya cochazo que tenía el tío! El Audi famoso en el mundo entero, queremos decir. Del que, por cierto, dijo que era tan incómodo que no había político que lo utilizara (¿?).

Previamente Page había dicho de él poco menos que eran injustas las críticas que le habían lanzado. Incluso provocó la sonrisa silenciosa cuando se le escapó aquello de que es tan austero que se paga sus trajes y, atención, «siempre va con el mismo», lo que le corregiría Barreda minutos después («Emiliano, te has pasado», con una sonrisa).

Que su silencio tras los ataques a su gestión se debían a que «no podemos ser como ellos, porque podéis imaginaros lo que me ha pedido el cuerpo muchos días». Pues podía haber hablado y desmentido todo aquello de lo que se le acusa. Podía haber dicho que lo de CCM fue un mal sueño, que las facturas se pagan con apenas una demora de 90 días, que el déficit es puro cuento y que…

Pero no, él prefiere callar. Quizás hable en Madrid. Si le dejan los suyos.

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