En el mundo de los toros nunca se sabe. Se abren los chiqueros, sale el animal y es imposible adivinar lo que va a ocurrir. Y si el toro es imprevisible, más aún lo son los toreros. Sólo así se explica la actuación del albaceteño Antón Cortés en la segunda corrida de la feria del Corpus Christi de Toledo con los toros de Guadalmena, que en una hora pasó del más absoluto de los fracasos a acariciar un gran éxito, que no llegó sólo por el fallo con la espada.
El segundo toro, primero de su lote, fue un astado de excelente presentación, como todos sus hermanos. Parecía que podía ser un buen toro para Cortés, pero este nunca estuvo acoplado con su oponente. Toreó por la derecha, bastante desajustado y despegado del animal y mostrando muchas dudas. El culmen a una actuación realmente mala vino con la espada. Una estocada totalmente fuera de la suerte a la que siguieron los tres avisos tras una penosa serie de 32 fallos con el descabello. El de Guadalmena volvió a los corrales vivo y el de Albacete se metió entre barreras entre los silbidos del respetable y los improperios de un aficionado que, entre otras lindezas, catalogó al torero de «sinvergüenza y asesino».
Sin embargo, en el quinto de la tarde, un precioso berrendo en negro, Antón Cortés exhibió una tremenda vergüenza torera. Desde el principio salió dispuesto a pedir perdón a la afición, recibiendo al toro con una larga cambiada y buenas verónicas, que repitió en un cadencioso quite. Con la muleta vino la gran actuación del coleta, con un inicio con la rodilla flexionada que fue el preludio de una gran faena. Después de dos buenas tandas por la derecha, la cumbre llegó por naturales. Unos lances lentos, templados, muy ligados, que pusieron a la plaza en pie. Nuestro anterior aficionado dijo «sí señor» y comenzó a aplaudir. Perdonado quedó Cortés. Otra tanda más con la derecha con un pase de pecho eterno. La pena fue la espada, que cayó tendida. La tardanza del excelente toro en caer impidió un triunfo grande y merecido. Ovación para el toro y una merecida vuelta al ruedo para el torero que sonó a reconciliación.
PUERTA GRANDE PARA UN FIRME CAPEA
Todo esto sucedió mientras El Capea se convertía en el triunfador del festejo y de la feria al cortar una oreja a cada toro de su lote. En el tercero ya mostró sus ganas de causar buena impresión, con larga cambiada de rodillas y unas verónicas de mucho nivel. Tras brindis al público, inició su faena muy pausado. Sobresalió un extraordinario cambio de mano, el mejor lance de la faena. Estuvo bien con la mano derecha y mejor con la izquierda, a pesar de que el toro por ahí era un poco peor. El buen final en las cercanías del toro y la estocada tras un pinchazo le valió el trofeo.
En el sexto también estuvo muy sólido, parando al cornúpeta con dos faroles de rodillas y verónicas genuflexionadas. El de Guadalmena desarrolló bastantes complicaciones en banderillas pero Capea se sobrepuso a ellas en la muleta ganándole poquito a poco la partida. Basó su labor en la mano derecha, pero los mejores momentos fueron los larguísimos pases de pecho con la mano izquierda. La estocada entera le posibilitó abrir merecidamente la puerta grande.
Finalmente, no estuvo mal el torero de la tierra, Eugenio de Mora, que tuvo que pechar con el lote más complicado. En su primer toro mostró su experiencia y buen hacer, buscándole las vueltas a un toro que fue a menos y se apagó muy pronto. Hizo bien las cosas, se mostró firme, templado y vertical y consiguió hacerle una faena muy aseada y decente al astado. Tras un pinchazo alto y una estocada tendida recibió una cariñosa ovación de su público. El cuarto fue el más difícil de todos, un bonito toro castaño pero que se atornilló al suelo en la faena de muleta. A pesar de todo el trasteo tuvo un gran interés por ver a un torero experimentado como el de Mora de Toledo intentar hacer moverse a un toro que no tenía intención alguna de hacerlo. Lo consiguió y el público se lo reconoció, aunque los dos pinchazos antes de colocar dos estocadas y tres descabellos afeó su buen trabajo.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Toledo. Algo más de un cuarto de entrada. Toros de Guadalmena, de gran presentación y que en líneas generales fueron buenos, destacando el excelente quinto para:
Eugenio de Mora: ovación con saludos y ovación con saludos
Antón Cortés: pitos tras tres avisos y vuelta al ruedo
El Capea: oreja y oreja