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07/10/2012junio 13th, 2017

Perseguía grandes defraudarores y portaba órdenes de registro allá donde le llevaban las pesquisas de la Agencia Tributaria en el combate con el fraude fiscal cuando le llamó María Dolores de Cospedal para cambiarle a un despacho cercano al que ocupaba, también relacionado con la hacienda pública, pero que le quitaría el sueño muchas noches, como confiesa en la entrevista que le ha hecho encastillalamancha.es y de la que les adelantamos algunos contenidos.


Arturo Romaní Sancho, desde hace ocho meses consejero de Hacienda de Castilla-La Mancha; hasta entonces, miembro del Cuerpo Superior de Inspectores de Hacienda del Estado e inspector regional adjunto de la Dependencia de Inspección de la Delegación Especial de la AEAT de CLM y residente en Toledo desde el año 2004. 

Tenía todo más o menos controlado cuando la presidenta de Castilla-La Mancha le sacó de sus casillas para perdirle que pusiera orden, tijeras y pagos en las cuentas de Castilla-La Mancha, tras un intento fallido con el primer consejero al que se lo encargó tras ganar las elecciones en 2011.

Llegó a su cargo en febrero de este año como una sorpresa y un auténtico desconocido. Por aquel entonces este hombre, que no pestañeaba persiguiendo el fraude, temblaba como un flan ante el micrófono y los periodistas. Ocho meses después ha presentedo dos presupeustos generales de la Junta, liquidado más de 3.000 millones siguiendo el mecanismo de pago a proveedores, ordenado la contabilidad de la administración autonómica, recibido elogios de las horripilantes agencias de calificación americanas y se ha ganado el respeto del resto de miembros del Consejo de Gobierno, casi todos veteranos y acostumbrados al trajín de la política.

Diría que se ha ganado el título de consejero revelación de Cospedal entre los nueve que hasta la fecha ocupan o han ocupado ese cargo.

Y además, se hace un hueco reconocible en el panorama político castellano-manchego, lo que ha conseguido con sus señas de indentidad, que son la humildad del funcionario, la dialéctica del sentido común y la sabiduría de mantenerse alejado de las poses arrogantes del político profesional, tan común en otros.

Y es que aún alucina relatando los lujos que, a su juicio, rodeaban el trabajo en la Junta, él que iba en su propio coche a dar la patada en la puerta, orden en mano, para requisar los ordenadores de los defraudadores, cargarlos en su automóvil y vuelta a la Agencia en busca de más pruebas. Se echa las manos a la cabeza cuando recuerda la penuria en la que se mueven los altos funcionarios del Estado (y la normalidad, añado yo), tras comprobar que en la administración autonómica de una de las regiones más pobres de España «había enseguida un interino o un conductor o alguien para cada paso»… Contaba a encastillalamancha.es.

Sin levantar la voz ni la demagogia se ha ganado también la confianza de la presidenta, su principal aliada a la hora de cumplir sin pestañear con el plan de ajuste y no moverse ni una décima del objetivo de déficit, que tiene que dejar en el 1,5 por 100 del PIB regional, seis puntos menos de lo que se le encontró.

Ahora también levanta acta de comportamientos irregulares que no le dejan de soprender por la falta de rigor en las cuentas públicas castellano-manchegas de los últimos años. «Yo nunca hubiera podido ser consejero de un presidente como Barreda», afirma en la entrevista que publicaremos mañana íntegramente. De funcionario a funcionario, le preguntamos, ¿qué piensa de la gestión económica de la exvicepresidenta Marisa Araújo, interventora antes que política? Mañana se sorpendenrán con la respuesta.

2012, EL AÑO DE LAS MEDIDAS Y LOS INTERESES, LA PARTIDA QUE MÁS DUELE

El consejero de Hacienda jura y perjura que no habrá nuevas vueltas de tuerca a los ajustes y recortes y que, en ese sentido, «el año de las medidas fue 2012». Arturo Romaní afirma también que el Gobierno no contempla en ninguna de sus previsiones un escenario de 300.000 parados en Castilla-La Mancha y que calculan que en la segunda mitad del próximo año se puede empezar a notar recuperación económica. Así lo cuenta en la entrevista.

Y es que lo tiene muy claro. Los peores Presupuestos fueron los de 2012: 1.600 millones de euros menos de gasto de un plumazo. Éstos han sido más llevaderos, aunque Romaní declara que le duelen en el alma los «493 millones de euros» que hay que pagar al año por los intereses de la deuda. Ni más ni menos que lo que cuestan tres de las siete Consejerías de la Junta, varios institutos que prestan servicios públicos y las Cortes regionales. 

¿TIRAR LA TOALLA?

Con varios cientos de miles de facturas sin pagar cuando llegó al cargo y miles de proveedores «aporreando» los despachos de la Consejería de Hacienda para saber cuándo y cuánto iban a poder cobrar lo que les debía la Junta, es normal que Arturo Romaní confiese que desde que accedió al cargo, allá por el mes de febero y en solo ocho meses, han sido muchos los días y los asuntos, «de todas las materias», que le han quitado el sueño. Pese a todo, asegura que jamás pensó en tirar la toalla, «porque es el momento de dar un paso al frente» y no quedarse en la crítica fácil o en verlo todo negativo sin aportar soluciones.

¿Fusón de cajas? Depende. ¿De qué depende? Mañana lo explica claramente.

Interesante el retrato que traza Romaní de los personajes de la actualidad de Castilla-La Mancha, empezando por la presidenta. Y es que confiesa que «Cospedal tiene la culpa de que yo esté en política». A ver si adivinan qué parlamentario de CLM debería ser imitado por todos los demás o porqué es necesaria Carmen Riolobos. ¿Quién debe adaptarse a la realidad de que la cultura de la subvención se ha erradicado de Castilla-La Mancha? ¿Quién es el que hace fácil lo difícil?…

Mañana, la entrevista íntegra.

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